SOBRE LA SENCILLEZ

En la vida hay personas que les gusta hacer ostentación de lo que poseen sin saber que pueden ofender no solamente a Dios, sino despertar la envidia en los demás seres; en pocas palabras no hacen uso de la sencillez, la cual tiene por sinónimos ser una persona simple, humilde, y descomplicada.

La sencillez indudablemente tiene mucha importancia en la vida, como factor positivo y el contraste que existe con la pomposidad y la arrogancia, que son actitudes adversas, muchas veces erróneamente admiradas que han dado al traste con carreras, objetivos y propósitos que por el camino de la sencillez habrían obtenido diferentes resultados.

La sencillez es un factor importante que algunas veces puede pasar desapercibido pero que hace parte sustantiva del conjunto de valores humanos a los cuales hay que tener en cuenta. La sencillez, es hacer una especie de viaje por la vida solo con el equipaje necesario. La humildad tan parecida a la sencillez la entendemos como la virtud que consiste en el conocimiento de nuestras limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con ese conocimiento.

La humildad siempre trae beneficios mientras que el orgullo hace daño. En la sencillez existe semejanza con la humildad, la diferencia podría estar en que la humildad incluye casi siempre sencillez mientras la sencillez no pocas veces contiene implícita una actitud no necesariamente humilde.

Para el que no es sencillo por convencimiento y costumbre, la sencillez puede llegar a ser difícil y generalmente lleva a la persona a sentirse muy incómoda o incompleta cuando artificiosamente trata de suprimir algo de lo que ya es su acostumbrada complejidad, y ahora intenta conducirse con sencillez. La sencillez y la humildad son verdaderas cualidades que acompañan a la grandeza.

Mi ferviente deseo es que hay que actuar con sencillez y así estaremos plenamente satisfechos de nuestra conducta.

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