POR: DR. PEDRO DUARTE
Comenzamos un nuevo año, 365 días y sus noches de nuevas historias, nuevos retos, nuevos propósitos y sobre todo la imperiosa necesidad de trabajar como lo pidió el Papa Francisco por un mundo lleno de esperanza y bondad. Culmina el año con un mundo convulsionado en todos los sentidos, con instituciones cuyo objetivo principal es coadyuvar a la paz mundial pero por el contrario como en ese mundo al revés que describe el gran filósofo, periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano, estas terminan apoyando lo inimaginable, muchas veces incluso hasta con su silencio, es lo que yo llamo la hipocresía del mundo.
Al terminar el 2024 sin dudas debemos dar gracias a Dios por tantos regalos recibidos en el año que termina y de manera especial por el don de la vida, pues muchos partieron a otra dimensión, a la cual sin duda algún día nos tocará también a nosotros, sin embargo seguimos aquí y es bueno preguntarse individualmente ¿Qué tanto fue lo positivo?, ¿Qué tanto fue lo negativo? que pudimos vivir este año y más aún ¿Cuántos días de verdad fui feliz?, ¿Cuántas veces me deje robar la paz?. Decía Facundo Cabral: “Ahora mismo puedes decirle que no a la Mujer que no amas o viceversa, al trabajo que no te gusta…”, a tantas cosas que llegamos a hacer sin tener el mínimo ánimo para ello, pero creo que en el fondo existió un dejo de cobardía puesto que ese tiempo de ansiedad, angustia, incomodidad, nos robó momentos que no se recuperaran jamás.
Aunado a los conflictos existentes entre países que conforman este hermoso planeta, muchos de ellos de carácter bélico y con consecuencias nefastas para gente totalmente inocentes en su mayoría niños y niñas, ya terminando el año se suman cinco tragedias aéreas, generando una cadena de accidentes aéreos registrados alrededor del mundo en el último fin de semana del año 2024. Después de la caída de un avión en Kasajastan, otro avión se estrelló en un aeropuerto de Corea del Sur, que dejó un saldo de 179 muertos, tres incidentes más tuvieron lugar en Canadá, Noruega y Guatemala.
Los acontecimientos anteriores enlutan el mundo en general; ya en nuestra Patria una tragedia automovilística ocurrida en el Estado Carabobo deja un saldo muy negativo, llenando de duelo a un significativo número de familias que seguro se disponían a despedir este año. Así es la vida, como dicen las sagradas escrituras en los evangelios “Nadie sabe el día ni la hora en la que llegará el ladrón”. Un Diciembre que de por sí trae consigo una carga emocional importante, mucha nostalgia por diferentes motivos, así como un desafuero por vivir acosta de lo que sea las tradiciones (Las hallacas, el estreno de ropa, los juguetes) y esto no es que sea malo pero se debe vivir en serenidad, con sindéresis y en la alegría que nos da el nacimiento del Niño-Dios que reaviva la fe y la esperanza por un mundo más humano.
Es propicia la ocasión para pedir y trabajar por un mundo lleno de esperanza y bondad, de compañerismo, de gratitud, donde no haya otro camino que no sea la paz, un mundo bonito y seguro estoy que todos podemos contribuir a que sea posible.
“Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por la paz”
Nelson Mandela
Dr. Pedro Duarte
Abogado
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