POR: GERÓNIMO FIGUEROA FIGUERA
Nuestra Óptica
¡No me lo contaron! Lo vi con mis propios ojos. Después de hacer algunas compras caminaba con mi hija y mi hijo por el final de la avenida Baralt, frente al mercado de Quinta Crespo en Caracas, nos dirigíamos a buscar el transporte que nos regresaría a casa, cuando de pronto se oyó una voz de mujer que dijo: ¡ahí viene el camión! Escuchada esa alerta, vimos como un camión blindado color blanco saltó sobre la acera y embistió contra unas personas que estaban trabajando como buhoneros, vendiendo lo que llaman mercancía seca, entre ellas discos quemaos y otras baratijas de segunda mano, suponemos eran de sus usos o compradas a terceros, para venderlas y sobrevivir frente a la tragedia humanitaria sembrada por la peste roja hace mas de dos décadas en Venezuela.
Mientras tratábamos de protegernos de la embestida del camión que saltó sobre la acera por donde caminábamos, vimos a una señora como de cincuenta años con una niñita de aproximadamente diez añitos, tratando de protegerse también de la embestida del camión, que al principio creímos había sufrido un accidente de frenos o de dirección al conductor, pero no fue así, el chofer tiró intencionalmente el camión contra los buhoneros y por carambola contra todos los ciudadanos que en ese momento caminábamos por ese sector caraqueño. La agresión por parte del conductor no solo puso en peligro la seguridad personal de los buhoneros sino la de los que en ese momento caminábamos por el sector.
Luego vimos como tres policías de la alcaldía del municipio Libertador de Caracas, los que llaman “policaracas”, agarraban la mercancía que los buhoneros al salir corriendo para salvar sus vidas dejaron abandonada en la acera en ese momento, y la echaban en el camión que minutos antes el chofer había tirado contra esos ciudadanos y los que caminábamos por la acera en ese momento. Eran dos mujeres y un hombre los que vimos uniformados como “policaracas”, actuando muy agresivos contra todos los ciudadanos que se topaban con ellos tratando de salvarse de la embestida del camión blanco. En ese momento sentimos mucha rabia ligada con impotencia contra esos delincuentes disfrazados de “policaracas”, y solo alcanzamos a decir: “son unos HDP”.
Entre rabia e impotencia recordé lo que a finales de Enero 2022 dijo el campeón de músculos, que dice ser Fiscal de la Nación para que denunciemos los abusos policiales, y miré el pecho de los uniformados de “policaracas” buscando el nombre o el número de placas que los identificara, pero no tenían nada de eso, tampoco el camión que tiraron contra los ciudadanos tenía placas de identidad, o sea, los propios malandros con licencia para agredir a los ciudadanos. En eso mi hija y mi hijo viendo mi molestia me agarraron por un brazo y me dijeron: “papá, tranquilo, no vale pena” y me sacaron del lugar donde habían ocurrido los hechos y nos dirigimos a esperar el transporte que nos llevaría de regreso a la casa.
Mientras esperábamos el transporte los malandros disfrazados de “policaracas” echaron toda la mercancía que los buhoneros dejaron abandonada y se marcharon para otras esquinas a repetir el episodio. Luego escuchamos a varios ciudadanos que suponemos deben ser buhoneros decir: “ellos no quieren que trabajemos, lo que quieren es que robemos, y de esa forma si nos dejan actuar para que le paguemos por esa protección, tal como lo hacía el sargento fulano”. No podemos negar ni afirmar lo dicho por estos ciudadanos contra ese supuesto sargento, pero lo que si podemos asegurar es lo que vimos y ya narramos más arriba en esta columna.
Un país donde según las estadísticas hay más de seis millones de desempleados, el 25% de su población salió huyendo por la terrible crisis humanitaria sembrada por la peste roja, y del restante 75% que todavía se mantiene batallando, el 85% viven en pobreza y de ese 85% el 74% está en pobreza extrema, lo cual significa que muchas veces se acuestan y se levantan sin poder comer nada. Definitivamente es necesario terminar con esa tragedia, pero antes hay que pasar por la elección de un nuevo liderazgo que no sea mentiroso y que elabore un plan con estrategias para terminar con la usurpación. Eso de pedir que se levanten las sanciones contra los corruptos, violadores de derechos humanos y narcotraficantes, es convertirse en cómplice y traidor a la causa al mismo tiempo.
Gerónimo Figueroa Figuera
CNP: 569
@lodicetodo
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