Hoy se cumplen 101 años de aquel 29 de junio de 1919 cuando un vehículo atropelló al doctor José Gregorio Hernández en Caracas y muere a causa del golpe que se da en la cabeza cuando cae.
El hecho ocurrió a las 2:20 PM, en la esquina de Amadores de La Pastora y quedó registrado como el segundo accidente automovilístico en el que un peatón perdía la vida en Caracas. El primero tuvo lugar en julio de 1913, en la esquina de Doctor Paúl y se estima que una centena de vehículos transitaban las calles de la capital a principios del siglo XX
El biógrafo Alfredo Gómez explica que quien manejaba el automóvil era el médico dental Fernando Bustamante, quien tenía entonces 25 años de edad, con licencia de conducir número 444, certificada por la Gobernación de Caracas. El Hudson Essex de 1918 que conducía, era uno de los, aproximadamente, 700 vehículos que había en la ciudad; en el resto del país, existían unos cuatro mil. El Cadillac B 1904 sería el primero en llegar a Venezuela.
Gómez precisa que por el hecho se tomaron 13 declaraciones de los testigos presenciales y otras que no lo fueron. “En el expediente se establece y se concluye en forma irrevocable, que lo acontecido fue un accidente”. “Allí se demuestra con lujo de detalles que José Gregorio queriendo atravesar la calle y adelantar el tranvía que en ese momento se estaba deteniendo; no solo no ve el automóvil que lo impacta, sino que además no lo oye”, indica un trabajo publicado por Aleteia. Explica que José Gregorio Hernández fallece debido a que el “duro golpe le causó traumatismos a su cráneo, al impactar su cabeza sobre la orilla de la calzada del peatón. Botó sangre por la nariz y sus oídos”.
Por su muerte se decretó duelo nacional. Aquél médico que curó vidas, poco a poco, tras su muerte, cobró fama de santidad con los años. La causa de canonización fue iniciada en 1949 por monseñor Lucas Guillermo Castillo, entonces titular de la Arquidiócesis de Caracas; y en 1986, San Juan Pablo II proclamó que “había practicado las virtudes en grado heroico, es decir, de manera perfecta, por lo cual se le da el título de Venerable”.
Tras más de setenta años en curso de la Causa, el pasado viernes 19 de junio la Iglesia Católica anunció la aprobación del Papa Francisco quien firmó el decreto de beatificación tras comprobar un milagro de Dios bajo intercesión del galeno trujillano. Se trata de la extraordinaria recuperación de Yaxury Solórzano, una niña que recibió un disparo en la cabeza cuando intentaron robarle la moto a su padre, y que hoy día no presenta secuelas ni daños colaterales.
Según anunció Cardenal Baltazar Porras, se espera sea en el primer trimestre de 2021 que se celebre en Caracas la ceremonia de Beatificación del doctor José Gregorio Hernández.
