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PIEDAD O MISERICORDIA

por El Regional del Zulia
PEDRO DUARTE-OPINIÓN

 

POR: PEDRO DUARTE

Hace un tiempo se presentó la oportunidad de entablar una interesante conversación con un gran amigo, a quien respeto por una cantidad de razones; dicha conversación se establece a raíz de la Presentación del Ballet “TERESA CARREÑO” donde una de las piezas presentadas se titula “PIEDAD”, dando origen a una interrogante muy valedera: “¿Es igual decir PIEDAD que MISERICORDIA?”. Con esa interrogante comenzó ese diálogo, aunado a una pregunta que hiciera una Joven también presente en ese momento y que dejo ver ciertos escrúpulos religiosos (nada buenos) cuando dijo: “¿La Misericordia solo es de Dios?”.

De manera sencilla, sin entrar en las profundidades de la teología, creo oportuno escribir estas letras y al respecto poder hacer una referencia a tan interesante interrogante de dos palabras que son conductas y se refieren al comportamiento con los demás.

Cuando hablamos de Piedad y sobre todo para los modernos, es la fidelidad a los deberes religiosos, reducidos con frecuencia a los Ejercicios de Piedad, ejemplos en la Iglesia Católica: El Santo Rosario, El Vía-Crucis, entre otros. En la Biblia se irradia de manera mas profunda y engloba también la relación del Hombre con los otros Hombres. Desde una perspectiva Teológica la Piedad es una de los DONES DEL ESPIRITU SANTO, y nos coloca en la necesidad de estar cercano en la intimidad con Dios a través de la oración

En las relaciones humanas, la Piedad, proveniente del latín pietas, la forma del sustantivo del adjetivo pius que significa devoto o bueno, en Hebreo hesed, designa en primer lugar la relación mutua que une a Parientes; es una adhesión que implica una ayuda mutua, eficaz y fiel. La expresión “hacer hesed”, indica que la Piedad se manifiesta en actos y así podemos hablar de la Piedad en las relaciones con Dios; la Piedad de Cristo; la Piedad del Cristiano y algo muy importante, no la podemos confundir con la lastima, sentimiento este muy vehemente y completamente pasajero.

La Misericordia, por su parte está identificada con la Compasión o el perdón, es la disposición a compadecerse de los trabajos y miserias ajenas, hace mención a la cercanía desde el corazón. Se manifiesta en amabilidad, asistencia al necesitado, especialmente de perdón y reconciliación. Es más que sentido de simpatía, es una práctica. En el Cristianismo, es uno de los principales atributos divinos. Es un sentimiento de pena o compasión con los que sufren e impulsa a ayudarles o aliviarles; en determinadas ocasiones es la virtud que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo. Etimológicamente, Misericordia viene del latín: misere (miseria, necesidad); cor, cordis (corazón) e ia, hacia los demás. Tener un corazón solidario con aquellos que tienen necesidad. En hebreo (ramin) otro termino hebreo (hesed), en griego (eleos), no es ya únicamente el eco de un instinto de bondad que puede equivocarse acerca de su objeto o su naturaleza, sino una bondad consciente, voluntaria; e incluso respuesta a un deber interior, fidelidad con uno mismo y es muy hermoso como el Papa francisco la define como TERNURA DE DIOS, haciendo hincapié en la necesidad de cumplir en esta vida terrenal las catorce obras de misericordia y así ganar la eternidad.

Los que creemos en Dios confiamos en un Dios misericordioso, que desde el principio lo ha manifestado y hasta el fin manifiesta su ternura con ocasión de la miseria humana. El Hombre a su vez debe mostrarse misericordioso con el prójimo a imitación de su Creador. En cuanto a la práctica de la misericordia y sin caer en fundamentalismo bíblico, traigo a colación algunos ejemplos tomados de las Sagradas Escrituras, pues la ”perfección” que Jesús, según Mateo 5,48 exige a sus discípulos, consiste según Lucas 6,36 en el deber de ser misericordiosos “como vuestro Padre es misericordioso”. Es una condición esencial para entrar en el reino de los cielos (Mateo 5,7), que Jesús reitera después del profeta Oseas (Mateo 9,13; 12,7). Esta ternura debe hacerme Prójimo del miserable al que encuentro en mi camino, a ejemplo del Buen Samaritano (Lucas 10,30-37), debe llenarme de compasión para con el que me ha ofendido (Mateo 18,23-35) porque Dios ha tenido compasión conmigo (Mateo 18.32 s); así seremos nosotros juzgados según la misericordia que hayamos practicado quizás inconscientemente, para con Jesús en persona (Mateo 25,31-46).

La humanidad necesita de misericordia, no podemos continuar devorándonos, debemos ser más humanos, más espirituales, amar con más fuerza, simpatizar con más ganas. Tener una autentica compasión en el corazón; el Hombre no puede cerrar sus entrañas ante un hermano que se haya en la necesidad (no importa raza, credo, condición social, política, religiosa), nunca perdamos de vista que el amor de Dios no mora sino en los que practican la misericordia (1 Juan 3,17).

 

Pedro Duarte

Abogado 

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