OPINIÓN

LA GRAN DIFERENCIA ENTRE EL ELOGIO Y LA ADULACIÓN

POR: ABOG. NILMARY BOSCAN MALDONADO

 El tema entre elogio y adulación puede llegar a ser muy controversial,  por el hecho de que están involucrados aspectos subjetivos tanto del emisor como del receptor del mensaje. En primer lugar, está la auto percepción que cada quien tiene sobre sí mismo,  en el caso del receptor,  y a su vez la motivación e intención que impulsa al emisor del mensaje a realizarlo. Por ejemplo: Rosa es empleada de una empresa y constantemente le dice a su jefe inmediato,  que es una persona muy eficiente y empática con los clientes,  posiblemente si la jefe de Rosa no se siente “eficiente y empática”,  le causará consternación e impacto. Por otra parte es importante evaluar la motivación e intención del mensaje de Rosa hacia su jefe.

La adulación,  no es sincera y lleva intrínseca un interés particular para lograr un beneficio. Por ejemplo: el empleado que constantemente adula a su superior con halagos que no los cree,   pero que según su pensamiento le van a otorgar una ventaja con su jefe. Incluso,  el adulador puede ejecutar ciertos actos para llamar la atención,  con el fin de que la persona crea que lo hace de forma sincera. Es evidente que la motivación del empleado no es honesta porque persigue un propósito personal,  para obtener una ventaja. La adulación es interesada porque siempre espera algo a cambio. Para mi concepto el adulador actúa con alevosía.

Por el contrario el elogio,  es una expresión sincera y honesta. Habla de lo que realmente apreciamos en el otro, sin perseguir ningún interés personal. Por ejemplo, puedes decirle: aprecio mucho tu trabajo.  Eres eficiente. Siempre sabes solucionarlo todo.

Cuando elogias estas dando dando a conocer que eres consciente de las cualidades y virtudes del otro,  manifiestas lo que admiras,  dando valor a la otra persona,  partiendo de la sinceridad. Ahora bien, la reacción del elogiado va a depender del auto concepto que tenga sobre sus habilidades,  quizás se lo crea o no.

El elogio, por otra parte es un motivador efectivo para la persona que lo recibe,  porque pone en manifiesto sus virtudes, que son admiradas por quien lo emite,  generando un efecto positivo. Siempre y cuando sea sincero,  reconocer en el otro sus cualidades inspira a mantenerlas e incluso a mejorarlas. El elogio es una herramienta excelente para un líder, cuando valora y destaca el buen rendimiento de su equipo de trabajo,  también funciona muy bien en las relaciones de pareja,  familiares,  hijos y amistades. El elogio es un potenciador de la felicidad,  porque mejora el estado de ánimo del elogiado,  fomenta la amabilidad y fortalece las relaciones interpersonales.

Los elogios pueden ser considerados como un tipo de habilidad social. Nos permiten relacionarnos de una forma más sana y eficaz.

Al momento de elogiar hay que ser prudente,  debe ser sincero y no forzado,  debe realizarse de forma oportuna,  el lenguaje corporal debe estar acorde a lo que se expresa,  incluso sonreír de manera natural y espontánea le aporta belleza al elogio. Si vas a elogiar a un colectivo (estudiantes, hijos, equipo, empleados) que sea algo común a todos ellos y que los distinga de los demás. También es fundamental observar el contexto,  porque el elogio ante un grupo de personas puede incomodar al receptor. Utiliza un lenguaje sencillo y natural. No olvides mirar a los ojos de la persona al elogiarla.

Siempre es positivo llevar un mensaje bonito y sincero a las personas,  reconocerlas desde sus habilidades y virtudes. El mundo necesita de seres más amables y empáticos que impulsen a otros,  incluso a ver en ellos cualidades que creían desconocidas.

¿Adulas o elogias?

 

Abog. Nilmary Boscan Maldonado

 

 

 

 

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