Intentar, fallar, intentar de nuevo. Caerse y levantarse una y otra vez aún cuando la adversidad sea grande. Eso es lo que han hecho los deportistas de este listado y por eso veremos, en cada caso, cómo han trabajado su mente para salir adelante.
Esta mentalidad de trabajar por unos resultados y mantener la calma aún en los peores momentos es fundamental no solamente para el deporte, sino también para múltiples ocasiones de la vida. Por ejemplo, saber esperar y aprovechar las mejores promociones exclusivas de casino online puede convertirse en la clave para tener una experiencia de juego satisfactoria y completa.
La psicóloga estadounidense Carol Dweck habla de este fenómeno en su libro «Mindset: la nueva filosofía del éxito» y describe a la mentalidad que conduce a los mejores resultados como un camino en el que el valor personal vinculado al talento desaparece por completo. Según la catedrática, la práctica y la aceptación de las oportunidades de mejora son mucho más importantes que el llamado «talento de nacimiento».
Los casos que veremos a continuación son ejemplos de una mentalidad de crecimiento, antifrágil y a prueba de balas, de deportistas que en lugar de creerse dueños de su talento, se convirtieron en gestores de su esfuerzo para llegar lejos.
Michael Jordan
«He fallado una y otra vez en mi vida, es por eso que tengo éxito». La frase pertenece al as del baloncesto Michael Jordan, séxtuple campeón de la NBA y dueño de dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos.
Con su palmarés, parece como si «Mike» hubiera nacido con una pelota naranja bajo el brazo, pero nada más distante de lo que realmente ocurrió. De hecho, perdía habitualmente los enfrentamientos uno contra uno frente a su hermano Larry en el patio de su casa.
Cuando el coach del equipo Laney High hizo las pruebas en su escuela secundaria, no se vio deslumbrado por las habilidades de Jordan, que en ese momento era un jugador del montón y lo dejó fuera del equipo. Aunque ese día lloró, buscó la forma de pertenecer al plantel, y llegó a hacerlo aunque el único puesto que le ofrecieron fue el de acompañante, cargando la ropa de los demás.
A lo largo de los siguientes años se esforzó por mejorar, creció 13 centímetros más (lo cual, evidentemente también colaboró con la causa) y justo antes de la graduación la Universidad de North Carolina lo fichó con una beca completa. El resto, es historia.
Bethany Hamilton
Esta joven mujer estadounidense empezó a surfear en Hawái a los 4 años, de la mano de sus padres, también surfistas. Como joven prodigio, empezó a competir con apenas 8 años y ya se estaba abriendo un camino en los campeonatos menores cuando ocurrió algo que cambió su vida para siempre.
El 31 de octubre de 2003 fue atacada por un tiburón tigre durante un entrenamiento. En el incidente perdió su brazo izquierdo y el 60% de la sangre de su cuerpo. Aunque fue llevada a la orilla por sus amigos y operada de urgencia, su vida corrió peligro.
Su determinación y mentalidad obstinada la llevaron a subirse a una tabla adaptada apenas nueve semanas después del ataque. Aprendió a nadar con un solo brazo y, con el tiempo, perfeccionó su técnica. Aunque no conquistó demasiados primeros puestos, su buen desempeño en múltiples torneos la llevó a ser la segunda mujer en el ranking mundial de surfistas en 2008. Su historia quedó plasmada en la película Soul Surfer.
Luka Modric
Cuando empezó la guerra de los Balcanes, el actual capitán de la selección de fútbol de Croacia y jugador del Real Madrid apenas tenía 6 años. En los inicios de este conflicto, la familia vivía en una aldea a 40 kliómetros de Zadar, totalmente alejados de la posibilidad de que el conflicto tocara a su puerta, dado que vivían en una zona casi rural.
Sin embargo, Luka, el abuelo del futbolista que heredó su nombre, fue asesinado por dos insurgentes casi en la puerta de su casa. Tras la muerte, la familia se trasladó a un refugio y nunca más recuperó el estilo de vida tranquilo que tenía antes de la guerra.
En un intento porque el pequeño Luka, ya de 10 años, tuviera algo de normalidad en su vida, el padre lo llevó para que se pruebe en el NK Zadar, donde su talento fue apreciado. Ese fue el primer paso de una carrera futbolística fascinante que desembocó en un balón de oro.
Intentar, fallar, seguir intentando
La historia de estas tres grandes figuras deportivas demuestra que el éxito no depende solo del talento, sino también de la mentalidad y, sobre todo, de la perseverancia ante la adversidad.
Michael Jordan se superó a sí mismo, mejorando en cada práctica hasta convertirse en una leyenda. Bethany Hamilton desafió los límites físicos para seguir compitiendo en el deporte que amaba desde su infancia. Luka Modrić, por su parte, encontró en el fútbol un refugio contra el drama familiar y la guerra.
El ejemplo de estos conocidos deportistas nos recuerda que el crecimiento surge del esfuerzo constante, la resiliencia y la capacidad de adaptación. En la vida, como en el deporte, la determinación es clave para convertir los obstáculos en oportunidades.