Historia de José Gregorio Hernández (Wikipedia)
José Gregorio Hernández Cisneros nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, una pequeña y humilde localidad que en aquella época era capital del Municipio Libertad del Distrito Betijoque (actualmente en el Municipio Rafael Rangel) del Estado Trujillo en los Estados Unidos de Venezuela (hoy República Bolivariana de Venezuela), en la cordillera de los Andes, en el occidente del país; siendo el primero de seis hermanos, hijo de Benigno María Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla, de ascendencia colombiana y canaria, respectivamente . En mayo de 1863, nació María Isolina, quien falleció a los 7 meses; seguida de José Gregorio, luego María Isolina del Carmen, en mayo de 1866. En septiembre de 1867 nació María Sofía, seguida por César Benigno, en agosto de 1869. El último varón, José Benjamín Benigno, nació en septiembre de 1870. Por último, Josefa Antonia quien nació en agosto de 1872.7
Por línea materna descendía del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (más conocido como Cardenal Cisneros), quien fuera confesor de Isabel la Católica, fundador de la Universidad de Alcalá y gran impulsor de la cultura en su época; y por vía paterna, a través del linaje de un tío bisabuelo, se emparentaba con el Santo Hermano Miguel (Francisco Luis Florencio Febres-Cordero Muñoz), eminente educador y escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y correspondiente de la Real Academia Española.8
Toda su infancia la vivió en su pueblo natal, su madre se dedicaba a labores del hogar y su padre era dueño de un almacén de mercancías secas, víveres y farmacia. Recibió el sacramento del Bautismo el 30 de enero de 1865 en el antiguo Templo Colonial de Escuque (actual Iglesia Parroquial del Niño Jesús de Escuque), siendo sus padrinos Tomás Lobo y Perpetua Enríquez.9 El sacramento de la Confirmación se efectuó el 6 de diciembre de 1867, en la iglesia de San Juan Bautista de Betijoque, por el ilustrísimo señor Juan Bonet, Obispo de Mérida.10
Su madre, una mujer muy devota, falleció en 1872, cuando él tan solo tenía ocho años pero dejó impregnada en la personalidad del infante una fuerte religiosidad. Su primer maestro, Pedro Celestino Sánchez quien regentaba una escuela privada en Isnotú, notaría muy pronto las habilidades e inteligencia del pequeño José Gregorio, por lo que señaló a su padre que debía aprovechar las cualidades del niño recomendándole que lo enviara a la capital del país.11
A los trece años de edad, José Gregorio manifestó a su padre su deseo de estudiar la carrera de derecho, sin embargo, su padre le convenció para que estudiara medicina y él aceptó obedientemente la orientación de su progenitor. A partir de ese momento, tomó la medicina como su propia vocación, quizá porque veía en ella una manera de expresar su natural inclinación de ayudar a los demás. En 1878, cuando apenas contaba con trece años y medio, bajó de la sierra trujillana hasta Caracas,12 siguiendo una travesía larga y riesgosa: Isnotú, Betijoque, Sabana de Mendoza, Santa Apolonia y La Ceiba en mula; por el lago hasta Maracaibo, y después por mar a Curazao, Puerto Cabello y La Guaira, y por tren, desde este puerto, a la ciudad capital.13
Estudios en Caracas
Al llegar a la capital de los Estados Unidos de Venezuela, inició sus estudios en el Colegio Villegas, uno de los centros más prestigiosos de la época, dirigido a la sazón por el doctor Guillermo Tell Villegas. Durante su estancia en este colegio, el joven José Gregorio entabló amistad con el director y su esposa Pepita Perozo de Villegas. Según el doctor Villegas, «José Gregorio era poco dado a jugar con sus compañeros y prefería pasar el tiempo libre en compañía de libros». A corta edad ya conocía a los clásicos y se auto impuso con mucha disciplina la obtención de una vasta cultura enciclopédica.11 Durante sus años en el Colegio Villegas, José Gregorio siempre obtuvo las mejores notas, ganó distinciones y premios, y en varias ocasiones las medallas de la aplicación y de buena conducta. Fue tanto su adelanto que llegó a fungir como profesor de aritmética para los alumnos del primer curso. Entre 1878 y 1882 José Gregorio cursó en dicho colegio preparatoria y filosofía, graduándose de Bachiller en Filosofía en ese último año.12
