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Seguridad agroalimentaria nacional: ¿autosuficiencia o retórica política?

La afirmación del ministro de Industrias, Alex Saab, sobre la producción del 98 % de los alimentos que se consumen en el país es una verdad a medias. Organizaciones como Fedeagro y la FAO señalan que Venezuela aún no alcanza la autosuficiencia alimentaria y destacan los problemas de acceso a los alimentos por parte de la población.

por Noris Hernández

Nacional.- El ministro del Poder Popular de Industrias y Producción Nacional, Alex Saab, afirmó recientemente que “Venezuela produce el 98% de los alimentos que se consumen”, asegurando que el país ha alcanzado su soberanía alimentaria.

“Hoy Venezuela, bajo los lineamientos del presidente Nicolás Maduro, produce el 98% de los alimentos que consumimos en el país, nosotros hemos alcanzado la soberanía alimentaria”, dijo el ministro Saab.

Sin embargo, esta declaración ha sido calificada por los analistas de los índices económicos del país como una verdad a medias, ya que, pese a que se han registrado mejoras respecto a años anteriores, las proyecciones para este 2025, apuntan a un retroceso en rubros como el maíz, debido a una reducción del área sembrada y ausencia de financiamiento.

La cifra ofrecida por el alto funcionario del gobierno durante los preparativos de la Primera Expo AgroAlba 2025, que se llevó a cabo a principios del mes de junio en Caracas, carece de datos oficiales públicos que respalden ese porcentaje, que se enfrenta a las estimaciones independientes, como las de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), que indican que la producción nacional cubría solo el 57% de la demanda interna al cierre de 2024. Información divulgada por Banca de Negocios en diciembre del año pasado.

También la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha señalado que Venezuela aún no alcanza la autosuficiencia alimentaria y que persisten problemas de acceso a los alimentos.

“Para el año de mercado 2025/2026, la producción de maíz en Venezuela se estima en 1.2 millones de toneladas métricas (MMT), lo que representa una disminución del 14 % en comparación con el año anterior”, advirtió la FAO.

Retórica agroalimentaria

Las declaraciones del ministro Saab se alinean a la narrativa oficial, que desde 2021 ha sostenido porcentajes de producción nacional superiores al 80%, sin ofrecer balances verificables.

El mismo presidente Nicolás Maduro en los últimos años ha ratificado que “80 % de los alimentos se producen en Venezuela”, y que Venezuela logró 97% de abastecimiento del mercado interno con producción propia el año pasado. Otros medios de informativos y portales gubernamentales han reseñado, en distintas fechas, declaraciones de Maduro que mantienen la misma línea informativa oficial. Por ejemplo, a principios de 2024 el diario Vea publicaba que “Venezuela estaba produciendo 97 % de los alimentos que el pueblo de Venezuela se lleva a su casa diariamente”.

Pero estas cifras no son verificables cuando no existen balances oficiales recientes del Ministerio de Agricultura y Tierras ni del Instituto Nacional de Estadística (INE) que permitan confirmar las cifras que sostiene el gobierno.

Emergencia climática: lluvias, deslaves y cosechas en riesgo

En paralelo al discurso optimista del gobierno, que apuntan a un abastecimiento alimentario nacional casi total, la situación climática ha golpeado duramente al sector agroalimentario en las últimas semanas, debido a que la onda tropical número 9 y su interacción con la zona de convergencia intertropical provocaron inundaciones, deslaves y daños a la infraestructura agrícola en estados como Mérida, Trujillo, Barinas y Zulia.

Municipios como Boconó y Campo Elías estuvieron bajo lluvias por más de 12 horas la semana pasada, dejando viviendas anegadas y comunidades incomunicadas, mientras el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) advirtió que nuevas ondas tropicales seguirán afectando el país, lo que mantiene el riesgo sobre las cosechas actuales y futuras.

Fedeagro alertó que el mal estado de la vialidad, como consecuencia de las fuertes precipitaciones que se registraron en las entidades andinas del país, especialmente en el estado Mérida, está ocasionando serios retrasos en la distribución nacional de las verduras y hortalizas que se producen en esa zona.

 Contradicciones y desafíos estructurales

A pesar de los anuncios de crecimiento del sector agroalimentario y programas como el Plan de Siembra 2025, persisten desafíos estructurales en el sector agropecuario por la falta de financiamiento, inseguridad jurídica y escasez de insumos agrícolas.

La dependencia de importaciones en rubros claves como trigo, soya y fertilizantes también afecta, adicionando a ello la débil infraestructura rural que se ve agravada por fenómenos climáticos extremos que ponen en jaque al campo venezolano.

Sistema agroalimentario vulnerable

La afirmación de que Venezuela produce el 98% de sus alimentos no sostenida con evidencia verificable no ayuda a conocer y a enfrentar la dura realidad de los productores agropecuarios y consumidores del país, y las recientes lluvias intensas han puesto en evidencia la vulnerabilidad del sistema agroalimentario, que más que discursos necesita inversión, planificación y transparencia.

Lo que sí es real es que, según un informe publicado en enero de 2025 por la FAO, el FIDA, la OPS/OMS, UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos, se estima que al menos 5 millones de venezolanos sufren de hambre.

Sector privado: resiliencia desde la producción

El sector empresarial ha comenzado a implementar estrategias de fortalecimiento productivo con apoyo de organismos internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y gremios como la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea).

El Programa de Desarrollo de Proveedores (PDP), por ejemplo, busca mejorar la productividad de las MIPYMES agroalimentarias mediante asesorías en finanzas, operaciones y sostenibilidad. Empresas como Productos Alimenticios Kelly’s han reportado mejoras en rentabilidad, planificación y calidad.

Asimismo, se han logrado alianzas público-privadas que promueven la colaboración entre grandes empresas y pequeños productores para fortalecer las cadenas de valor, reducir costos logísticos y mejorar el acceso a insumos; al tiempo que se están incorporando tecnologías para optimizar procesos agrícolas, reducir desperdicios y fomentar prácticas amigables con el ambiente.

Sector académico: innovación y conocimiento aplicado

Desde las universidades y centros de investigación, se han planteado propuestas estructurales para transformar el sistema agroalimentario, a través de la innovación tecnológica, a fin de promover el desarrollo de semillas adaptadas al clima venezolano, técnicas de agroecología y agricultura de precisión.

La Red Agroalimentaria de Venezuela ha destacado la necesidad de integrar ciencia, tecnología e innovación para superar el estancamiento productivo. Universidades como la Universidad Central de Venezuela (UCV) y la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales “Ezequiel Zamora” (Unellez) impulsan programas de capacitación para agricultores, con énfasis en sostenibilidad, diversificación de cultivos y resiliencia climática.

La propuesta del sector académico del país es invertir en redes de transporte, almacenamiento y comercialización para reducir pérdidas post-cosecha y mejorar el acceso a mercados locales.

Basando sus propuestas en la seguridad alimentaria como derecho, insisten en que las políticas públicas deben garantizar el acceso equitativo a alimentos nutritivos, reconociendo las desigualdades sociales y geográficas que afectan a las comunidades rurales.

Tanto el sector privado como el académico coinciden en que la recuperación agroalimentaria requiere voluntad política, financiamiento y transparencia.

Las propuestas para hacerle frente a esta situación oscilan entre crear un fondo nacional de emergencia agrícola para atender desastres climáticos, establecer observatorios independientes que monitoreen la producción y el acceso a alimentos e incentivar el consumo de productos locales mediante campañas educativas y subsidios focalizados.

 

Texto/Noris Hernández

Con datos de AI/Cotejo.Info

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