POR: DR. PEDRO DUARTE
Esta especie de enfermedad ha estado presente en la humanidad desde tiempos remotos; en la sociedad actual se presenta en diversas formas, desde creencias religiosas, políticas hasta pasatiempos y deportes. Sin duda que aunque el entusiasmo y la pasión podemos considerarlos aspectos positivos de la vida, el Fanatismo puede llevar a consecuencias negativas significativas. Este fenómeno en lo particular lo he venido analizando desde hace unos cuantos años, no solo desde la lectura sino desde la vida diaria, en los diferentes espacios donde me toca desenvolverme y esto es lo que me lleva a escribir este corto artículo, puesto que el fanatismo definitivamente puede afectar de manera importante la salud mental y la tan anhelada convivencia social.
Resaltando la primera línea de este artículo, le agrego que el Fanatismo es una de las fuerzas más antiguas y destructivas de la historia humana. En este caso, no importa la época ni la cultura pues siempre hay aquellos que creen tener la verdad absoluta, con el agravante de que están dispuestos a imponerla a los demás, sin importar el costo, llevándose por delante lo que se les presente y contradiga eso que para ellos es la verdad.
Nos podemos preguntar ¿Qué es exactamente el fanatismo? ¿Por qué surge? ¿Es simplemente una anomalía del pensamiento o una parte inherente a la naturaleza humana? El Fanatismo lo podemos definir como una especie de adhesión extrema e irracional a una creencia, ideología, grupo o causa. Una característica que considero principal en este tipo de conducta es que el fanático no es capaz de cuestionar o analizar críticamente aquello en lo que se cree, ya no se trata solamente de tener convicciones fuertes sino que las defiende con una vehemencia dogmática que rechaza cualquier duda o disidencia.
Existen tres elementos que pueden ser considerados fundamentales en el caso del Fanatismo. Por una parte, la certeza absoluta, el fanático no cree, sabe. Para él, su visión del mundo no es una opinión ni una interpretación, sino una verdad incuestionable. Por otra parte, rechaza la ambigüedad, se incomoda ante la complejidad pues todo debe reducirse a una especie de dicotomía simple: bien/mal, amigo/enemigo, verdad/mentira. Finalmente, sienten una necesidad de imponerse, no le basta con creer, necesita que los demás crean lo mismo, al punto que se si alguien se opone se convierte en un enemigo que debe ser neutralizado, convertido o destruido. Estos tres elementos, entre otros, convierten esta especie de enfermedad en una de las fuerzas más intransigentes y peligrosas de la historia, lógicamente, viendo todo esto, el fanatismo tiene raíces o cimientos en la psicología humana.
Continuando con este pequeño análisis de lo que considero una enfermedad, se puede apreciar claramente que surge en gran parte de la necesidad de seguridad; para el fanático el mundo es un lugar confuso, lleno de incertidumbres, y esta ambigüedad lo lleva a refugiarse en sistemas de creencias que le ofrecen unas supuestas certezas absolutas, además le proporciona una estructura mental rígida, donde se eliminan las dudas y simplifica la realidad. Un fenómeno digno de estudiar es el hecho de que cuando la incertidumbre aumenta, el fanático busca respuestas absolutas, un líder fuerte y hasta una causa clara en la que creer.
He presenciado momentos que considero desagradables donde se manifiesta de manera agresiva esta conducta negativa tanto en juegos de béisbol, una de mis pasiones, en la política y que decir de la religión, basta con dos o tres preguntas que trastoquen el esquema mental, saquen de su zona de confort al fanático y es impredecible lo que podría suceder, pues este no solo defiende una idea, sino que la convierte de su propia existencia.
“Cuando el Fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable”
Voltaire
Dr. Pedro Duarte
Abogado
–