Cuando ingresó a la Universidad Central de Venezuela (UCV) para iniciar sus estudios de medicina, José Gregorio tenía 17 años. Según las certificaciones de los estudios universitarios de José Gregorio Hernández (en las que se evaluaban estos aspectos: aplicación, aprovechamiento, buena conducta y asistencia), en casi todas las materias de los seis años de estudio logró la calificación de sobresaliente; fue el estudiante más destacado en la carrera de medicina en la UCV. Esto se conjugaba con lo que había mostrado en su niñez en Isnotú.14
La situación económica apretó en muchas oportunidades, por lo que junto con sus estudios de medicina se vio en la necesidad de dar clases particulares para ayudarse a sí mismo y a sus hermanos. Llegó hasta aprender de un amigo sastre a hacer ropa masculina y se hizo sus propios trajes. Sus compañeros reconocían sus virtudes de integra honestidad, espíritu de mortificación, de servicio y rectitud de conciencia. Su vida era un ejemplo para sus compañeros universitarios. Estaba convencido de que: «En el hombre el deber ser es la razón del derecho, de manera que el hombre tiene deberes, antes que tener derechos». En sus años de universitario, José Gregorio fortaleció su carácter cristiano devoto con una gran disciplina interior combinada con una caridad para con los demás cada vez mayor.15
Al graduarse con el título de Doctor en Medicina, el 29 de junio de 1888, era dueño ya de inconmensurables conocimientos, hablaba inglés, francés, portugués, alemán e italiano y dominaba el latín; y tenía conocimientos de hebreo, era filósofo, músico y tenía además profundos conocimientos de teología. Para cumplir la promesa hecha a su madre y con el deseo personal de ayudar a sus paisanos se traslada a ejercer la medicina en su pueblo natal,11 no sin antes instalar un pequeño consultorio provisional, con el cual se va extendiendo su fama como médico y su vocación de servicio a los más necesitados.
Regreso a los Andes
El Médico de los Pobres
En 1888, el Dr. Dominici (rector de la UCV) ofreció ayudarlo económicamente para montar un consultorio en Caracas, noble gesto que José Gregorio agradeció con estas palabras: « – ¡Cómo le agradezco su gesto, Dr. Dominici! Pero debe decirle que mi puesto no está aquí. Debo marcharme a mi pueblo. En Isnotú no hay médicos y mi puesto está allí, allí donde un día mi propia madre me pidió que volviera para que aliviara los dolores de las gentes humildes de nuestra tierra. Ahora que soy médico, me doy cuenta que mi puesto está allí entre los míos…».16
José Gregorio parte para Isnotú en agosto de 1888; desde Betijoque el 18 de septiembre de 1888, le escribe a su amigo Santos Dominici en Caracas: «…Mis enfermos todos se me han puestos buenos, aunque es tan difícil curar a la gente de aquí, porque hay que luchar con las preocupaciones … que tienen arraigadas: creen … en los remedios que se hacen diciendo palabras misteriosas: en suma;… La clínica es muy pobre: todo el mundo padece de disentería y de asma, quedando uno que otro enfermo con tuberculosis o reumatismo…La botica es pésima…»17
El Dr. Hernández se radicó en Isnotú hasta el 30 de julio de 1889, luego de ejercer consecutivamente entre los tres estados andinos venezolanos (Trujillo, Mérida y Táchira), recorríendo las poblaciones con el fin de establecer un centro para el ejercicio permanente de su profesión. Regresaba de San Cristóbal y Mérida para consultar sus propósitos con su padre, y se encontró con una carta de su maestro, el Dr. Calisto González, donde decía que lo había recomendado al Presidente de la República Dr. Juan Pablo Rojas Paúl para que fuera a París a estudiar con perfección ciertas materias experimentales y así contribuir a la modernización de la medicina venezolana, porque creía que reunía las condiciones para tan importante misión, y que debía trasladarse a Caracas sin pérdida de tiempo y dispuesto a seguir viaje a Europa.17
Estudios en Europa
En noviembre de 1889, el Dr. José Gregorio Hernández ya se encontraba cursando estudios en los laboratorios de Charles Robert Richet (Premio Nobel de Medicina 1913) profesor de Fisiología Experimental en la Escuela de Medicina de París y quien a su vez había sido colaborador de Étienne Jules Marey y discípulo del sabio Claude Bernard, máximo exponente de la medicina experimental en Francia.18 En el laboratorio de Mathias Duval profundiza en las áreas de Microbiología, Histología Normal, Patología, Bacteriología, Embriología y Fisiología Experimental, entre otras.
