POR: DR. PEDRO DUARTE
Recuerdo la entrevista que le realizaran al Ex presidente de Uruguay, Dr. Tabaré Vásquez (Médico Oncólogo), su última entrevista “El Legado”, muy amena, sincera y conducida por un Periodista con un estilo muy respetuoso pero dinámico, logrando entrar en la profundidad de Tabaré el Hombre; para ese entonces con un cáncer muy avanzado que finalmente acabó con su vida.
En el desarrollo de la entrevista, se hizo alusión a un episodio incómodo vivido en uno de sus períodos como Presidente de Uruguay, donde un Joven le discutía ofendiéndolo de manera injusta y él respondía fuertemente a todo lo que el Joven planteaba; igual recuerdo que como parte de la entrevista, proyectaron el video de ese episodio desagradable, preguntándole su opinión ya después de mucho tiempo de haber ocurrido. El Dr. Tabaré manifestó con mucha honestidad y con la inteligencia que lo caracterizaba, algo que para mí fue lo medular de esa entrevista cuando respondió: “Es verdad, Yo era el Presidente, se me olvidó por un momento esa realidad, pero hay algo que siempre he tenido claro en la vida, es el hecho de que hay una línea sobre la cual jamás permitiré estar debajo de ella, se llama DIGNIDAD”.
Pero ¿De dónde nos viene la Dignidad? Esa y otras preguntas nos pudiésemos hacer en referencia a este componente tan importante de nuestra existencia, que debemos cuidar en sumo grado, al igual que respetar la del Otro (a), pues estamos en presencia de un valor intrínseco que acompaña al Ser Humano desde el mismo momento de su nacimiento.
El tema de la Dignidad Humana reviste una importancia tal que es elevado a la categoría de Derechos Humanos. En referencia a este aspecto considero que no es lo que le da su justo valor, sino que esto busca resaltar lo que significa, su importancia y el respeto que para con ella se debe tener en el mundo entero. La Dignidad de la Persona Humana no solo es en sí un derecho fundamental, sino que constituye la base misma de los derechos fundamentales y no en vano la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1.948 consagra la Dignidad Humana en su preámbulo.
Cuando hablamos de la Dignidad Humana estamos haciendo referencia al valor interno de la persona, por el hecho de ser persona en razón de su Ser, incluso más allá, me atrevo a afirmar que desde el mismo momento de la concepción, donde ha quedado demostrado por todos los medios que hay una vida diferente aunque muchos quieran negarlo.
El Papa Francisco en una de sus Audiencias Generales, específicamente la correspondiente al mes de agosto del año 2.020, hacía referencia a la Dignidad Humana como fundamento de toda la vida social, afirmando: “El coronavirus no es la única enfermedad que hay que combatir, sino que la Pandemia ha sacado a la luz patologías sociales más amplias”, como “la visión distorsionada de la Persona, una mirada que ignora su dignidad y su carácter relacional”. Así mismo refiere el Sumo Pontífice que hay una mirada de los Otros como objeto que fomenta “una cultura del descarte individualista y agresiva, que transforma al Ser Humano en un bien de consumo”.
No debemos desmayar en nuestros esfuerzos diarios por hacer respetar nuestra Dignidad y la de las otras Personas, repudiando todo tipo de discriminación, luchando por la igualdad, por la libertad, la solidaridad, la seguridad jurídica, sin perder la perspectiva que la Dignidad humana es el fundamento de la ética pública, además de ser inalienable, en cuanto a este último aspecto, cito la Constitución Pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II cuando dice: “La Dignidad Humana es inalienable, porque ha sido creada a imagen de Dios…”.
Dr. Pedro Duarte
Abogado
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