POR: LIC. NÉSTOR PERALTA
Cabimas se convirtió en la vedette de la zona petrolera del Distrito Bolívar ,estado Zulia, luego de conocerse sus grandes yacimientos petroleros , como por arte de magia la ciudad se llenó de gente en búsqueda de empleo y ofrecer sus servicios en cualquier especialidad u oficio , llegaron en este caso los barberos que hacían cortes varoniles y daban forma a las afeitadas con bigotes de brocha y las patillas que llegaban hasta la mandíbula , era la moda , hombre que se respetaba en ese momento debía mantener su apariencia personal bien masculina, < macho machote>, los niños con su corte totuma , el corte afro para los pelo quieto y los adolescentes el corte militar o bajito, nada de cosas raras con caminitos , rayitas y coloretes como se ven ahora, fin de mundo diría mi abuela.
Llegar a la Barbería era un momento de relax , un reencuentro con esos compañeros de trabajo , parientes y vecinos , el barbero era un diario parlante , un informante que ponía al tanto de los acontecimientos políticos , económicos y otras cosas (hablaba más que radio con pilas de marcapaso), sentarse a tomar café, leer el periódico y revistas mientras el fígaro pasaba peine, hojilla, espuma, maquina y tijeras por esa maraña, mogote , tomuza, bigote y barba, afilaba bien su navaja en algo parecido a una lengua de cuñada , para luego afeitar la mejillas y la nuca , al final rociaba una loción alcoholada que provocaba ardor ,unos brochazos para quitar restos de cabello , algo de talco , un masaje capilar con brylcreem y listo, nos vemos el mes siguiente , saliendo la persona con menos años en su aspecto físico , con el autoestima alto , igual de feo , pero rasurado .
Recuerdo que mi madre le pidió el favor a varias vecinas para que me cortaran el cabello , ninguna quiso< ¡zape, llévalo pa la iglesia !>, no habían cobres para esas cosas, cómo pudo reunió y me llevo a la Barbería moderna ubicada al lado de una quincallería llamada la burrera frente al pasaje sorocaima, me atendió un señor alto , muy robusto, puso una tabla acolchonada sobre la silla de Barberia , me coloco el delantal y cuando procedía a pasarme la tijera noto que tenía 3 remolinos , cada uno con la forma del número 6 , se puso pálido y tembloroso, luego de rezar y persignarse varias veces frente a un crucifijo y unas estampitas pegadas a un espejo prendió su máquina de afeitar eliminando esos símbolos profanos creados por 9 pelitos amuñuñuñaos de 3 pulgadas de largo cada uno , me impidieron mirar el espejo , al llegar a casa observo el desastre : me rapo la cabeza casi por completo dejándome solo un mechoncito en la frente , ! que indignación ! , pase’ una semana de rabia ligada con cólera y coraje, era el corte yanqui muy de moda en ese entonces , los niños en esa época no podíamos protestar …
En ese tiempo hubo varios barberos en Cabimas: en concordia estaba Anselmo Marcano y Osmer Sánchez, por el sector delicias estaban los señores Bartolo y Cristóbal que prestaban sus servicios a domicilio, en la zona norte el señor Alejandro Arévalo y en la calle Miranda diagonal a remates Cúcuta se instaló don Vito Ferrara un italiano que adopto a Cabimas y formo una hermosa familia, en su Barberia Valente tenía una silla que simulaba un caballito para atraer a los niños de ese entonces , hubo otros como : Alexander Mata(el pionero) , Caraballo ,Esposito , Ernesto Antonio Álvarez(pajarote) ,Alonzo Perozo ,Emiro Rincón, Lilo Aquilino ,Tito Roque, y el señor Villavicencio que se ubicaron en pleno casco central , hay otra figura emblemática como es don Mauro Libutti quien siempre ha apostado al desarrollo del municipio , todos estos caballeros se ganaron la vida con el noble oficio de barberos , y levantaron sus familias honestamente , ejemplos de superación a seguir , ellos son casi como ese terapeuta que escucha pacientemente , aconseja y pone presentable al cristiano que acude a él , pero que alguien me diga por favor quien fue el degenerado psicópata que invento ese cortecito yanqui, si lo conocen díganle que tiene una deuda pendiente conmigo , lo quiero ver cara a cara algún día , no le deseo nada malo solo larga vida… pero a su suegra.
Lic., Néstor Peralta
CNP: 7371
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