También participó en su formación el eminente Isidor Strauss, que había sido discípulo de Émile Roux y Charles Chamberland quienes lo fueron a la vez de Louis Pasteur, todos ellos precursores de la Bacteriología. Terminados sus estudios en esa ciudad, solicita permiso y se traslada a Berlín para estudiar Histología y Anatomía patológica, a su vez que inicia un nuevo curso de Bacteriología.
Culminados sus estudios, el Dr. Hernández regresa a Venezuela a fin de ingresar como profesor en la Universidad Central de Venezuela en Caracas; además, aprovecha para traer de Europa valiosos equipos médicos al Hospital Vargas, por instrucciones del gobierno venezolano. A él se debe la introducción del microscopio en Venezuela.
Carrera profesional
José Gregorio Hernández en New York
En 1891, Hernández regresa de Europa y, en el mes de noviembre de ese año, comienza su actividad como docente en las cátedras de Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología, de la Universidad Central de Venezuela (UCV), convirtiéndose en el fundador de ambas. Además, al concluir sus estudios de postgrado en París y Berlín, le fue delegada la responsabilidad de adquirir con recursos del estado venezolano los materiales necesarios para instalar el Laboratorio de Fisiología Experimental de Caracas, así como la adquisición de la bibliografía que fuera necesaria para la apertura de las cátedras mencionadas en la UCV.
Por otra parte, a Hernández se debe la introducción del microscopio en Venezuela, del que además enseñó su uso y manejo. También introdujo otros muchos instrumentos científicos que trajo de Francia, como atestigua su compañero, el doctor Augusto Pi Suñer.
El 14 de septiembre de 1909 es nombrado profesor de la cátedra de Anatomía Patológica Práctica, la cual funcionó anexa al Laboratorio del Hospital Vargas, y de la cual se encargó hasta la creación de la cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad Central, con asiento en el Instituto Anatómico, y que fue regentada por el doctor Felipe Guevara Rojas, en 1911. Por otra parte, fue el fundador de la cátedra de Bacteriología, la primera de esta disciplina que se fundó en América, y la primera persona en Venezuela en publicar un trabajo de dicha disciplina (Elementos de Bacteriología, 1906). También escribió sobre la angina de pecho de naturaleza paludosa junto a Nicanor Guardia, y en 1893 publicó en varios números de la Gaceta Médica19 . Además de 11 trabajos publicados y dos que quedaron inéditos en el campo científico, escribió cinco obras literarias. Sólo una de ellas, La verdadera enfermedad de Santa Teresa de Jesús escrita en 1907, quedó inconclusa; las demás, El Sr. Nicanor Guardia (1893), Visión de arte (1912), En un vagón (1912) y Los maitines (1912), fueron publicadas en el Cojo Ilustrado20 .
Es considerado el impulsor y pionero de la verdadera docencia científica y pedagógica en Venezuela, basada en lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, prácticas de vivisección y pruebas de laboratorio. También coloreó y cultivó microbios e hizo conocer la teoría celular de Virchow. Por otra parte, es destacada su faceta como fisiólogo y biólogo, conociendo a fondo la física, la química y las matemáticas, ciencias básicas y trípode fundamental sobre la que reposa toda la dinámica animal.
Su labor docente fue interrumpida en dos ocasiones. La primera, cuando decide hacerse religioso y entrar en el monasterio de la orden de San Bruno en la Cartuja de Farneta, a la cual llegó el 16 de julio de 1908, y de la que regresó el 21 de abril de 1909, reincorporándose en mayo de ese mismo año a sus actividades académicas en la Universidad. La segunda vez que interrumpió sus actividades docentes fue a partir del 1 de octubre de 1912, cuando el gobierno dictatorial del general Juan Vicente Gómez decreta el cierre de la Universidad, ya que esta se había situado en contra de su régimen. Sin embargo, restablece su actividad docente en enero de 1916, tras la fundación de la Escuela de Medicina Oficial, que funcionó en el Instituto Anatómico. Hubo otra corta interrupción, pero esta vez sin apartarse del ámbito académico, ya que en 1917 viaja a las ciudades de Nueva York y Madrid para realizar estudios, quedando provisionalmente a cargo de sus cátedras el doctor Domingo Luciani. Reinicia su actividad docente el 30 de enero de 1918, hasta su muerte.
