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CUANDO LA ANSIEDAD NOS ACOMPAÑA

por Mileydi Piña
NILMARYBOSCAN

POR: ABG. NILMARY BOSCÁN MALDONADO

Cuando la ansiedad aparece, así como es ella, de forma repentina y sin previo aviso no comprendemos lo que está sucediendo, es un sacudón repentino y desagradable que sentimos en todo nuestro ser, una sensación de desequilibrio y desorden que, en principio, no sabemos descifrar. Incluso, cuando surge ese festival de síntomas, podemos hasta pensar que vamos a morir, cuando en realidad no es así.

Todos experimentamos periódicamente miedo y ansiedad. El miedo es una respuesta emocional, física y conductual ante una amenaza externa inmediatamente reconocible (p. ej., un intruso, un auto que pierde control, etc.)

“La ansiedad desde el punto de vista sicológico es una sensación de nerviosismo, preocupación o malestar que forma parte de la experiencia humana normal. También está presente en una amplia gama de problemas de salud mental, incluyendo el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de angustia y las fobias. Si bien cada uno de estos trastornos es diferente, todos presentan una aflicción y una disfunción específicamente relacionadas con la ansiedad y el miedo. Los trastornos de ansiedad se caracterizan por el miedo y la ansiedad persistentes y excesivos y los cambios de comportamiento disfuncionales que un paciente puede utilizar para mitigar estos sentimientos. Los trastornos de ansiedad se diferencian entre sí en función de los objetos o las situaciones específicas que inducen el miedo, la ansiedad y los cambios de comportamiento asociados”. (Por John W. Barn Hill, MD, New York-Presbyterian Hospital).

Los trastornos de ansiedad son más comunes de lo que se cree y aun más en estos tiempos donde vivimos en constante presión y stress. Actualmente la salubridad mental es una terma de salud pública que amerita la creación de políticas públicas que promuevan la orientación, el apoyo médico y emocional para las personas afectadas por esta y otras patologías.

La Organización Mundial de la Salud, calcula que un 4% de la población mundial padece actualmente un trastorno de ansiedad. En Venezuela, Según PSICODATA 2024, la mayoría de la población se considera optimista, pero 20% sufre niveles moderados o altos de ansiedad y depresión, 89% desconfía del otro y 37% percibe miedo colectivo.

La ansiedad no mide sexo, raza, color, edad, ni condición social puede llegar en cualquier momento, la buena noticia es que se puede controlar, el tratamiento a tiempo es de gran importancia para tratar esta enfermedad y así evitar que los síntomas tengan mayor incidencia en nuestro comportamiento a diario.

La ansiedad puede sobrevenir por exceso de pensamientos negativos continuos, preocupaciones, miedo al futuro, stress, situaciones traumáticas (familiares, económicas, enfermedades, laborales etc.), que se van acumulando y aumenta cuando no se busca ayuda a tiempo.  Conversar sobre nuestras preocupaciones y buscar orientación profesional nos brinda herramientas para enfrentar la ansiedad.

El exceso de pensamientos y sufrir en silencio,  nos pone duras cargas emocionales que pueden desencadenar episodios de ansiedad, donde entre algunos de sus síntomas están : agobio,  sensación de amenaza o peligro,  ganas de huir, inseguridad,  dificultad para tomar decisiones,   temblor,  contracciones o sensación de agitación, tensión o dolor muscular,  inquietud,  dificultad para respirar o sensación de ahogo palpitaciones o taquicardia,  sudoración o manos frías y húmedas boca seca,   mareos o sensación de inestabilidad, molestias abdominales, sofocos o escalofríos, sensación de “nudo en la garganta” sensación de que va a suceder algo respuesta de alarma exagerada dificultad para concentrarse o “mente en blanco “dificultad para conciliar el sueño, irritabilidad, descontrol,  sensación de morir.

Los síntomas se van manifestando progresivamente haciéndote sentir como un tren fuera de control que se descarrila, generando el estado ansioso, es un desagradable sentir que se va apoderando de la persona en corto tiempo.  En ese momento lo mejor es el acompañamiento empático, sin preguntas, sin juzgar, sin pedirle a la persona que se calme, porque es algo que viene por sí solo, es incontrolable y por más que la persona quiera sentirse tranquilo, son minutos en donde los nervios se apoderan de su cuerpo arrebatándole la tranquilidad. Si quieres ayudar, puedes decirle: “Si me necesitas, acá estoy para ti”, “Te apoyo y te quiero”, “Aquí estoy contigo”. Luego que el vendaval pase, es buen momento para conversar sobre las posibles causas que desencadenaron ese episodio.

Escuchar es primordial. Y aunque algunas veces una persona con ansiedad preferirá ocultar sus sentimientos de preocupación, tristeza o miedo por ser consideradas como negativas o inmaduras, si deseas ayudarla permite que hable, invita a comunicar lo que siente. Realizar técnicas de relajación, de respiración o ir a terapia pueden ayudar a controlar los pensamientos negativos. La persona con trastornos de ansiedad necesita dedicación, compañía y tiempo, atención psicológica, así como un espacio propio.

Los trastornos por ansiedad requieren de aceptación para reconocerla, comprender que no vas a morir, simplemente surge cuando menos lo esperas, despeja la mente con acciones que te ayuden a recuperar el control.

La ansiedad le puede pasar a cualquiera, hay que normalizar estos temas porque muchas que personas la padecen y les da pena manifestarlo por miedo, para no pasar por débil o víctima. Ocultar la ansiedad te consume por dentro. Hablar de ello es muestra de valentía y no de debilidad.

“La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir al desarrollo de su personalidad. “

Abg. Nilmary Boscán Maldonado

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