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LAS CARTAS

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por Mileydi Piña
Gonzalo Oliveros Navarro

POR: GONZALO OLIVEROS NAVARRO

Sin duda que ellas reflejan, en la vida, emociones y las reacciones a las mismas son variadas.

Oscar De León  por ejemplo, se refiere en una de sus canciones, al acuerdo frustrado entre enamorados, por el incumplimiento de ella para con el. A su vez, en materia política, en la campaña presidencial de 1983, el candidato del partido Copei -Rafael Caldera- le remitió una a su oponente Jaime Lusinchi que este en vida nunca le contestó, acción esta que quizás todavía hoy, en la presencia ambos del Señor, el líder socialcristiano le reclama.

Esta semana hemos conocido una tercera carta. Es la que le dirigió el señor Rubio, ya secretario de Estado a una de sus pares en el gabinete del señor presidente Trump, donde le dice, palabras más, palabras menos, que los venezolanos no somos bien recibidos en ese país y que por tanto, quienes tienen documentación temporal de permanencia en el mismo, deben ser expulsados de los Estados Unidos, inmediatamente.

Esa carta la remite el señor Rubio, sin sonrojarse, nueve días después de haber conversado con EGU y MCM, a los cuales presumo, no les dijo su posición y a quienes pondera cada vez que habla sobre Venezuela, como si ellos fueran suizos y no de Maracay o Caracas.

La administración del señor Trump nada quiere con los venezolanos y lo hace a sabiendas del aporte que los mismos, regulares o no en el país, le hacen a su economía. Son, la gran mayoría, gente de trabajo, con mayor preparación intelectual, en promedio que los nacionales de esa tierra y buena parte de los migrantes, pero a quienes se les ha estigmatizado, simplemente,  por su nacionalidad, con el silencio lamentable, de las personas que,  a los oídos de la administración,  dicen hablar.

Lamentablemente para nuestros compatriotas en esa calamitosa situación, las condiciones de Venezuela dificultan una reacción tipo Emparan o quizás más castiza aún como la de mandarlos bien lejos, allí donde los capitanes de buques o carabelas enviaban a uno de sus marineros para que sirvieran de vigías.

Hoy, es Estados Unidos el que adopta una medida como esa, que no tiene intención aparente de revertir, mañana puede ser cualquier gobierno  en otra parte del mundo. Ello nos obliga a todos, no importa donde nos encontremos, a sumar esfuerzos para lograr el cambio interno con el menor costo posible,  para minimizar riesgos de retroceso.

Mientras en Estados Unidos, abogados y defensores de derechos humanos actúan en cortes  para tratar de suspender las medidas adoptadas,  los dirigentes venezolanos que tienen cercanía personal con la actual administración norteamericana, están obligados por su condición  a realizar todas las acciones que sean conducentes para tratar de revertir la decisión adoptada contra nuestros paisanos. Sería esa, nadie lo dude, una extraordinaria manera de demostrar liderazgo y preocupación que reivindicarían, más aún, los  premios recibidos y las  portadas de revistas.

 

Gonzalo Oliveros Navarro

@barraplural

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