POR: DR. PEDRO DUARTE
Es una constante en nosotros los Seres Humanos complicarnos la existencia. Este hermoso don de la vida se nos da para vivirla a plenitud, con el mínimo equipaje necesario, pero persiste la terquedad de complicarla y cargar sobre nuestros hombros el morral más pesado que podamos llevar, en muchas ocasiones hasta de cosas imaginarias que nos atormentan, que nos quitan la paz, aun cuando son simplemente fantasías de nuestra mente. Es un empeño por martirizarnos, en vez de vivir esta hermosa vida que como dice el título de aquella interesante película del gran director italiano Roberto Benigni, “La vida es bella”, a pesar de las circunstancias adversas que nos puedan sobrevenir.
Debemos hacer esfuerzos por evitar aquellas cosas que nos hacen perder el sentido de la vida, propio de esos mares de superficialidad y frivolidad que inundan unos días en los que no es difícil reparar que nuestra existencia es mucho más hermosa y sencilla de lo que nos dicta una sociedad, de dudosos valores que nos impide en momentos vivir aprovechando y disfrutando cada pequeño detalle, desde reír a carcajadas, bailar hasta que no demos más, ser gentiles con los desconocidos, generosos con el prójimo; así como entender que si algo nos ayuda a vivir felices y no complicar nuestra existencia, es caminar ligero de equipaje como dice el título del libro de Anthony de Mello, entender además que los mejores regalos de una vida sencilla no se compran con dinero.
El gran filósofo Séneca sugería que, antes de dormir, deberíamos decirnos a nosotros mismos, alegres y contentos: “He vivido, he recorrido el camino que me ha asignado la fortuna. Y si algún dios nos regala un mañana, recibámoslo también con júbilo, porque aquel que espera el mañana sin inquietud es plenamente feliz y dueño de sí mismo. Todo el que al acostarse se dice “he vivido”, al levantarse recibe cada día un beneficio”. En pocas palabras, vivir con gratitud y sin complicaciones innecesarias.
Qué triste para nosotros los Seres Humanos que la vida en oportunidades pase de largo y solamente se distinga el blanco y el negro, sin entender que hay toda una gama de colores que están allí, pero en muchas ocasiones como si la cuestión no fuera con nosotros, quizás estemos físicamente presentes, pero nuestro cuerpo y nuestra capacidad de percepción parecen disociados, disgregados, desmembrados; no tenemos tiempo, no tenemos espacio, se nos va la vida en complicaciones vanas, sin ver el paisaje que tenemos en frente. Definitivamente, en muchas ocasiones no captamos las bellezas que la vida nos presenta, en lo que concluyo que permanecer no es vivir.
“Cerré los ojos y le pedí un favor al viento: Llévate todo lo que no sea necesario. Estoy cansado de equipajes pesados que no me dejan avanzar. De ahora en adelante, sólo quiero llevar lo que quepa en mi bolsillo y en mi corazón”
Anthony de Mello
Dr. Pedro Duarte
Abogado
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