Curiosidades.- En el corazón de la región Guayana, entre la exuberante selva del sureste de Venezuela, se levanta una de las formaciones geológicas más antiguas del planeta: el imponente Monte Roraima. Con una altitud que roza los 3.000 metros sobre el nivel del mar, este tepuy legendario no solo es un hito natural, sino también un verdadero archivo viviente de la Tierra.
Al sureste venezolano se encuentra esta maravilla natural que desafía la línea del tiempo terrestre. El Monte Roraima, considerado uno de los lugares más antiguos del planeta, y su presencia en territorio nacional convierte a Venezuela en guardián de un fragmento esencial de la historia geológica mundial.
Como un antiguo y misterioso ente natural que desafía la imaginación, el Monte Roraima, según estudios forma parte del Escudo Guayanés, una región con formaciones rocosas precámbricas que datan de hace más de 2.000 millones de años, cuando los continentes apenas comenzaban a esbozarse. Esta antigüedad coloca a Roraima como uno de los puntos más primitivos de la corteza terrestre aún visibles, siendo testigo silencioso del paso de las eras y las transformaciones planetarias.
Esta mole milenaria se formó mucho antes de que los continentes existieran tal como los conocemos.
Además, presenta una morfología antinatural, ya que su posición y ángulos perfectos dan la ilusión de haber sido cortado con cuchillos. Esta formación es la más grande de su tipo en toda América del Sur, rodeada de cascadas, acantilados y un paisaje que te quita el aliento.
Una cima de leyendas y nubes eternas
A pesar de su altitud desafiante, Monte Roraima a diferencia de los picos montañosos comunes, no se alza con picos agudos, sino que presenta una cima plana y surrealista, flanqueada por acantilados verticales que crean una especie de fortaleza natural suspendida entre las nubes, que parecen proteger un mundo aparte.
Desde que fue documentado por el explorador Sir Everard im Thurn en el siglo XIX, Monte Roraima se ha convertido en fuente de mitos indígenas, inspiración literaria —como en «El mundo perdido» de Arthur Conan Doyle— y escenario de sueños cinematográficos, como el lugar encantado que aparece en Up, la película animada de Pixar.
Su constante cobertura de neblina y el aislamiento natural han contribuido a mantener un ecosistema único de flora y fauna, donde evolucionan especies endémicas que no existen en ningún otro rincón del planeta, lo que convierte a su cumbre en un laboratorio biológico inexplorado. Musgos fosforescentes, ranas diminutas, plantas carnívoras y musgos que brillan en la oscuridad conviven en este ecosistema de otro tiempo, formando parte del universo oculto en su cumbre. Este espacio es considerado por biólogos como un laboratorio vivo, ideal para estudiar procesos evolutivos sin interferencias externas.
Para Venezuela el Monte Roraima no solo es un atractivo turístico o una rareza geológica: es una prueba tangible de que Venezuela alberga en su territorio un fragmento esencial de la historia del planeta. Mientras el mundo mira hacia el futuro, Roraima permanece como un recordatorio imponente de nuestro pasado más profundo.
Orgullo nacional, legado planetario
El Monte Roraima no solo representa un atractivo turístico de alto impacto, sino también una evidencia tangible de que Venezuela alberga en su geografía un capítulo crucial del origen terrestre. La conservación de este patrimonio natural es responsabilidad de todos, y su reconocimiento impulsa la valoración de nuestros recursos como legados universales.