Ha señalado que su hermano Josnar Adolfo Baduel es víctima de un aislamiento prolongado dentro de El Rodeo I, y que ha perdido entre seis y ocho kilos de peso debido a las restricciones de alimentos y agua
Nacionales.- Andreina Baduel denunció este lunes la prohibición de visitar a su hermano, el preso Josnars Adolfo Baduel, tras señalar las graves condiciones de reclusión dentro de la cárcel de máxima seguridad de El Rodeo I, en el estado Miranda.
Baduel afirmó en sus redes sociales que las autoridades de la cárcel justificaron su decisión «porque supuestamente al denunciar las violaciones de DDHH y las condiciones a las que está siendo sometido en el Rodeo I, estoy ‘Incitando al odio».
La semana pasada, la hermana del preso político –uno de los condenados por la llamada operación Gedeón– junto a otras personas denunció ante el Ministerio Público las «condiciones inhumanas» dentro de El Rodeo I.
Sostuvo que su hermano es víctima de un aislamiento prolongado y que ha perdido entre seis y ocho kilos de peso, debido a las restricciones de alimentos y agua. Recordó que ya tiene una condición médica generada por las «torturas a las que fue sometido» durante su reclusión en el Sebin y por las que requiere cuatro intervenciones quirúrgicas.
«Seguimos denunciando para que cese la tortura, para que cesen las violaciones a los derechos humanos, y es que me acompaña un gran temor porque es público, notorio y comunicacional el horror al que fue sometido mi padre y por lo cual murió en custodia, y que hoy temo que mi hermano y muchos presos políticos corran la misma suerte», afirmó Baduel.
Los familiares de presos políticos trasladados a la cárcel de El Rodeo I han denunciado que ninguno de los presos comparte celda, que son de 2×2 metros con una litera, una colchoneta fina y una letrina. También se les prohíbe tener contacto entre ellos. La alimentación es restringida, no tienen agua de forma regular, tampoco cuentan con luz eléctrica o reciben luz directa del sol.
El trato a los familiares durante las visitas es calificado por ellos como «degradante». Se les somete a requisas exhaustivas y se les encapucha hasta llegar al lugar de la visita, donde apenas cuentan con 1o o 15 minutos y no pueden hablar de cuestiones que los custodios presentes –generalmente tres por preso– consideren «delicadas». Tampoco se pueden tocar o abrazar, pues las entrevistas se hacen con un vidrio de por medio. (Tal Cual Nacionales).
Foto Cortesía Tal Cual.
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