En Cabimas conmemoraron el Domingo de Ramos
El Regional del Zulia
Cabimas.- Los feligreses de la iglesia católica en el municipio Cabimas conmemoraron en sus parroquias eclesiásticas el Domingo de Ramos.
En todas las iglesias los sacerdotes recibieron a sus fieles quienes en una señal de fe, acudieron con sus palmas y ramos de Olivo para que fuesen bendecidas.
Las Eucaristías estuvieron llenas de mensajes de reconciliación tomando en cuenta el gran sacrificio de Jesús en la Cruz.
Según un mensaje colgado en la pagina de la Diócesis de Cabimas con el Domingo de Ramos, se recuerdan dos tradiciones litúrgicas.
La entrada de Jesús en Jerusalén, donde según San Lucas, las personas le dieron la bienvenida como se recibe a un Rey, y gritaban: «Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto» y se celebra también la memoria de la Pasión del Señor.
Llamaron a los fieles a mantener un corazón dispuesto para vivir la Semana Mayor, y acompañar a Jesucristo en su Pasión gloriosa y amorosa, su muerte para luego resucitar con él a una vida nueva.
María Pilar Hernández acudió a la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, en el sector Los Laureles, y dijo que la misa fue muy emotiva y que la comunidad asistió de forma masiva.
El Papa también envió mensaje
En una humanidad dividida entre oprimidos y opresores, el Papa alentó a todos a seguir el ejemplo de Jesús en la cruz, quien ante el inmenso dolor que padecía, «no pensó en salvarse a sí mismo», ni respondió a sus verdugos con gritos o rabia, sino que rezó a Dios para que los perdone.
Ante la presencia de los fieles y peregrinos allí congregados, el Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio del día según San Lucas (Lc 22, 14–23, 56) que narra la Pasión de Jesús y destacó que en el Calvario se enfrentan dos mentalidades:.
La mentalidad del «yo» se opone a la entrega de Dios
En este sentido, Francisco señaló que «salvarse a sí mismo», es decir, cuidarse a sí mismo, pensar en sí mismo y no en los demás, «es el estribillo de la humanidad que ha crucificado al Señor», y que solamente se preocupa «por la propia salud, el propio éxito, los propios intereses; centrada en el tener, en el poder y en la apariencia».
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