Política.- La noticia del atentado al precandidato presidencial colombiano, el joven senador Miguel Uribe Turbay, este sábado, cuando salía de una reunión política en Bogotá, estremeció al país sudamericano y le hizo revivir los momentos más oscuros de Colombia, en las violentas décadas de 1980 y 1990.
Ese tiempo se llevó, entre otros altos dirigentes políticos, jueces, militares, fiscales y periodistas colombianos, la vida de la madre del político que hoy lucha por sobrevivir, Diana Turbay, la periodista hija del expresidente de Colombia César Turbay Ayala, que fue primero secuestrada junto a otros colegas en 1990 por el cartel de Medellín, dirigido por Pablo Escobar, y murió un año después en un intento de rescate.
Miguel Uribe Turbay, quien tenía cinco años cuando su madre fue asesinada, corre, 34 años después, el mismo peligro. Los colombianos están conmocionados porque avizoran un posible recrudecimiento de la violencia política en el país.
El precandidato por el partido Centro Democrático, fundado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, estaba en un acto público en la localidad de Fontibón al sur de Bogotá cuando fue baleado en la cabeza y en su muslo izquierdo, ataque que lo mantienen debatiéndose entre la vida y la muerte en la clínica Santa Fe de la capital colombiana, donde se le practicaron dos complejas cirugías cerebrovasculares de emergencia y se mantiene en cuidados intensivos con pronóstico crítico.
Además, otras dos personas resultaron heridas en medio del incidente, una de ellas ya fue dada de alta, mientras la otra recibe también asistencia médica.
Las balas provenientes de una pistola Glock de 18 tiros, portado por un sicario de 15 años de edad, responsable del ataque, quien fue atrapado de inmediato en medio de la confusión y consternación por miembros del esquema de seguridad del dirigente político, y que se encuentra bajo fuerte custodia policial en la clínica donde fue llevado herido en una de sus piernas producto de enfrentamiento con un grupo de civiles y guardias de seguridad que lo persiguieron hasta darle alcance; son las señales de humo que está enviando la violencia cruel que quiere recrear el terror en una población que nunca ha podido lidiar con éxito la batalla que les devuelva la paz, y los aleje de los peligros de vivir en una nación dominado por el narcotráfico y la delincuencia organizada.
Dependiendo de su recuperación y respuesta a esta acción criminal, este evento podría fortalecer la imagen política de Miguel Uribe Turbay, y generar apoyo adicional a la candidatura del joven, quien ha sido duro crítico de la administración Petro, y que hace escasos días celebraba con algarabía el hundimiento de la consulta por la Reforma Laboral propuesta por el Pacto Histórico y el presidente Gustavo Petro; o bien podría truncar de forma nefasta y abrupta su participación en la contienda electoral.
Sismo político y terrestre
Los bogotanos no se recuperaban de el clima tenso de pasar horas pegados a sus televisores pendientes y orando por la evolución satisfactoria del estado de salud de Miguel Uribe, cuando a las 08:08 a.m. hora local, un sismo de magnitud 6,3 con epicentro en Paratebueno-Cundinamarca, según reportes del Servicio Geológico de ese país; les dio otra sacudida.
Ahora el alcalde de la capital, Carlos Galán, coordinaba junto a los organismos de emergencia la afectación del temblor, que al igual que el atentado del senador Uribe Turbay atemorizó y mantiene en vilo a los bogotanos.
Por su lado el ministro de defensa, Pedro Sánchez, reveló que se dispuso más de 100 investigadores de la Policía Nacional, junto con la Fiscalía General de la Nación y toda la comunidad de inteligencia, para conocer lo más pronto posible quién estuvo detrás del ataque al senador del Centro Democrático, prometiendo una investigación exhaustiva para determinar los responsables y evitar que hechos similares se repitan.
El atentado contra el senador Uribe Turbay, ha generado una fuerte reacción tanto en Colombia como en la comunidad internacional.
Decenas de manifestantes salieron a la calle en Bogotá para manifestar su rechazo por una posible vuelta a la oscuridad de la muerte por ataques violentos como el ocurrido contra este dirigente político.
Nuevas presiones para Petro
El gobierno colombiano ha condenado enérgicamente el atentado y ha ofrecido una recompensa millonaria por información que ayude a esclarecer los hechos. Por su parte, el presidente Gustavo Petro rechazó el ataque y pidió respeto por la vida, sin embargo, su Gobierno se verá presionado para tomar medidas que garanticen un proceso electoral seguro. Además, podría influir en la percepción de la gestión de seguridad pública del actual gobierno.
El atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay tiene implicaciones profundas en la política colombiana, especialmente en el contexto electoral de 2026. Entre ellas, este ataque reabre el debate sobre la protección de los aspirantes presidenciales y líderes políticos en Colombia. Históricamente, el país ha enfrentado violencia política, y este evento podría llevar a un refuerzo de las medidas de seguridad.
La violencia política contribuye a la polarización y afecta el debate democrático. Podría generar un ambiente de tensión e intimidación que limite la libre expresión y participación electoral.
La seguridad política es un tema de interés global. Es probable que organismos internacionales expresen su preocupación y demanden garantías para la protección de líderes y ciudadanos.
Las repercusiones de este atentado no solo afectan la integridad de Uribe Turbay, sino que también impacta el panorama político, la seguridad democrática y la estabilidad del proceso electoral del país. Será crucial observar cómo evolucionan las investigaciones y las medidas gubernamentales que se tomen tras este grave y violento ataque.
