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Maestros con salarios indignos: Cuando enseñar es un acto de resistencia

Con salarios muy por debajo del promedio, los maestros venezolanos, en Caracas, acuden a un “ropero solidario” para renovar ropa y zapatos. El déficit de maestros en el país es de 200 mil.

por Noris Hernández

Nacional.- Mientras la mayoría de los educadores venezolanos se las ingenian para costear la canasta básica para alimentar a su familia, las quejas abundan sobre la dura situación económica que enfrentan, debido a los pírricos salarios que devengan, en un país con un sistema educativo que lleva años en emergencia.

En las aulas de clases, donde alguna vez floreció el ideal de formar ciudadanos críticos y comprometidos, hoy reina el desaliento. Los maestros, pilares fundamentales del sistema educativo, enfrentan una crisis económica que los empuja a los márgenes de la subsistencia.

Con sueldos que apenas alcanzan para cubrir una fracción de la canasta básica, muchos docentes se ven obligados a abandonar las aulas, a buscar oficios alternativos para sobrevivir como vender dulces, tortas, trabajar en peluquerías o dar clases particulares en sus casas, o incluso emigrar para poder enviar remesas a sus familias. “Con lo que gano no puedo ni comprar un cartón de huevos y un kilo de queso”, comentan con frecuencia muchos de ellos.

A la crisis salarial se suman las condiciones laborales: escuelas sin agua potable, techos deteriorados, falta de materiales didácticos y una infraestructura que se cae a pedazos. Además, la convención colectiva que regula los derechos laborales de los docentes está paralizada desde 2020.

Rafael Almeida, profesor activo de la Universidad de Los Andes.

Un profesor de la ULA gana mil bolívares mensuales

El profesor de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Los Andes en Mérida, Rafael Almeida, dijo en una entrevista que fue colgada en su cuenta de Instagram, que su salario mensual es de 1.000 bolívares mensuales, y destacó que tiene 47 años dando clases en la institución.
Almeida explicó que se mantiene activo gracias al apoyo financiero de sus hijos, pero que la situación es “caótica” para los profesores más jóvenes.
“Parece que la idea es que los profesores no fuéramos a dar clases”, expresó en un vídeo que también fue compartido por el exalcalde de Mérida, Carlos García en su cuenta X.

“En mi caso gano 1.000 bolívares al mes, al cambio BCV son 10 dólares, más los bonos. Con esto para un joven es imposible levantar una familia. Uno porque está viejito y lo ayudan sus hijos”, lamentó.

La Voz de América, en su portal web, también reseñó la grave situación económica y social por la que atraviesan los docentes en Venezuela, consultando a varios educadores que expusieron lo que padecen a diario para poder subsistir con los bajos salarios que perciben.

“El maestro en Venezuela está pasando por un momento bien desagradable, triste, impotente, (…) estamos en un retroceso de casi 50 años”, dijo María Teresa Clemente, una docente jubilada de 65 años.

Están “jugando a dañar al país (…) Lo principal de un país es la educación”, cuestiona Clemente, mientras repasa cada área del sistema educativo, que no funciona. “Centros en mal estado, pocos docentes, estudiantes sin motivación… la lista sigue, y es larga”.

“Vamos a ser unos analfabetos funcionales; sé leer y escribir, pero no entiendo nada (…) es un futuro bien triste el que estamos viviendo en la educación”, lamentó.

“Están destruyendo la educación y cuando destruyes la educación, destruyes el desarrollo de un país”.

Yslennis Pulido agregó a esta retahíla de lamentaciones, que recibe un salario de 13 dólares al mes. Tiene 24 años dando clases a niños en aulas públicas del país. “Es una limosna, eso no es salario (…)”, adicionó.

Ropero solidario

Clemente y Pulido, cuando fueron consultadas por “La Voz de América” se encontraban revisando algunas prendas en un “ropero solidario” que fue instalado en la sede de la Federación Venezolana de Maestros (FVM), en Caracas, que es una iniciativa de la FVM, que busca ayudar al gremio con opciones de prendas a precios asequibles, entre 1 y 4 dólares.

“Veíamos a los maestros con las camisetas desgastadas, los zapatos muy desgastados (…), se nos ocurrió esta idea de solidaridad”, explicó Ketty Mendoza, coordinadora del proyecto.

Esta tienda de segunda mano funciona u ofrece, ropa que es dada a consignación por otros profesores. Algunos deciden donarlas por completo, otros reciben el 50 % del costo.

El dinero que se recolecta queda en la fundación y sirve para pagar los bombillos y la limpieza, o mantener la operatividad de la tienda. “Si una pieza se vende a un dólar, la mitad de ese dólar es para la fundación», aclara Mendoza.

Sin embargo, saturados con gastos de alimentación, comprar ropa o zapatos nuevos no es opción para los educadores venezolanos.

 

El “futuro oscuro” de la educación nacional

Entre 2018 y 2021, más de 160.000 maestros abandonaron las aulas, generando un déficit estimado de 200.000 educadores en el sistema público, según proyecciones de la Universidad Católica Andrés Bello, (UCAB).

Esta deserción masiva ha dejado escuelas sin profesores de matemáticas, ciencias o idiomas, afectando gravemente la calidad educativa.

Según la Federación Venezolana de Maestros (FVM), un docente con más de diez años de experiencia gana alrededor de 13,70 dólares mensuales, una cifra que palidece frente a la inflación galopante y el alto costo de vida. Aunque el gobierno ha implementado bonos adicionales y lleva ese sueldo base a unos 93 dólares por mes, estos no se incorporan al salario base ni garantizan estabilidad económica.

Una familia de cuatro personas, por ejemplo, necesita en promedio 500 dólares al mes para alimentos básicos. Esto representa 38 veces el salario base de un educador.

Las escuelas públicas están con horarios a medias o reducidos.

A mediados del año pasado la administración de Nicolás Maduro llamó a los jubilados a retornar a los centros educativos para hacer frente a “algunas dificultades”, pero la gran mayoría de los docentes rechazó el pedido y lo calificó de «un mal chiste».

La presidenta de la FVM, Carmen Teresa Márquez, ha advertido que la escasez de docentes supera el 40% en algunas regiones del país. “Estamos perdiendo generaciones enteras de estudiantes por falta de maestros”, afirma con preocupación.

La situación de los maestros venezolanos es un reflejo de la crisis estructural que atraviesa el país. Sin una política pública que dignifique su labor y garantice condiciones mínimas de vida, el futuro de la educación, y por ende, del país, seguirá en riesgo.

A pesar de todo, muchos maestros siguen enseñando por vocación. “No puedo abandonar a mis alumnos, aunque a veces no tenga ni para el pasaje”, suelen asegurar muchos maestros venezolanos, una respuesta como la de miles, que, con dignidad y coraje, siguen apostando por la educación como herramienta de transformación social.

“El país que olvida a sus maestros, olvida su futuro»

Texto/Noris Hernández

Fotos /WEB

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