Portada » En Venezuela la crisis económica devora a los más vulnerables

En Venezuela la crisis económica devora a los más vulnerables

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) en 2024 refiere que 3,4 millones de hogares venezolanos vivían en pobreza extrema, una reducción respecto al año anterior, pero aún alarmante.

por Noris Hernández

Economía.- Cuando un país con reservas petroleras colosales aparece entre las naciones con mayor prevalencia de pobreza en Sudamérica, algo está profundamente roto. Venezuela vive una paradoja dolorosa: ser rico en recursos, pero empobrecido por políticas sociales fallidas, corrupción y una crisis estructural que amenaza con llevar a millones de venezolanos a índices de pobreza muy altos.

Según un estudio del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), publicado en marzo de este año, la línea de pobreza se situaba en 391 dólares por familia, que era el costo de la Canasta Alimentaria Familiar en diciembre de 2024.

La pobreza en Venezuela es un problema complejo con múltiples dimensiones, que incluye la pobreza de ingresos, la pobreza multidimensional y la pobreza extrema.

El último informe de la FAO, también determina que más de 5 millones de venezolanos padecen hambre, lo que representa el 17,6% de la población. Este no es solo un dato: son familias enteras que comen una vez al día, si acaso, y niños que crecen sin los nutrientes esenciales para su desarrollo físico y cognitivo. La cifra llegó a alcanzar los 7 millones entre 2018 y 2020. Aunque desde entonces ha habido una leve mejora, el riesgo sigue latente y desborda lo estrictamente económico.

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) en 2024 refiere que 3,4 millones de hogares venezolanos vivían en pobreza extrema, una reducción respecto al año anterior, pero aún alarmante. Además, el 56,5% de la población se encuentra en situación de pobreza multidimensional, que incluye carencias en ingresos, educación, salud y otros servicios básicos.

Salarios insuficientes

A principios del mes de mayo de este 2025, pese a los anuncios gubernamentales sobre incrementos en bonificaciones, el salario mínimo permanece congelado desde marzo de 2022 en 130 bolívares, equivalentes a aproximadamente 1,25 dólares, según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela.

Esta insuficiencia salarial que pretende ser compensado por el presidente Nicolás Maduro con ayudas sociales; al aprobar, sin dejar de poner el dedo en las sanciones económicas impuestas a Venezuela por el gobierno de Los Estados Unidos, un incremento en el “Bono de Guerra Económica” de 90 a 120 dólares para trabajadores activos y de 45 a 50 dólares para pensionados, bonificaciones que no tienen incidencia en beneficios laborales como vacaciones o aguinaldos. Medida que solo sirve para dejar ver una brecha enorme entre la pérdida del poder adquisitivo frente a una canasta básica que actualmente supera los 500 dólares mensuales.​

Venezolanos sin protección

El Estado venezolano, inmerso en una recesión crónica, ha perdido gran parte de su capacidad para proteger a su población. Ante salarios tan pírricos y subsidios de alimentos, que escasamente llegan unas tres o cuatro veces al año, la alimentación se convierte en un lujo y no en un derecho.

Con una producción agrícola colapsada, los mercados repletos de productos nacionales e importados, pero a precios inalcanzables, sumado a eso zonas rurales y las comunidades indígenas invisibilizadas y excluidas; Venezuela va rumbo a la agudización de una crisis económica y social de magnitudes incalculables y de consecuencias gravísimas para una gran parte de su población.

Vulnerabilidad a la esclavitud moderna

Por otra parte, según el Global Slavery Index 2023 de la ONG Walk Free, Venezuela es uno de los países más vulnerables a la esclavitud moderna en América Latina, con aproximadamente 9,5 personas por cada mil en situación de esclavitud moderna, incluyendo trabajo forzado y trata de personas.

¿Está Venezuela al borde de una hambruna? Técnicamente, aún no. Pero en la práctica, ya se viven escenas que evocan ese escenario: hospitales pediátricos que reportan casos de desnutrición severa, padres que sacrifican sus porciones para que sus hijos coman algo, y una diáspora creciente que huye, no solo por falta de oportunidades, sino por hambre.

En una región que enfrenta retrocesos en la lucha contra el hambre, Venezuela es un caso límite. No se trata solo de cifras: se trata de dignidad, de vidas humanas deterioradas por la inacción o la indiferencia de quienes deberían protegerlas. La hambruna, si llega oficialmente, no será una sorpresa, sino la consecuencia de una historia escrita con abandono.

Texto/Noris Hernández

Con información del portal de la OVF/ENCOVI

Te puede interesar

Copyright © 1990-2024 - Todos los derechos reservados.