POR: PBRO. JOSÉ ANDRÉS BRAVO H.
El 13 de marzo de 2013, el Cardenal arzobispo de Buenos Aries, Argentina, Jorge Mario Bergoglio S. J., es elegido Obispo de Roma tomando por nombre Francisco, en honor a San Francisco de Asís. Ya con la elección de su nombre indicaba su programa pastoral y el deseo de conducir al Pueblo de Dios hacia un nuevo avance en el cumplimiento del sueño de sus antecesores, plasmado en el Concilio Vaticano II, una Iglesia Sinodal, en comunión y participación para una misión es salida. Su primer deseo es que la Iglesia viva la pobreza como testimonio y opción pastoral: “Quiero una Iglesia pobre para los pobres”, lo expresa con frecuencia, siguiendo al pobrecillo de Asís. Otro de los temas que trata con gran inquietud, inspirado también por San Francisco, es la ecología humana, expresado en su encíclica Laudato Sí (24/5/2015), sobre el cuidado de la casa común. Una tercera inquietud que va a orientar su misión, con la misma intensidad del santo que inspiró su nombre, es la paz y la cultura del encuentro. Otros temas que mueven su espíritu son la fraternidad, la misericordia y la revolución de la ternura. Su manera espontánea de manifestar el deseo de la no exclusión y la búsqueda de los alejados, causa algunas dificultades para entender su mensaje, sus actuaciones y sus silencios. Especialmente cuando enfrenta los más graves desafíos de nuestro tiempo. Por ejemplo, la familia y el matrimonio, la homosexualidad, entre otros. También causa dificultades su postura ante las ideologías que suelen terminar en totalitarismos. Critica con fuerza el sistema social que exalta la libertad absoluta de cada individuo que lleva a la indiferencia ante la conciencia social.
No pretendo hacer un recorrido histórico, sólo indicar algunas ideas expresadas en su magisterio. A la interrogante lanzada en una entrevista realizada por el director de la famosa revista La Civitá Cattolica, de ¿quién es Jorge Mario Bergoglio?, el Papa Francisco responde: “Soy un pecador en quien el Señor ha puesto los ojos”. Razona un poco más su respuesta: “Soy alguien que ha sido mirado por el Señor. Mi lema, Miserando atque eligendo, es algo que, en mi caso, he sentido siempre muy verdadero”. Sigue explicando: “El gerundio latino miserando me parece intraducible tanto en italiano como en español. A mí me gusta traducirlo con otro gerundio que no existe: misericordiando”. De hecho, el domingo siguiente de su elección, el 17 de marzo de 2013, escuchamos devotamente su primer rezo del Ángelus, donde nos dice: “Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia”. Le gusta repetir una y otra vez: “El nombre de Dios es misericordia”.
Nuestro Papa decreta Año Jubilar de la Misericordia (del 8/12/2015 al 20/11/2016) y nos ofrece su Carta Apostólica Misericordia et misera (MM) el 20 de noviembre de 2016. Es un tema para nuestra reflexión, pero que nos mueve a una acción social más eficiente, pues, misericordia significa inclinarnos ante la miseria humana para servirle en el amor:
“El carácter social de la misericordia obliga a no quedarse inmóviles y a desterrar la indiferencia y la hipocresía, de modo que los planes y proyectos no queden sólo en letra muerta. Que el Espíritu Santo nos ayude a estar siempre dispuestos a contribuir de manera concreta y desinteresada, para que la justicia y una vida digna no sean palabras bonitas, sino que construyan el compromiso concreto de todo el que quiere testimoniar la presencia del Reino de Dios” (MM19).
Dos documentos escritos por el Papa Francisco son dignos de un estudio más profundo para asumir el proyecto renovador hacia una Iglesia Sinodal, comenzando por una conversión personal y pastoral. Pocos meses después de ser elegido Obispo de Roma, el 24 de noviembre de 2013, nos ofrece la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (EG). En ella enseña su proyecto pastoral para la Iglesia universal: “Aquí he optado por proponer algunas líneas que puedan alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora, llena de fervor y dinamismo” (EG 17). Ellas van a ser desarrolladas en los capítulos que estructuran la exhortación. Comienza por concretar su sueño de transformar la Iglesia en una misionera en salida, “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20). Esto ha dado al Pueblo de Dios, especialmente, a los Movimientos Apostólicos de Laicos, un impulso extraordinario. En este primer capítulo nos va enseñando, con una sencilla pedagogía de pastor, lo que significa ser Iglesia en esta nueva etapa histórica, marcada por una impostergable renovación (cf. EG 27-33). Uno de los temas de mayor relevancia es tratado en el cuarto capítulo, la dimensión social de la evangelización, donde nos llama a la inclusión de los pobres porque son los privilegiados del Pueblo de Dios, al diálogo y a la construcción de la paz.
El más impactante de los documentos del Papa Francisco, es de categoría social, centrado en el tema, quizás de mayor interés y urgencia: la fraternidad y la amistad social. Sabemos que la fraternidad a la que nos llama Jesús en su Evangelio es el más alto grado de desarrollo humano. El documento es un anuncio evangélico de que todos somos hermanos: Fratelli Tutti (FT), sobre la fraternidad y la amistad social, promulgada el 3 de octubre de 2020: “Entrego esta encíclica social como un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras” (FT 6). Describe la situación actual de un mundo cerrado que nos desafía como cristianos inspirándose en la parábola del buen samaritano (Lc 10,25-37). El Papa Francisco apunta a la más importante interrogante de Dios a cada uno de nosotros: ¿Dónde está tu hermano? (Gn 4,9). Ahí está expresada el mensaje del cristianismo en el mundo. La respuesta de Jesús es el amor fraterno. Es la exigencia de pensar y gestar un mundo abierto. Piensa en particular en tantos hermanos nuestros migrando por el territorio mundial, sufriendo el desprecio de un mundo cerrado y el rechazo por ser pobres, descartados de las sociedades. Así va desarrollando el proyecto evangélico proponiendo la mejor política que hace posible la amistad social.
Pbro. José Andrés Bravo H.
Arquidiócesis de Maracaibo
Centro Arquidiocesano de Estudios de la Doctrina Social de la Iglesia
Universidad Católica Cecilio Acosta
Parroquia Personal Universitaria San Juan Crisóstomo y San Juan Pablo II, LUZ
Parroquia Santa Teresita del Niño Jesús, Amparo
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