DR. PEDRO DUARTE
Siempre me ha gustado la frase del gran psicoanalista Sigmund Freud, considerado el Padre del Psicoanálisis, cuando manifiesta: “He sido un hombre afortunado, nada en la vida me ha sido fácil”. Sin duda que vivimos en una sociedad que ama el facilismo y si algo refuerza esta especie de comodidad en estos tiempos, es el exagerado acceso a instrumentos que con solo pisar una tecla parece que nos colocasen el mundo en nuestras manos.
El esfuerzo por lograr los objetivos, en muchas oportunidades es casi mínimo, no hay la intención del sacrificio, de sentir la alegría por lograr alcanzar la meta con esfuerzo, con dedicación, con empeño, con perseverancia, de decir al final del camino “parecía imposible, pero lo logré”, entendiendo que para llegar a la resurrección es necesario pasar por la rudeza de la cruz, y es precisamente esto lo que redobla el valor en lo que se alcanza.
La filosofía y por ende los filósofos, se han dedicado a cuestionar el mundo, el sentido de la vida, para qué estamos acá, mientras que el esfuerzo es una respuesta que motiva a actuar, que acompaña al convencimiento de que la acción que se emprende merece la pena; esto supone tener confianza en nosotros mismos, así como esperar un futuro mejor.
Es necesario redoblar los esfuerzos en favor de nuestra juventud, que son la esperanza del mundo, ya lo decía el Papa Juan Pablo II refiriéndose a ellos que América es el Continente de la esperanza, pero esto supone hacerles ver la necesidad de tener metas alcanzables en la vida, seguro que esto contribuirá a su felicidad. Es lamentable la cantidad de Jóvenes que esperan lograr las metas sin hacer ningún tipo de esfuerzos, que buscan alcanzar el éxito de un día para otro, que pretenden que todo caiga del cielo, que no son capaces de emprender el camino, de dar los pasos necesarios con el debido esfuerzo para finalmente conseguir el éxito esperado.
El esfuerzo implica enfrentar las dificultades con el ánimo de superarlas y así poder lograr la meta trazada, evaluando los pasos dados para caminar hacia el objetivo. También supone la puesta en práctica de acciones enérgicas que ayuden a conseguir algo, con esto podemos decir que está íntimamente relacionado con la perseverancia y la disciplina.
Todo lo que vale la pena, es cuesta arriba. Muchos de los sueños que hemos tenido son cuesta arriba, mantener una buena relación de amistad, de pareja, es cuesta arriba. Si construiste un negocio prospero, al analizar el pasado, nos damos cuenta que fue cuesta arriba. Cuando terminamos una carrera universitaria y treinta años después miramos hacia atrás, nos damos cuenta que fue cuesta arriba. Algunas decisiones correctas no son fáciles de tomar y al hacerlo nos damos cuenta que es cuesta arriba. Es decir, lograr el éxito en cualquier ámbito de la vida implica esfuerzo y estar claro que una vez logrado seguramente diremos que es producto de mis trasnochos, de horas de hambre, de abandonar en oportunidades momentos familiares, de proponerme el ahorro y todo esto de verdad fue cuesta arriba.
“Cuando todo parezca ir en tu contra, recuerda que el avión despega contra el viento”
Henry Ford
Dr. Pedro Duarte
Abogado
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