POR: DR. ALIRIO FIGUEROA ZAVALA
Individuo de número de la Academia de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia.
En razón de que en los próximos días se celebrarán elecciones para elegir al Presidente de la República, hemos caído en un exceso de politización. Ahora bien, se le da importancia a la política; y en consecuencia nos preguntamos ¿Cuál Política? ¿La de los grandes rumbos? ¿La de las grandes metas esenciales y permanentes? ¿La que discute e ilumina, la que motiva y persuade? ¿La que promueve los cambios dentro del sistema? ¿La que propone alternativas? ¿La que educa y contribuye a formar una conciencia de pueblo vigilante y soberano? Me parece que cualquiera de los lectores tiene fácilmente la respuesta ante esas preguntas.
El debate político venezolano, desarrollándose paralelamente a todos los excesos que el concurso fácil de la riqueza petrolera nos dio en un tiempo, lo cual nos permitió realizar muchas importaciones de todo género. Lamentablemente la riqueza petrolera en la actualidad no es la de los años anteriores y de allí que nos encontramos en una situación económica bastante compleja y difícil, llagándose hasta importar gasolina después de haber sido uno de los primeros países productores de la misma.
La calidad de vida nuestra, ha disminuido considerablemente hasta el punto de que la pobreza aumente en forma alarmante. Al introducirse la política en casi todas las actividades de la vida humana, se produce una especie de esterilización en las mismas. Ahora bien, en este orden de ideas también cabe preguntarse ¿Se puede gobernar un país bajo esas condiciones? Mientras haya abundancia de dinero es fácil enfrentar los problemas. El meollo de la cuestión esta cuando no hay suficiente dinero. El país no puede continuar viviendo pendiente de un debate político insustancial, improductivo durante todo un periodo constitucional. Como espectáculo es pobre y como representación de ideas y principios es indigente. Ese exceso de politización no debe confundirse con la participación del ciudadano. Son dos aspectos diferentes; porque la primera, es decir, el exceso de política no genera nada positivo; mientras que la verdadera y real participación del ciudadano en los asuntos públicos cuando está bien encaminada fortalece la democracia y propende a generar bienestar social y cultural.
La participación de los ciudadanos en el poder político significa ante todo la realización de la soberanía popular. Porque las elecciones que son elemento esencial de la democracia, siguen siendo necesarias, pero no son suficientes para permitir participar en el poder en una sociedad, en la cual no se cumple a cabalidad con las leyes, especialmente con las normas constitucionales. Constitucionalmente el Estado Venezolano es democrático y social de derecho y de justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo democrático; todo esto está consagrado en el artículo 2 de la vigente Constitución Nacional. Lo deseable sería y lo que aspira la mayoría de los venezolanos es que se cumpla a cabalidad esa norma jurídica.
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Dr. Alirio Figueroa Zavala | Abogado
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