17 sujetos de nacionalidad peruana fueron el pasado martes hasta un departamento ubicado en Villa Lugano, capital federal para desalojar a la familia Pereira Salazar, quienes ocupan el inmueble desde hace poco más de un año.
«Yo estaba acostada, mi hijo iba saliendo del baño y en eso escucha como forzaron la cerradura de la puerta con un taladro. Entraron hombres y mujeres, las féminas se me metieron al cuarto, me agarraron e intentaron inmovilizarme, incluso me quitaron el celular para que no le avisara a nadie pero como pude me las desquité y avisé, grité por el balcón y mi hija que estaba al frente en casa de una vecina se vino», cuenta Yetzaida Salazar, de 48 años de edad, víctima del hecho.
Recuerda de manera desesperada como los sujetos sacaron a la fuerza a su hijo de 20 años de edad, al pasillo del edificio, prácticamente desnudo porque se estaba bañando. «Me dio mucha impotencia. Los vecinos salieron inmediatamente a defendernos y llamaron a los policías», quienes minutos después llegaron al edificio ubicado en la avenida Fernando de La Cruz.
Al llegar, colocaron contra el piso a las 17 personas entre hombres y mujeres. «Ahí se les explicó la situación. Los sacaron pero no quedaron bajo arresto» sino con una orden de alejamiento y custodia para las víctimas, quienes salieron lesionadas.
«En medio del alboroto, mi hija se vino con su amiguita de 14 años de edad, ella empezó a grabar y se observa como nos sacaron las camas, nevera, cocina, todo pero los vecinos lo volvían a meter y se ve cómo hay ese forcejeo. Ellos le gritaban no queremos a los peruano, fuera, fuera», explica la mujer, llena de impotencia.

La menor quedó desmayada por un momento, luego pudieron recuperarla. Finalmente, la policía puso una vigilancia permanente a los Pereira Salazar, aunque es sólo por siete días y este próximo martes finalizará.
«Teníamos mucho miedo porque el dueño del apartamento amenazó a mi esposo varias veces».
Sin embargo, en el mismo edificio le adjudicaron otro apartamento al cuñado de Rojas, ahí se quedaron unas siete personas como vigilando pero eso «lo usaban como deposito porque sacaron unos plasmas y aparatos de línea blanca, me contaron los vecinos porque en eso yo estaba en la policía denunciando».
El inicio del problema
A principios del año 2020, Mercedes, la señora de limpieza de Uno Motos, de la zona, de nacionalidad peruana, le ofreció a su compañero de labores, Joaquín un departamento que desde el Instituto de la Vivienda le habían adjudicado a su amigo y connacional Félix Rojas.
Ella los puso en contacto, «Félix dijo que no le gustaba hacer trato con las mujeres y que por eso hablaría con mi esposo. Un sujeto machista»; afirma Salazar.
Ese tipo de viviendas no se pueden alquilar ni vender porque son las que otorga el Estado a las personas en situación de vulnerabilidad, sin embargo, Rojas, quien tiene su casa en Pilar, la recibió y se atrevió a alquilarla, eso sí, se percató de no hacer ningún tipo de contratos para no dejar registro de nada.
«Todo fue de palabra. En febrero, marzo nos pidió el apartamento, no teníamos ni dos meses pero en eso llegó la cuarentena y se prohibieron los desalojos, ahí se calmó y desde entonces hasta diciembre, no supimos más. A finales de año nos pidió de nuevo la vivienda pero mi esposo le pidió un tiempo porque no teníamos el dinero para irnos de momento y además que la niña está estudiando cerca y yo trabajando».
Ahí fueron asesorados por los vecinos y por eso fueron a la Defensoría del Pueblo quien pidió un diálogo, admás recordó que esos departamentos no podían ser vendidos ni alquilados. Días después bajaron la guardia.
En medio de esas conversaciones, iniciaron las amenazas por parte de Rojas hacia Pereira.
«Estas jugando con fuego», le insistía Félix a Joaquín
El sábado 13 de marzo, dos sujetos curpulentos, de nacionalidad peruana fueron hasta el trabajo de Joaquín y le advirtieron que debía abandonar el departamento cuanto antes o que lo harían por la fuerza: la amenaza se cumplió el martes 16 de marzo.
«El día día del desalojo yo tenía sobre la mesa los pasaportes y documentos nuestros porque próximamente tendremos la cita en Migraciones pero se perdieron. Posiblemente se lo robaron ellos»
El peruano intentó abusar de la menor venezolana
Días después del alquiler en 2020, Félix Rojas fue hasta el departamento para ver una filtración en el baño pero la vecina de arriba no había llegado, así que se quedó un rato en casa de los venezolanos e invitó a la señora y su hija a tomarse un café, ellas rechazaron la invitación pero ante la insistencia, aceptaron.
Cuando estaban en la mesa, la señora se paró al tocador, a los minutos recibió un mensaje de la hija que se quería ir rápido de ahí. «Ella me tiene mucha confianza y me dijo que él le pidió un beso, le tocó las piernas y quería que se tomaran una foto. Lo peor es que él tiene una hija de 17 años de edad».
Cuando supieron de esto, no quisieron denunciar por desconocimiento, según ella, no sabía como eran los procedimientos en Argentina porque recientemente habían llegado de su Ciudad Guayana, natal.



Por esreviral.com