POR: DR. ALIRIO FIGUEROA ZAVALA.
Individuo de número de la Academia de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia.
Nuestro sistema democrático, a mi entender, se ha basado sobre la base endeble de un populismo teñido de un intenso cariz reivindicativo que en nada ha cambiado desde los tiempos de la independencia, cuando muchos guerreros combatían por la supresión de la pobreza crónica de un amplio sector, especialmente el agrícola, a través de una redistribución, primero de la propiedad, y luego del ingreso.
Hay políticos que piensan que aquí la gente actúa de acuerdo a lo que tiene, sin pensar en lo que va a tener mañana. Esto quiere decir, traducido a un lenguaje más acorde con las ideas económicas contemporáneas, que Venezuela es un país identificado con la propiedad y que la misma solo es considerada como un medio para el consumo, lo que equivale a una peligrosa tendencia hacia la destrucción de los medios de producción a medida que estos se van distribuyendo entre las masas. En nuestro país se ha utilizado mucho la llamada política de redistribución del ingreso, lo que implica, sencillamente, lanzar una intensa ofensiva por dos frentes paralelos: Aumentar los sueldos y salarios y generar más empleo a través de la Administración Pública y el desarrollo de grandes proyectos.
Lo anterior generalmente desata inflación, que las medidas políticas tratan de controlarlas a través de la regulación de precios, pensando que con ese aumento que se verá en la demanda, los industriales y los comerciantes van a ganar más, ya no por los márgenes de beneficio, sino por las subidas de las ventas. Pero esto no reduce la inflación, solo que se pueda esconder detrás del aumento de las ventas y eso puede funcionar mientras haya dinero en la calle y la gente esté comprando más. Pero, si por alguna razón comienza a bajar el ingreso de las personas, bajaran las ventas de los comerciantes y entonces estos empezaran a exigir precios más altos como única solución para resolver su difícil situación.
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Dr. Alirio Figueroa Zavala | Abogado
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