Salud.- Una nueva subvariante del SARS-CoV-2 ha comenzado a llamar la atención de la comunidad científica internacional y de las autoridades sanitarias en Estados Unidos. Se trata de NB.1.8.1, una mutación derivada de la familia ómicron que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha mostrado un crecimiento constante en las últimas semanas y ya ha sido clasificada como “variante bajo monitoreo”.
Detectada inicialmente a comienzos de 2025, NB.1.8.1 ha sido identificada en estados como California, Washington, Virginia y Nueva York, en su mayoría gracias a la vigilancia epidemiológica en aeropuertos.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), esta variante está asociada a un aumento leve pero constante en la positividad de pruebas PCR en viajeros provenientes del exterior, lo que podría indicar una circulación comunitaria silenciosa.
Esta subvariante contiene una combinación de mutaciones en la proteína de la espiga del virus, entre ellas T22N, F59S, G184S, A435S, V445H y T478I. De acuerdo con el último informe técnico de la OMS, estas alteraciones podrían permitirle a NB.1.8.1 evadir parcialmente la inmunidad generada tanto por infecciones anteriores como por las vacunas existentes, aunque no se ha reportado una pérdida total de protección, afirmó en un comunicado la OMS.
Los síntomas asociados a NB.1.8.1 no difieren significativamente de los de otras subvariantes de ómicron. Entre los más frecuentes se encuentran la fiebre, fatiga general, dolor de garganta, tos seca, congestión nasal y dolores musculares.
Sin embargo, médicos de centros hospitalarios en Nueva York y San Francisco han reportado que algunos pacientes experimentan síntomas más prolongados, incluso con cuadros clínicos leves, lo que ha reactivado las alertas sobre el “COVID prolongado”.
La OMS considera que, por ahora, el riesgo para la salud pública global sigue siendo bajo. No obstante, enfatiza la necesidad de continuar con una vigilancia activa, así como mantener las medidas preventivas, especialmente en espacios cerrados o con alta densidad de personas.
Expertos en salud pública de la Universidad Johns Hopkins recomiendan reforzar la vacunación de refuerzo, sobre todo en personas mayores de 60 años y aquellas con enfermedades crónicas, al tiempo que insisten en la importancia de mantenerse informados a través de fuentes oficiales ante cualquier evolución del virus.
La aparición de NB.1.8.1 confirma que la pandemia aún no ha terminado del todo y que el virus continúa adaptándose. La colaboración entre países y la inversión en ciencia siguen siendo clave para evitar una nueva ola global.
Las recomendaciones siguen siendo:
–Uso de mascarilla: Especialmente en lugares cerrados o con alta densidad de personas.
–Higiene de manos: Lavarse frecuentemente con agua y jabón o usar soluciones alcohólicas.
–Distanciamiento social: Mantener al menos 1,5 metros de distancia con otras personas.
–Vacunación: Recibir dosis de refuerzo, especialmente para mayores de 60 años y personas con enfermedades crónicas.
–Ventilación de espacios: Abrir ventanas y mejorar la circulación del aire en interiores.
Evitar compartir objetos personales: Como utensilios, comida o bebidas.
–Cubrirse al toser o estornudar: Usar el antebrazo o un pañuelo desechable.
–Informarse a través de fuentes oficiales: Seguir recomendaciones de la OMS y autoridades sanitarias locales.
Fuente/Revista Semana Colombia
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