Salud.- Un revelador estudio de la Universidad de Stanford, publicado en Nature Medicine a finales de junio de 2025, propone una nueva forma de entender el envejecimiento humano: no desde la edad cronológica ni desde convenciones sociales, sino desde la biología molecular.
Se analizaron más de 4.200 muestras de plasma sanguíneo de personas entre 18 y 95 años. Cada muestra fue evaluada en función de más de 3.000 proteínas, de las cuales 1.379 mostraron variaciones significativas con la edad.
Estas variaciones permitieron establecer una cronología objetiva del envejecimiento, basada en cambios moleculares y funcionales del organismo.
Las tres etapas de la vida adulta
Según los resultados, la vida adulta se divide en tres fases biológicas.
La primera etapa es la de la edad adulta entre los 34 y 60 años aproximadamente, cuya característica principal es el inicio de cambios moleculares leves, seguida por la etapa de la madurez tardía con una edad aproximada de 60 a 78 años, donde se comienza la aceleración del deterioro físico y molecular, y finalmente la vejez, desde los 78 años aproximadamente, etapa donde se dan los cambios pronunciados en funciones biológicas.
Este modelo desafía la idea tradicional de que la vejez comienza a los 60 o 65 años, y propone que el cuerpo entra en la etapa de vejez a los 78 años, cuando los cambios moleculares se intensifican.
Implicaciones sociales y médicas
Los primeros signos de envejecimiento aparecen desde los 34 años, lo que sugiere que los cuidados deben comenzar mucho antes de lo que se pensaba, por lo que debe darse una prevención temprana.
Esta redefinición podría impactar en la planificación de jubilaciones, atención médica y percepción social de la edad avanzada contentivas en las políticas públicas.
El uso de biomarcadores moleculares abre la puerta a tratamientos adaptados a cada etapa de la vida, lo que permite un diagnóstico personalizado.
Los superancianos
El cardiólogo estadounidense, Eric Topol, respondió a una entrevista a la BBC News Mundo, donde aseguró que atendió por primera vez a una señora de 98 años, y le llamó la atención que no había un pariente acompañándola, y cuando le preguntó cómo había llegado al centro médico, ella respondió que había conducido ella misma.
“Pronto aprendería mucho más de esta dama excepcionalmente vibrante y saludable, que vive sola, tiene una extensa red social y disfruta de su soledad”, destacó Topol.
Topol, quien es el fundador y director de Scripps Research, un reconocido instituto de investigación médica en Estados Unidos, tiene una amplia carrera como científico y es autor del libro «Super Agers: An Evidence-Based Approach to Longevity» (Superancianos: Un enfoque basado en la evidencia sobre la longevidad), que fue elogiado por destacados científicos, entre ellos, algunos premios Nobel.
«Este libro revelador muestra que el secreto de la longevidad no reside en el milagro de las pastillas antienvejecimiento, sino en avances científicos revolucionarios», escribió la bioquímica Katalin Kariko, ganadora del Nobel de medicina 2023.
En conversación con BBC Mundo, el médico de 71 años advierte sobre mitos y pseudociencia, sobre «un montón de afirmaciones falsas que están circulando, suplementos antienvejecimiento de los cuales no se tiene evidencia, y procedimientos y terapias, que se venden sin ninguna base científica”.
«Tal vez, algún día tengamos una píldora mágica, pero lo cierto es que no la tenemos, ni siquiera estamos cerca”, expresó Topol.
El objetivo de las investigaciones hechas por este científico, es dar a conocer lo que la ciencia ha demostrado con hechos, datos y evidencia, que «funciona» en el proceso de envejecer saludablemente.
Topol habló de su historia sobre los “superancianos”, indicando que son prototipos intactos en todos los sentidos, “y que eso no está en sus genes”.
“Eso ya lo habíamos aprendido en un estudio que hicimos de gran alcance: estas personas que alcanzan un estado increíble, saludable, de envejecimiento, en su recorrido hasta llegar a los 100 años, no es que, en general, formen parte de un patrón de familia, sino que representan toda su vida se ha cuidado no solo en términos de actividad física y alimentación, sino que también tiende a tener una disposición muy alegre, lo que va de la mano con las muchas interacciones sociales que ha construido”, explicó.
Envejecimiento saludable
Para el investigador Topol, la idea es contar con un envejecimiento saludable y no llegar a adultos mayores, como sucede en la mayoría de los casos, con enfermedades crónicas y dolencias graves relacionadas con la edad.
Destacó que lo que explica con claridad encontrarse en el camino con un montón de superancianos, es que el sistema inmunológico en estas personas está intacto, y así es como se protegen contra el cáncer, las enfermedades neurodegenerativas y las cardiovasculares.
“Tienen el tipo de respuesta inmune correcta para protegerlos y no reaccionar de manera exagerada. Esa es la explicación más probable”, adicionó.
Refiere que todos pueden tener ese tipo de sistema inmunológico, a través de un estilo de vida saludable: evitar una dieta que promueva la inflamación y hacer ejercicio, porque eso la reduce, como también lo hace dormir bien.
“Algo que no estamos entendiendo sobre estas enfermedades comunes, relacionadas con el envejecimiento, es que cuando heredamos el genoma de nuestra madre y de nuestro padre, no es que obtengamos el uno o el otro, sino que es una mezcla de los dos y esa mezcla es diferente”, dijo.
Aunque ha mencionado la importancia de la alimentación, de dormir lo suficiente y de las relaciones sociales en el proceso de envejecimiento, dice que «el ejercicio puede considerarse como la intervención médica más eficaz que conocemos».
“El ejercicio, y los datos lo confirman, es extraordinario. Si fuera un medicamento, sería el mayor avance farmacológico que pudiéramos tener. Y no solo se trata de ejercicio aeróbico, como caminar a paso rápido o montar en bicicleta, sino también hacer entrenamiento de fuerza y entrenamiento de equilibrio. Ambos son realmente importantes”, aclaró.
Lo fascinante es que el ejercicio ayuda a que el sistema inmunológico sea muy saludable.
En su libro Topol destaca lo intrigantes que resultan los cerebros raros de los “superancianos” que a los 80 años, tienen la memoria de personas de 20 años o 20 años más jóvenes.
El cerebro de los ancianos más vigorosos resultó ser increíblemente saludable. Pero “hay algo que debemos tener en cuenta: la mayoría de estas personas a medida que envejecen, cuando tienen 90 años y más, desarrollan las mismas proteínas mal plegadas, como el amiloide y la tau, en el cerebro, sin desarrollar inflamación contra esas proteínas, se adaptan y su estructura cerebral parece intacta, de allí que no desarrollen enfermedades como el Alzheimer”.
Eric Topol ha desarrollado su carrera como médico, investigador, autor y profesor, aprendiendo de sus superancianos.
“Me hacen ver lo que nos está haciendo falta en la medicina, en qué hay que trabajar, me lo enseñan todo el tiempo. Aunque yo trato de ayudarlos, ellos me están ayudando a mí y eso me hace sentir muy agradecido.
Es grandioso lo mucho que nos están enseñando sin darse cuenta cuando precisamente nosotros tratamos de ayudarlos.
Reflexión final
Este estudio no busca etiquetar a las personas, sino ofrecer una herramienta científica para comprender mejor el envejecimiento. En lugar de basarse en calendarios, se basa en lo que el cuerpo realmente está experimentando.