Monseñor Ángel Caraballo, obispo de Cabimas celebró 9º aniversario de su ordenación episcopal
CABIMAS.- Monseñor Ángel Francisco Caraballo Fermín, obispo de la Diócesis de Cabimas, cumplió este 16 de febrero, nueve años desde que recibió la ordenación episcopal por parte del papa emérito Benedicto XVI y por tal motivo se realizó una celebración litúrgica en Acción de Gracias, en el Seminario Diocesano El Buen Pastor de Cabimas.
La Eucaristía se llevó a cabo desde las siete de la mañana, en conjunto con los seminaristas del área propedéutica de la Diócesis y en compañía del padre Gustavo Lizcano, rector del seminario y el padre Jesús Rosillo, quien acompaña la formación de los seminaristas.
En tan importante fecha el obispo de Cabimas agradeció por los años de servicio consagrado a la Iglesia, como pastor de una Diócesis, guiando el rebaño que el Señor le ha encomendado:
“Quiero dar gracias a Dios por la bondad que ha tenido conmigo. Hace nueve años, sin ningún mérito por mi parte, el Señor se fió de mí (cf. I Tm 1, 12) y me concedió la gracia y la misión de ser Obispo, Sucesor de los Apóstoles, para el servicio de ustedes.
Fui nombrado obispo por el papa emérito Benedicto XVI, a quien, en la carta de aceptación, le escribí: “siempre ha sido mi deseo servir a la iglesia como ella quiere ser servida. Es una gran responsabilidad la que Su Santidad me asigna, pero tengo la certeza que cuando Dios nos pide algo, nos concede también la gracia para llevarlo a cabo. Por eso, confiando en la Providencia, que nunca se equivoca, acepto este nombramiento…”
Agradezco la atención que me brindó Su Eminencia Pietro Parolin, otrora Nuncio Apostólico en Venezuela. Sus consejos, el día que me comunicó el nombramiento, quedaron grabados en mi corazón, y los he tratado de poner por obra en el ejercicio del ministerio episcopal.
Durante estos 9 años, el Señor me ha concedido experimentar su bondad en el seno de la Iglesia, a la que pertenezco desde mi Bautismo, a la que serví como presbítero durante veintidós años en mi amada diócesis de Ciudad Guayana, por la cual rezo todos los días.
Siendo con ustedes cristiano y para ustedes obispo (cf. San Agustín), durante estos años, el Señor ha ampliado el horizonte y la responsabilidad de mi servicio pastoral, dándome la oportunidad de conocer a tantas personas buenas, testigos de la fe, en la arquidiócesis de Maracaibo y actualmente en la diócesis de Cabimas. El Señor me ha permitido colaborar en la Conferencia Episcopal en la Comisión Episcopal de Catequesis y, en este momento, en la Comisión Nacional de Protección al Menor.
Bendigo al Señor por la oportunidad que me ha brindado de trabajar, con tantos obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos (niños, adolescentes, adultos y ancianos), que entregan su vida, cumpliendo el mandato de Jesús “Vayan y anuncien el evangelio a toda criatura” (Mc. 16, 15) y en la atención de los más necesitados.
A todos ustedes, queridos amigos, les pido que recen hoy al menos un avemaría, por este obispo que, a pesar de sus debilidades, quiere ser un pastor bueno, fiel y prudente. Los “cargos son cargas”. Necesito de ustedes: de su oración, solidaridad, comprensión y perdón.
Y le pido a María Santísima, Nuestra Señora del Rosario: “protégeme y defiéndeme como hijo y posesión tuya”, y que nada ni nadie me separe de su queridísimo hijo, Nuestro Señor Jesucristo.
+Ángel Caraballo. Obispo de Cabimas
Fotos Cortesía/Diócesis de Cabimas
EL REGIONAL DEL ZULIA
