domingo, mayo 5, 2024
OPINIÓN

«AL» CASTRO. EL ECO DE UNA VOZ

POR: JOSÉ LUNAR LIRA

«La vida es solo insoportable para los que ignoran por qué motivo viven». Si alguien aprendió desde muy temprana edad el sentido de la vida, el respeto y el apego al trabajo, fué Alberto «AL» Castro, quién a los doce años llegó a la ciudad de Cabimas, procedente del Estado Falcón.

Conoció las limitaciones y dificultades, su adolescencia le dejó una huella en el mismo momento en que empezaba a tomar conciencia de su despertar, aprendió el valor de los principios éticos y morales.

Su trabajo profesional en el periodismo radial lo inició por una vocación innata, obedeció a su voz interior que le indicaba la importancia de las palabras, como el arma que tenemos los humanos para entendernos los unos a los otros.

Su experiencia en la radiodifusión comenzó en Radio Libertad, a partir de los años 60, donde en el transcurrir de cuatro décadas, su voz salía al aire cada mañana en su programa «La hora del Pájaro», que fué parte de la cotidianidad del cabimense.

Entendió que lo sencillo fué siempre más verdadero, «AL» Castro fué condecorado en honor al mérito y al trabajo con diversas «Ordenes» y «Clases» por instituciones públicas y privadas, municipales, regionales y nacionales.

Recibió reconocimientos y distinciones, fué una de las más significativas, el premio «Pellín», otorgado en la ciudad de Caracas por el Episcopado Venezolano, a los cien mejores locutores del país, y figuró en los primeros lugares.

«AL» Castro con su elocuencia, a su decir: «La verdad por delante», nos enseñó a través de su hilo conductor que en Cabimas, «La palabra es lo que salva». Para muestra de esa realidad fueron sus campañas las que hicieron eco en los organismos gubernamentales, logrando beneficios a nivel de infraestructura y servicios, contribuyó al desarrollo y el progreso de la ciudadanía.

En el ejércicio diario de la voz, pensamiento y lenguaje, fué parte de la cultura popular de ésta cálida Cabimas, imprimió a su trabajo un sello único y característico del habla zuliana, que lo hizo diferenciar de otros estilos.

Sus expresiones llenas de agudeza y fogosidad se nutrieron con vocablos propios, logró el respeto y la admiración de una comunidad que le brindó una alta estima social, haciéndolo patrimonio cultural-humano.

Su mayor riqueza, concebida como su mayor satisfacción, fué haber procreado una familia unida en base a la hermandad y solidaridad.

Creo, que a la vista de todos los cabimenses y de toda la región zuliana, no pudimos ver de otra manera la figura de «AL» Castro, sino como el mismo lo expresó: como un humilde servidor público que se ha consustanciado con el sentimiento del pueblo. Pueblo que lo aupó para incursionar en el campo político como concejal, como alcalde, pero a la final el arte metálico de un micrófono, fué la herramienta para luchar por todas las reivindicaciones socio-económicas-políticas de su comunidad.

«AL» Castro se confesó como un enamorado de su profesión con pasión y constancia. El 27 de diciembre al son de los tambores de San Benito su voz se apagó. Una voz que seguirá encendida como pebetero en el corazón de un pueblo que lo despide con honores. Paz a su alma, que Dios lo reciba en su Sagrado Reino.

JOSÉ LUNAR LIRA
FILÓSOFO

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