POR: DR. PEDRO DUARTE
En una oportunidad leí algo que me pareció interesante, que se relaciona mucho a mi criterio, con el título que he decidido colocarle a este artículo; decía más o menos lo siguiente: sólo los fantasmas se revuelcan en el pasado, explicándose a sí mismo como una especie de descripciones basadas en su vida ya pasada. Tú eres lo que eliges ser hoy en día, no lo que antes elegiste ser. Esto es una especie de norma de vida que deberíamos aplicar y seguro nos ayudará a encontrar un poco más de serenidad.
En ocasiones nos podemos preguntarnos ¿Quién soy Yo? ¿Cómo me describo a mí mismo? Y así podemos seguir indagando sobre nosotros mismos. Para poder responder a esas preguntas, tenemos sin duda que referirnos a nuestra propia historia, a un pasado ya vivido, independientemente de lo bueno o lo malo que haya sido pero que sin duda seguimos ligados o atados a este, pareciendo difícil escaparse del mismo.
Desde el punto de vista metafísico, el pasado quizás no sea nada, pero respecto a nuestra experiencia, el pasado lo es todo. Todo nuestro conocimiento de lo que conocemos como mundo externo, no es sino una corriente continua, ininterrumpida, de actos a través de los cuales lo que era el pasado se convierte en presente.
El gran filósofo Nietzsche entiende la capacidad de asimilar el pasado al servicio de la vida, de modo que no se reduzca a un «conocimiento interno», sino que pueda externarse de manera creativa. Con ello se convierte en un elemento que da forma a la historia.
Es importante, así como necesario cuando se trata de romper con el pasado, en un primer momento reconocer qué es lo que se necesita soltar, esto va acompañado de una necesidad de perdón al otro e incluso a nosotros mismos, aceptar que de verdad se necesita poner en práctica este ejercicio, dar gracias, establecer nuevos objetivos por los que trabajar pensando siempre en un mejor futuro.
Soltar el pasado que en muchas ocasiones nos amarra fuertemente, es un desafío que requiere valentía y determinación. Es un proceso de autorreflexión profunda, de auto descubrirse. Al liberarnos de los resentimientos y recuerdos negativos, creamos hermosos espacios para la sanación y el crecimiento, así como nos abrimos a nuevas oportunidades de felicidad y plenitud.
“La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado”
Gabriel García Márquez
Dr. Pedro Duarte
Abogado
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