De la lluvia y el viento nació Nueva Cabimas
2 de mayo de 1959- 2 de mayo de 2023
64 años han transcurrido de aquel 2 de mayo de 1959 cuando más 5 cinco mil familias cabimenses vieron sus casas cubiertas por el agua hasta alcanzar dos metros de altura. Ésta tragedia duró por más de un año, hasta el 5 de septiembre de 1960, cuando los damnificados son trasladados desde “Las Barracas”, hasta las casas construidas en lo que hoy conocemos como Nueva Cabimas
Especial.- Transcurría el año 1959, ya se había conmemorado un año de la caída de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, ocurrida el 23 de Enero de 1958 y Venezuela comenzaba una nueva etapa política con la asunción al poder del partido Acción Democrática con Rómulo Betancourt a la cabeza.
El Primero de Mayo de 1959, los trabajadores habían recorrido las principales avenidas de Cabimas en la tradicional marcha del Día del Trabajador, que llegó hasta el cementerio municipal donde rindieron honores a los trabajadores fallecidos, para luego seguir a la Catedral y asistir a la acostumbrada misa y culminar en la Plaza Bolívar, donde los dirigentes sindicales ofrecieron sendos discursos. En horas de la tarde se reunieron en la presentación de la obra, “La historia del sindicalismo en la Zona Petrolera” escrita por el periodista Anselmo Reyes Navarro, que se llevó a cabo en el Sindicato de Obreros y Empleados Petroleros, ubicado en la Calle El Rosario.
Por la noche ya todos se encuentran en sus casas comentando los hechos del día y preparándose para ir a la cama, son las 9 cuando comienza una pertinaz lluvia que duró lo que restaba del día primero y madrugada del 2, haciendo estragos en varios barrios del municipio Cabimas, siendo los más afectados Tierra Negra, (donde según contó en la fecha, el presidente de la junta pro mejoras, Macario Piña y miembros de la junta de salvamento, fue un colchón que tapó el drenaje obstaculizando la salida del agua, junto al “tapón” en que para el momento se había convertido la recién construida Avenida Carnevalli la cual fue construida sin prever el sistema de drenajes), Guabina, Las Cabillas, El Cardonal, Delicias y 23 de Enero.
Al igual que hoy en día, en Tierra Negra, Guabina y 23 de enero existían unas ciénagas que habían sido invadidas por familias necesitadas de viviendas y quienes construyeron sus casas sin percatarse del peligro que corrían. Es por ello que son estas familias las más afectados al ser arrasadas sus moradas por el caudal de las aguas.
Fueron seis horas de intensa lluvia el día sábado 2 de mayo y que continuó con otro aguacero de tres horas el domingo 3. Esto llevó a establecer que en esos dos días cayó más agua que la caída en todo el año 1958, según quedó registrado en los equipos de pluviometría de la empresa Creole.
Ésta intensa lluvia trajo como consecuencia una gran tragedia, donde más de cinco mil casas quedaron bajo las aguas, mientras que mil 63 familias resultaron damnificadas y 300 quedaron completamente sin viviendas.
Ante la situación vivida, de inmediato se activan los equipos de emergencias encabezados por los bomberos municipales y personal de las Fuerzas Armadas de Cooperación, quienes comienzan a sacar a las personas de sus viviendas utilizando las lanchas suministradas por los pescadores y por las empresas petroleras, incluso en contra de su voluntad. Mientras que equipos de bombeo se encargaban de achicar el agua buscándole una salida al lago.
El SOEP, la Asociación “Obreros del Bien”, junto a diferentes escuelas se activan como sitios de refugios para albergar la gran cantidad de personas que quedaron desamparadas. De manera simultánea se conforma el Comité Pro Damnificados encabezado por el presidente del SOEP para la época, Jorge Hernández, tesorero, Constantino “Mime” Ferrer, secretario Domingo Bracho y en las vocalías Alirio Navarro Alemán, Mayor Ángel Hugo Largo, comandante del Destacamento 33 de las FAC, y Germán Ríos Linares.
