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Inteligencia Artificial en la Educación: ¿Aliada o enemiga?

por Mileydi Piña
Inteligencia Artificial en la Educación

Nacional.- En los últimos años, la inteligencia artificial ha irrumpido con fuerza en los entornos educativos, transformando la forma en que estudiantes y docentes acceden al conocimiento, interactúan con los contenidos y desarrollan habilidades.

Herramientas como ChatGPT, asistentes virtuales y plataformas adaptativas están siendo utilizadas para personalizar el aprendizaje, automatizar tareas administrativas y facilitar la investigación académica.

Sin embargo, estudios sugieren que el uso de estas herramientas hace a los estudiantes menos críticos, por que para muchos expertos en el tema la inteligencia artificial ya se instaló en la educación, no por decreto sino por costumbre y facilidad.

Mientras algunos docentes en todos los niveles aún discuten su pertinencia, los estudiantes ya la usan día a día como una extensión de su pensamiento.

Inteligencia Artificial en la Educación

También hay que destacar que la personalización del aprendizaje es ventajosa, debido a que la IA adapta contenidos según el nivel y ritmo del estudiante, además de servirle de apoyo al docente, al permitirle generar y planificar clases y automatizar evaluaciones.

La accesibilidad de la IA para estudiantes con necesidades especiales también es importante, porque pueden beneficiarse de contenidos adaptados.

Preocupaciones emergentes

Estudios recientes del MIT (Con investigadores de diversas áreas de especialización y provienen de diversas formaciones académicas, como aprendizaje automático, inteligencia natural y artificial, ingeniería de software, robótica y más) han encendido las alarmas sobre el uso excesivo de estas herramientas. Investigaciones con estudiantes universitarios revelaron que quienes usaban ChatGPT para redactar ensayos mostraban menor actividad cerebral, menor creatividad y una tendencia creciente a copiar y pegar contenidos sin reflexión.

Los textos generados con IA eran gramaticalmente correctos, pero carecían de profundidad, originalidad y sentido de autoría. Además, los estudiantes que dependían de estas herramientas tenían más dificultades para recordar lo que habían escrito y para defender sus ideas en evaluaciones posteriores.

Inteligencia Artificial en la Educación

Los estudiantes están usando estas herramientas, los profesores quizás no tanto, por lo que se cree que la juventud, la generación que se viene formando desde el bachillerato, entra a la universidad y siguen utilizando estas herramientas.
La escena se repite, tareas impecables, escritos sin errores y presentaciones muy buenas que al ser preguntadas en clase revelan la verdad de quien no supo cómo llegar a la respuesta. Ya no se trata sólo de copiar, sino de cederle el pensamiento y la argumentación a una máquina.

La inteligencia artificial va a generar dos tipos de personas, las que se van a volver todavía más estúpidas reemplazando todas sus labores de pensamiento a través de la máquina, o las que se van a volver todavía más brillantes gracias a que hacen un uso efectivo de la inteligencia artificial.

Los expertos en este tema coinciden, el debate no es moral, sino funcional. La inteligencia artificial puede liberar tiempo de tareas mecánicas, permitir más enfoque en la parte crítica del aprendizaje y facilitar recursos que antes tomaban horas de estudio.

¿Qué dicen los expertos?

Nataliya Kosmyna, investigadora del MIT, advierte que el uso prematuro de IA en etapas formativas puede generar una “deuda cognitiva”, es decir, una pérdida progresiva de habilidades como la memoria, la atención sostenida y el pensamiento crítico.

Otros especialistas proponen un enfoque equilibrado: usar la IA como herramienta complementaria, no como sustituto del esfuerzo intelectual.

Es recomendable entonces ante todo este background de la IA que facilita la vida académica, reformular tareas académicas que fomenten la reflexión y la creatividad, capacitar a docentes en el uso pedagógico de la IA y establecer políticas claras sobre el uso ético y responsable de estas tecnologías en el aula.

Nos van a permitir automatizar unas tareas que anteriormente consumían muchos recursos y que no tenían que ver con la acción propiamente del pensar, que es lo que hacen los humanos, sino que eran acciones más operativas, que costaban bastante en términos de tiempo y esfuerzo para obtener. Sin embargo, el riesgo de perder la costumbre de pensar, de dudar, de leer, de cuestionarse; es evidente.

El sedentarismo mental y sus efectos pueden sentirse en una o dos generaciones.

Eso puede ser un daño a largo plazo, porque si los niños o los jóvenes empiezan a usar eso para evitar la lectura, pues en 20 o 30 años ya no van a leer. Y entonces una persona que no lee, si no consume información, digamos, resumida por otros, etc., pues es propensa a la manipulación y se habla mucho de los efectos en la democracia.

Más allá de las ventajas o los temores, la inteligencia artificial ya transformó la manera de enseñar y de aprender, y por eso el llamado de los expertos no es a eliminarla, sino a educar para su uso.

Texto/Noris Hernández
Fotos/WEB

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