POR: P. JOSÉ ANDRÉS BRAVO H.
Pienso que la libertad y la paz no se conquistan con un lenguaje grosero, violento, expresando odio y condenando al adversario. Es posible que se gane una contienda, pero no la libertad ni la paz. Los discursos violentos, acusadores, impregnados de odio, niegan la razón a sus exponentes. La agresión y la prepotencia provocan mayor violencia, mayor daño a los pobres.
Se necesita más valentía, menos agresividad y poner en práctica criterios serios y razonables. Debe fluir la humildad y la autenticidad. La política requiere esfuerzo, lucha y trabajo. Debe ser una pasión por armonizar esos valores. No guerra ni destrucción. Tratemos de convencer, no obligar. Queramos o no, todos somos hermanos. Si no es así, convertimos el mundo en un salvajismo, nos destruimos como bestias.
Debemos cultivarnos en los valores humanos naturales, dando testimonio de ética y espiritualidad en nuestras acciones confiadas a la gracia de Dios para que guíe e ilumine nuestros pasos, al compartir nuestra verdad con fe, inteligencia, sencilla pasión y esperanza.
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