DESTACADO ANIVERSARIO

30 años de aquel trepidante domingo

Alexander Montilla

El 8 de septiembre de 1990 me incorporé oficialmente a El Regional del Zulia como Jefe de Redacción con el compromiso de inaugurarlo el último día del mes.  Desde el 16 de noviembre de 1987 había sido Secretario de Redacción de Panorama con responsabilidades en la elaboración de las portadas, combinando ese trabajo con mis funciones de profesor de Periodismo Interpretativo en LUZ. 

Decidí dar ese salto de Maracaibo a Ciudad Ojeda atraído por el proyecto que me propuso Andrés Finol en reuniones sostenidas en el hotel Kristoff.  El desafío de poner en marcha el primer diario en la historia de la Costa Oriental del Lago, con libertad de crear, sin ataduras políticas, al frente de un equipo joven, me entusiasmó definitivamente. 

El prestigio empresarial de Alberto Finol, entonces un industrial de 56 años, fue clave para asumir el reto. Esos 22 días preparatorios del lanzamiento fueron de vértigo puro. Al menos 14 horas diarias de trabajo permitieron adecuar aspectos técnicos esenciales, estructurar la logística, dar entrenamientos, crear pautas periodísticas, reforzar las contrataciones de personal y entrelazar los incipientes departamentos. 

Abundan las anécdotas de aquellos momentos.  Quisimos debutar usando sistemas computarizados cuando pocos periódicos en el mundo lo hacían. Tal atrevimiento nos costó decenas de percances que a ratos nos hacían temer por una demora en los lapsos acordados con Beto y Andrés. 

Pero más pudo la perseverancia. Y fue así como hicimos posible una arquitectura de páginas modernas a full color, al estilo de los principales tabloides de los Estados Unidos. 

La buena noticia era que la sala de redacción sí avanzaba a un excelente ritmo, elaborando contenidos para ese 30 de septiembre y días sucesivos. 

En Caracas estaba el Director Adolfo Herrera cumpliendo como profesor de la UCV. Vía telefónica hicimos una bonita amistad. Nos daba ánimos con sabias palabras, confiado en que estaría en Ciudad Ojeda el día de apertura. 

Imposible olvidar el arribo de avisos publicitarios.  A una semana de la fecha tope ingresó el 80 por ciento de las órdenes de inserción, pero sin los artes. Ya la edición número 1 proyectaba para más de 80 páginas, un gran riesgo porque significaba un múltiple tiraje en una rotativa que aún requería ajustes. Incluso, lucía como una sobrecarga para el departamento de fotomecánica, en el cual faltaban unos químicos. Sin embargo, ahí estaba el presidente de la editorial, Pablo Emilio González, quien ayudaba en las soluciones. 

A 48 horas del estreno, hubo otra avalancha publicitaria con salutaciones y felicitaciones a la familia Finol y al personal. Entonces, ya la compaginación rebasó las 100 páginas. Aunque yo venía de conocer la presión desde mediados de los 80 cuando lideré la reconstrucción del Correo de Los Andes en Mérida y cuando manejé las ediciones especiales con entrevistas a políticos y empresarios en La Nación de San Cristóbal, sentía que las horas volaban en El Regional. 

De todos modos, me acompañaba la ilusión porque en lo editorial había abundantes materiales de pegada.  Y la primera página ya estaba en mi mente con mucha fe. Se trataba de una imagen central con la foto de Don Francisco González, protagonista de un famoso comercial del Banco Industrial en el que decía “he vivido 100 años” al invitar a todo el país que siguiera su ejemplo de lucha. Y así titulamos el centro de impacto visual: “He vivido 100 años”. Fue nuestra forma de sellar el compromiso de seguir esa huella desde el periodismo y decirle al Zulia que El Regional no sería una aventura temporal porque lucharíamos, en cualquier terreno y circunstancia, para perdurar y servir. 

Finalmente, llegó el gran día. Era domingo. Nadie durmió en la víspera. Cuidamos los detalles. Ofrecí charlas cortas. Repasamos minuciosamente la planificación. ¡Y lo logramos!

En la madrugada rodó la máquina con los primeros 10 mil ejemplares. A las 8:00 am finalizó el tiraje y de inmediato se activaron los trabajadores de mantenimiento para la nueva puesta en escena.  El sol brillaba como nunca. El primer invitado en llegar al acto inaugural fue Monseñor Roberto Lückert, Obispo de Cabimas.  Le siguieron empresarios, comerciantes, autoridades universitarias, representantes gremiales y allegados a los propietarios. 

La emoción creció cuando arribó una caravana de seis vehículos. Eran Alberto Finol, familiares, Adolfo Herrera y ejecutivos del Grupo Ilapeca.  Orgullosos los recibimos con la primera edición en las manos, luego de lo cual recorrimos las instalaciones.  A los minutos ingresó el Gobernador Oswaldo Álvarez Paz con su comitiva.  Pese a la intensidad del programa, Beto tuvo el especial gesto de expresarme en privado unas palabras de gratitud, estímulo y reconocimiento por la meta alcanzada. Siempre soñó con regalarle un medio de comunicación a la Costa Oriental del Lago, y lo hizo realidad. 

El protocolo transcurrió dentro de lo previsto, hubo bendiciones, discursos y brindis, cuidamos los detalles correspondientes y, sigilosamente, nos apartamos con el elenco periodístico porque ya estábamos demorados para la segunda edición con el agravante de que el cansancio acumulado era evidente. 

En lo personal se trató de un año caliente; un 1990 inolvidable, porque se rindió el dictador Manuel Noriega, estalló la guerra del Golfo Pérsico, Violeta Chamorro derrotó a Daniel Ortega, terminó la dictadura en Chile, Mandela salió de prisión, se reunificó Alemania, asesinaron en Colombia a los presidenciables Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro, falleció Greta Garbo, el mexicano Octavio Paz ganó el Nobel de Literatura y Gorbachov el de la Paz,  Alemania conquistó el Mundial de Fútbol, Cincinnati se llevó la Serie Mundial…y nació el internet.  Ah, y también mi hijo Alexander Montilla Montalbán, flamante Médico Cirujano radicado en Argentina. 

De ahí en adelante concretamos muchas victorias en llave con Gilberto Urdaneta Finol, un joven y carismático Editor Presidente que tampoco conoció el descanso. A los 6 meses ya éramos líderes en circulación en Ciudad Ojeda y para comienzos de 1992 dominábamos todos los municipios de la COL.  Cumplida esa etapa de mi vida, el 15 de octubre de 1992 renuncié y regresé a Panorama como Jefe de Información hasta mayo del 2004.

Hoy, al cumplirse 30 años de El Regional del Zulia, doy gracias a la familia Finol por tomarme en cuenta. Gracias a mi inolvidable equipo de trabajo.  Gracias a la Costa Oriental por tanto apoyo.  Ahora soy un orgulloso seguidor de su edición digital y de sus redes sociales. 

¡Que Dios bendiga a El Regional del Zulia!

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