Maracaibo.- Para brindarles herramientas que les garanticen un mejor rendimiento académico y su pleno desarrollo intelectual, la Alcaldía de Maracaibo a través de la Dirección General de Desarrollo Social, benefició con el programa oftalmológico Ver Para Aprender a 55 niños y niñas del municipio.
Gracias a la alianza con la empresa Opticolor y el apoyo del Club de Leones y la Fundación de Padres y Amigos de Jóvenes y Adultos con Discapacidad Intelectual y del Espectro Autista (FUNPARM), se realizó con éxito la primera entrega de lentes del año 2025 la mañana del viernes 9 de mayo, dándole continuidad a este programa que busca mejorar la calidad de vida de niños con patologías visuales como miopía, astigmatismo y estrabismo.
“Desde el inicio de este programa junto al alcalde Rafael Ramírez Colina, hemos llevado a cabo este programa con dedicación y compromiso. Nuestro objetivo ha sido brindar el apoyo necesario a todos nuestros niños, niñas y adolescentes. Hoy, les entregamos una herramienta que mejorará su capacidad visual, facilitando así su proceso de aprendizaje y permitiéndoles estudiar sin dificultades.
En su más reciente edición realizada en la sede de la FUNPARM, el programa benefició a niños de las 18 parroquias de la ciudad, en edades comprendidas entre 4 y 10 años.
Por su parte, Jackeline Simancas, directora general encargada de Desarrollo Social, precisó que hasta la fecha se han realizado 27 entregas de lentes desde el año 2022, totalizando más de 820 beneficiados. “Gracias a las alianzas que hemos sostenido con el sector privado, podemos hacer este donativo a las familias de escasos recursos cuyos niños enfrentan problemas de visión”, concluyó.
Gabriela Vivas, ama de casa de 27 años y madre de la niña Noemí García, de 9 años, beneficiada en esta entrega, califica el programa Ver para Aprender cómo una “bendición”, ya que le permitirá a su hija “tener un mejor desarrollo y mejorará su calidad de vida”
“A Noemí le cuesta ver de lejos”, relató García. “Recuerdo un día en que me dijo: ‘Mami, ¿Ves aquellas eléctricas que están allá?’ Yo le respondí que sí, pero ella me miró con tristeza y me dijo: ‘Yo no’. Eso me entristeció”. La angustia de ver a su hija enfrentarse a dificultades en su desarrollo académico se convirtió en un motor para Gabriela. Desde ese momento, decidió hacer todo lo posible para buscar ayuda.
“Gracias a Dios llegó el día”, comentó Gabriela. “Es una bendición porque ahora, a la hora de ir a leer en la pizarra, ya no tendrá que luchar como antes”. XX DCI / Alcaldía de Maracaibo