Diferentes comités se establecieron a lo ancho y largo del país y el resto del mundo.
Los estudiantes encabezados por Esther Macías Añez, movimientos empresariales y de los trabajadores, inician la recolección de recursos para apoyar a las familias, mientras que países como Cuba y EEUU envían significativos aportes para la construcción de viviendas.
Después de la tempestad viene el tormento
Una vez cuantificados los daños y luego que ya algunas familias pudieron regresar a sus viviendas, se inicia el peregrinar de las 300 familias que quedaron sin viviendas.
La primera opción que asoma el gobernador Eloy Párraga Villamarín, es que la segunda etapa, ya en construcción, de Barrio Obrero, le sea asignada a la mitad de los damnificados; idea que encuentra muchos detractores dentro de las filas políticas y que es desechada, por lo que se establece la alternativa de construir unas casas de bloque en unos terrenos que pertenecían a un hato ubicados en la carretera L, entre la avenida 32 y la carretera Oriental. Ésta idea también es cambiada, por lo que se terminan construyendo unas “Barracas” de láminas de zinc por parte del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, las cuales serían una solución provisional mientras que Viviendas Venezuela, Banco Obrero y el Ejecutivo Regional, construían la urbanización “JK”, que luego pasó a llamarse Nueva Cabimas.
Estas barracas eran habitadas en su mayoría por madres solteras que trabajaban lavando y planchando en los campos petroleros por míseros sueldos. Mientras dejaban solos a sus hijos padeciendo enfermedades como sarampión, viruela, hepatitis y asma, producto de las secuelas dejadas por las inundaciones, quienes eran atendidos en un dispensario improvisado a cargo del joven médico Abdías Azocar y la enfermera Petra Chirinos, según reseñan los periódicos de la época.
Un año largo vivieron los damnificados en esas barracas, y no fue sino hasta el día 18 de abril de 1960 cuando el gobernador Eloy Párraga Villamarín se traslada a Cabimas para inaugurar las primeras 150 casas, actual Sector 2 de Mayo de Nueva Cabimas, de las cuales sólo entregan 60 a los verdaderos damnificados, reservándose las otras 90, “mientras se revisaban las listas para ver si realmente eran damnificados”, pero que a la final fueron a parar en manos de activistas políticos.
Mientras esto ocurría, un gran número de familias afectadas fueron dejadas a su suerte en Las Barracas, según comentan protagonistas de los hechos, como retaliación por los acontecimientos políticos que vivía el país. Las diferencias entre los dirigentes que habían derrocado la dictadura se hacían cada vez más pronunciadas en el Congreso, lo que originó el nacimiento del movimiento guerrillero y la división del partido Acción Democrática, de la cual se originó el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR).
Esta división se llevó a cabo a nivel nacional, por lo que Cabimas no fue la excepción, y esto marcó las diferencias de criterios para la reubicación de los afectados por parte de la dirigencia política, ya que en su mayoría eran de bajos recursos y de ser militantes de AD, pasaron a formar filas en el MIR, siendo bautizados como “Los Cabeza Caliente”.
Estos sucesos llevaron a que el día 7 de junio de 1960 se realizaran fuertes protestas encabezadas por los líderes vecinales, Cira Amelia Tellería, Rogelio Ramírez y Augusto Quero, quienes luchan ferozmente por ser escuchados y reubicados, pero reciben por respuesta disparos, peinillazos y encarcelamiento que dejaron como resultados dos personas fallecidas, (Arturo Gómez y Manuel Rodríguez) más de 9 heridos, y 20 detenidos.
El 4 de septiembre del año 1960 un nuevo aguacero cae en Cabimas, esta vez con fuertes vientos que arrasan con «Las Barracas», obligando a las autoridades a trasladar al resto de los damnificados en “camiones volteo” y hasta a pie, a la que con el tiempo se conocería como la Urbanización Nueva Cabimas.
Wilmer Medina González
Periodista
Fotos: Recopilacion del Nacional y Panorama
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