POR ÁNGEL MONTIEL
Siempre en mi juventud oía hablar a mi padre de los actos heroicos de la llamada generación del 28.
En estos momentos al observar la actitud digna, valiente y aguerrida de los jóvenes venezolanos pienso en esta nueva generación que ha quedado en el país y se niega a seguir con este estado de postración que nos ha llevado este régimen que ya tiene dos décadas con una gestión nefasta que ha sumido al país en una crisis sin precedentes.
Los jóvenes se han hecho presente en la vida del país y han salido a las calles a manifestar su protesta contra el absolutismo autoritario y a reclamar su derecho a exigir la vigencia de una auténtica democracia donde se pueda elegir y se respete el derecho al voto.
Por eso, según Foro Penal venezolano 117 adolecentes fueron detenidos sin derecho a la defensa privada y con cargos de terrorismo.
Los jóvenes venezolanos han dictado una cátedra de valentía y dignidad al exigir el respeto a la vida, reclamando la libertad y a la protesta muchas veces negada.
Se trata no solo de la actitud irreverente normal de los jóvenes, es mucho más que eso, es una confrontación contra un fraude que todo el país rechaza.
La presencia pacífica de los jóvenes en las calles denunciando la trampa electoral descarada y vergonzosa, les dicen al mundo que no es la fuerza de las armas la que legítima a la autoridad, sino el respeto al voto libre y soberano y a la Constitución constantemente violada.
En una auténtica democracia la ley tiene más poder que las armas.
Es parte del mensaje que los jóvenes envían a todas las instancias de poder incluidos aquellos sectores que se dicen de “oposición” que le hacen el juego al régimen.
Simulan una falsa democracia, que en realidad no existe y solo es un autoritarismo perverso y criminal que desprecia a la gente y donde muchos se vieron obligados a emigrar y ahora también pierden su libertad.
El discurso de los jóvenes a través de las redes sociales es más coherente y tiene más profundidad que la permanente cháchara y lugares comunes de todo el vértice de la pirámide del poder que hoy nos gobiernan y que intentan justificar lo injustificable.
Descubiertos han quedado los que nos gobiernan y aquellos sectores de la “oposición” que cumplen la infeliz tarea de darle una cierta imagen de “democracia”, a lo que es, cada día más y sin guardar las apariencias de un régimen autocrático que tiene bajo su control todas las instituciones de poder dónde reina la impunidad.
Como venezolano me siento orgulloso de esos jóvenes por su valerosa entrega, pues han estado por encima de sus miedos bien fundamentados y han salido públicamente a dar testimonio democrático y de mucha valentía para decirle al país que no hay libertad sin justicia y que no hay justicia sin libertad.
Me atrevo a decir que una nueva generación ha insurgido en el país.
Siempre he soñado con un país libre y con justicia social, quizás no vea hecho realidad este sueño pero mi corazón palpitará de emoción de quienes lo logren ver.
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