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Presidente Trump tiene en la mira a Monómeros

Monómeros es una empresa filial de la estatal venezolana Pequiven, que durante dos décadas ha sido un engranaje vital para la agricultura colombiana, al ser una importante planta de fertilizantes que labora con una licencia que emitió el Departamento del Tesoro de Estados Unidos

por Noris Hernández

Nacional.- La empresa estatal petroquímica venezolana Monómeros, el segundo activo más grande que tiene Venezuela en el exterior y una fuente de cuantiosos empleos en Colombia, enfrenta un escenario incierto tras conocerse que el gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, no renovaría la licencia que le permite operar en territorio colombiano. Esta medida se enmarcaría en una estrategia más amplia de presión contra el gobierno de Nicolás Maduro.

Monómeros es una empresa filial de la estatal venezolana Pequiven, que durante dos décadas ha sido un engranaje vital para la agricultura colombiana, al ser una importante planta de fertilizantes que labora con una licencia que emitió el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, para comercializar sus productos y participar en transacciones financieras, incluidas subsidiarias dedicadas a servicios portuarios.

Sin esa licencia, Monómeros quedaría prácticamente aislada del sistema financiero internacional, imposibilitada de realizar transacciones, vender sus productos o incluso pagar proveedores, lo que podría llevar a una parálisis operativa.

La eventual decisión anunciada por Bloomberg, y que aún no es oficial, podría tener implicaciones profundas no solo para la empresa con sede en Barranquilla, también para el campo colombiano, especialmente los pequeños productores que dependen de sus fertilizantes subsidiados.

“Esta medida pone en riesgo la planta que produce alrededor del 28% de los fertilizantes de Colombia, al afectar la producción de insumos claves para su industria agrícola y pecuaria, como alimentos para animales, amoniaco y ácido fosfórico. La pérdida de esta capacidad de producción generaría un vacío difícil de llenar en el corto plazo y aumentaría los costos para cientos de agricultores”, reseñó el portal especializado en finanzas.

La desconexión del sistema financiero por la posible suspensión de esta licencia especial concedida en 2019, y que vencerá el 30 de junio de este año, limitaría aún más la capacidad del gobierno de Maduro para obtener divisas y sostener operaciones en el exterior.

Monómeros salió de la lista negra

La empresa, que produce primordialmente fertilizantes, terminó en una lista de firmas venezolanas sancionadas durante el primer gobierno de Donald Trump, pero desde 2019, tras el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino, su gobierno tomó el control de la junta directiva de la empresa debido a las gestiones del entonces presidente colombiano Iván Duque. Monómeros comenzó a operar bajo una licencia especial para ser renovada anualmente, emitida por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

La situación de la empresa entró en un limbo desde septiembre del 2022, cuando el presidente Gustavo Petro permitió que el régimen de Nicolás Maduro recuperará el control de la junta directiva, situación que no fue revertida por la administración Biden.

En noviembre de 2024, el presidente Gustavo Petro envió una carta a Nicolás Maduro para pedirle que no avanzara en la venta de Monómeros, una posibilidad que había retomado fuerza desde que se supo que el régimen venezolano buscaba privatizar activos estratégicos. 

“Esto elevaría el costo de los productos agrícolas en ambos países”, advirtió Petro en ese momento, preocupado por el impacto que podría tener una eventual venta en la seguridad alimentaria y la integración económica regional.

El gobierno de Colombia anunció en ese momento que iniciaría una actuación administrativa para “someter al grado de supervisión denominado ‘control’” a Monómeros ante “la posible venta de sus acciones”, indicó la Superintendencia de Sociedades (Supersociedades) en un comunicado.

“El control es el máximo grado de supervisión, de carácter societario, que ejerce la Superintendencia de Sociedades, preventivamente, con el fin de preservar la empresa como unidad productiva y fuente generadora de empleo”, agregó la Superintendencia.

Desde su llegada al poder a inicio del 2025, Donald Trump ha dejado clara la intención de “máxima presión” sobre Maduro, buscando asfixiar financieramente al régimen por no cumplir con demandas democráticas ni liberar presos políticos. Esta acción también podría interpretarse como un mensaje hacia otros países de la región sobre las consecuencias de mantener vínculos con gobiernos sancionados.

Petro quiere comprar Monómeros

El presidente Gustavo Petro reveló a principios del mes de mayo su intención de que la petrolera estatal colombiana, Ecopetrol, adquiera la totalidad de Monómeros, según lo expresado durante una entrevista con el creador de contenido Juanpis González.

“Mi intención es que Ecopetrol la compre. Ahí ya no puedo decir que sea poder o no, porque no lo sé. Porque la mayoría de Ecopetrol es de la Nación. Si Monómeros es de Ecopetrol sería pública en un 85%”, afirmó Petro.

El jefe de Estado detalló el objetivo estratégico detrás de esta iniciativa: “¿para qué quiero que Ecopetrol la compre? Para subsidiar los fertilizantes en Colombia, para que el campesinado todo y los pequeños y medianos agricultores tengan insumos baratos para producir alimentos en el país y así pueda bajar el precio de la alimentación en este país, para eliminar el hambre. Y para que los ingresos reales suban”, dijo.

Lo que está en juego ahora de concretarse este nuevo veto para las operaciones comerciales de Venezuela va más allá de una empresa. Es una cadena de producción y consumo que conecta a dos países con intereses comunes, pero con realidades políticas muy distintas. Para muchos campesinos, Monómeros es la garantía de acceso a insumos accesibles en un contexto marcado por la volatilidad del mercado internacional.

Su posible cierre o debilitamiento abriría la puerta a una mayor dependencia de productos importados, con precios más altos y márgenes más estrechos para quienes ya trabajan con lo mínimo.

De momento, lo único claro es el silencio. Y mientras los despachos oficiales no aclaren el panorama, quienes más tienen para perder son los agricultores, los empleados de la planta, la economía de Barranquilla, por ahora se seguirá esperando que el desenlace no sea el peor.

Texto/Compilación: Semana/ Infobae/El Nacional

Fotos/Monómeros

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