OPINIÓN

POLITICOS CORRUPTOS

POR: DR. ALIRIO FIGUEROA ZAVALA 

Individuo de número de la Academia de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia

Muchas personas suponen que la corrupción política es una especialidad de Latinoamérica, pero sería conveniente leer el, libro intitulado “Mears of Ascent” (medios de ascenso), es un libro cuyo autor es Robert Caro) que se refiere a hechos de corrupción que han existido en los Estados Unidos de América.

En general, es larga, casi interminable, la lista aquellos políticos que exhiben en su foja formidables hazañas junto a un alto grado de corrupción. Cuando la gente piensa que los políticos son por definición, corruptos, generaliza, pero se acercan a la verdad. La corrupción, se dice de varias maneras, pero no todas ellas tienen el mismo alcance.

Cuando el escritor alemán Max Weber pronunció su famosa conferencia sobre “La política como vocación” distinguió entre el político que vive para la política del  político que vive de la política. El primero siente una vocación. El segundo aprovecha la ocasión. Pero es conveniente tener presente que incluso el político que vive para la política no está exento de desvíos morales; porque como muy bien lo advirtió Nicolás Maquiavelo, la política no es para hipersensibles morales.

En el momento en que escoge un medio cuestionable en pos de un fin loable, hasta el político vocacional camina al borde de la corrupción. Si queda del lado de acá, diremos que el político tiene un código moral específico, distinto del de los demás mortales. La tentación del político con vocación es excederse en el empleo de los medios. El político sin vocación no tiene, en cambio, ninguna tentación: su vida misma consiste en usar de la política como un medio para sus propios y egoístas fines. Para gozar del poder. Para enriquecerse.

Al juzgar a cada político en relación con la corrupción tendríamos que preguntarnos si llego a la política en pos de algún ideal o si la tomo como un atajo en dirección de sus propias ambiciones sociales, publicitarias o financieras. Tendríamos que preguntarnos también, si es fuerte o débil frente a las tentaciones que lo rodea. Si es vocacional y, además, fuerte, no habrá límites para nuestra admiración. Si es vocacional, y, en alguna dimensión, débil, agregáramos a nuestra admiración por el hombre público cierta tolerancia por el hombre privado. Si ha hecho de la política un medio para sus estrechos fines, tendríamos que hablar o escribir, expresando que es un verdadero corrupto.

 

Dr. Alirio Figueroa Zavala | Abogado

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