Durante la pandemia de gripe de 1918 en Venezuela, José Gregorio Hernández visita a los enfermos en Caracas.2122
Muerte de José Gregorio Hernández
El 29 de junio de 1919 en horas de la tarde, José Gregorio Hernández salió a la esquina de Cardones a atender a una enferma de escasos recursos, pero no pudo llegar porque fue atropellado por Fernando Bustamante (un joven mecánico de 28 años de edad, dueño de un Essex) en la esquina de Amadores, La Pastora, Caracas, Venezuela El Doctor Hernández cayó golpeándose la cabeza contra el filo de la acera, lo que ocasionó una fractura en el cráneo. De inmediato Bustamante, se tiró del auto, lo recogió y lo llevó al Hospital Vargas. En ese momento, que llegaron al centro de salud, no se encontraba ningún médico, entonces fue a buscar al Dr. Luis Razetti. Cuando llegaron al hospital, se encuentran al sacerdote capellán Tomás García Pompa quien le informó que el Dr. Hernández había fallecido, a sus 56 años de edad. El Dr. Razetti firmó el acta de defunción, dicha acta puntaba que además de la fractura de la base del cráneo certificada, tenía una ligera herida en la sien derecha, y un morado en la misma sien. Así mismo, las señales del golpe contra el poste de hierro era el brote de sangre por la nariz y la boca, más arriba de las rodillas tenía un franja de morada en ambas piernas.-23. Una vez examinado y amortajado el cuerpo, fue trasladado a la casa de sus hermanos Cesar Benigno y Sofía Hernández, que poseía el número 57, ubicda en la Avenida Norte, entre Tienda Honda y Puente de la Trinidad.24
Cabe resaltar que, una de las actuales beatas de Venezuela, Candelaria de San José, oriunda de Altagracia de Orituco, estado Guárico, estaba hospitalizada en el Hospital Vargas tras salir de una operación, aunque se encontraba recuperada. La monja se dio cuenta de la noticia del arrollamiento de José Gregorio Hernández. El presbítero García Pompa le impuso los santos oleos a Hernández en el lugar donde se había sido internado y Madre Candelaria se encontraba allí orando por salud del doctor.
A las 10:00 am del día 30 de junio de 1919, en medio de una impresionante multitud de dolientes, se inició el traslado del féretro del Dr. José Gregorio Hernández Cisneros al Paraninfo Universitario de la UCV encima de los hombros de sus estudiantes y discípulos, luego fue llevado y enterrado en el Cementerio General del Sur. El 23 de octubre de 1975, luego de un incendio provocado por las llamas de las velas sobre su tumba, y también debido al inicio del proceso de beatificación, y por solicitud del Vaticano, se realizó la exhumación de sus restos mortales para luego ser trasladados hasta el baptisterio de la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria ubicada en el centro de la ciudad de Caracas, sitio donde reposan actualmente. En 2020, la Arquidiócesis de Caracas anuncio que el cadáver sería trasladado a una al especial de dicho templo, ante la aprobación de la Santa Sede de su beatificación.
Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria
Esta iglesia fue fundada por canarios en honor a su patrona, la Virgen de Candelaria. Precisamente por los lazos históricos que existen entre las Islas Canarias y Venezuela, en este archipiélago existe una popular veneración por José Gregorio Hernández, devoción que se ve acrecentada por la gran colonia venezolana residente allí. Conviene recordar que el propio doctor Hernández era de origen canario por parte de madre.
