POR: ABOG. NIMARY BOSCÁN MALDONADO
Definición de hipocresía: Según la Real Academia, es el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan. En muchos idiomas, incluido el francés, un hipócrita es alguien que esconde sus intenciones y verdadera personalidad. (Wikipedia, 2023).
Las personas falsas se caracterizan por ser hipócritas, no son sinceros y siempre ocultan un propósito o interés particular, fingen sentimientos y se disfrazan para alcanzar sus intenciones. La persona hipócrita engaña a través de su conducta para obtener ventaja, ganancia o recompensas. En principio, son “astutos” en ganarse la admiración de quienes necesita, mediante la adulación y la falsedad. Es importante detectar estos comportamientos y tomar distancia para no verse envueltos en la verborrea que los caracteriza, al menos que a Usted, le satisfaga sentirse superior al “chuparle media”, como le dicen coloquialmente, en ese caso necesita terapia sicológica.
La adulación forma parte de la hipocresía, porque cada halago, atenciones o conductas hacia el otro, carecen de espontaneidad. Detrás de “tanto cariño”, hay una intención de envolver a la persona, haciéndole creer y confiar en quien solo busca ventajas.
Los aduladores se caracterizan por enmarañar a las personas que le interesa en una red, para ganarse su total confianza, ejecutando actos “a favor”, haciendo halagos desmedidos para hacer notar una admiración falsa. Según un artículo publicado por lamenteesmaravillosa.com, “indica que hay personas que ya sea por azar o méritos se encuentran rodeadas de entornos demasiado demandantes, que les sobrepasan, algo que ocurre especialmente con las personas que tienen una alta sensibilidad. Son medios en los que priva la agresión mutua, expresada de muchas maneras: hay una crítica mordaz o implacable a los miembros del grupo o una burla constante que señala los errores de los demás, o, en otras ocasiones, violencia directa inspirada en caprichos o intolerancias de “los más fuertes”.
Por ejemplo, hay quienes para mantenerse en una posición, recurren a la adulación, para protegerse y no salir afectados, ocurre en el trabajo, familias, amigos, política, etc. Ahora bien, la adulación no es solo manipulación, también es ausencia de amor propio, baja autoestima, inseguridad y miedo. Los aduladores tienen algo en común: Se rebajan, sus halagos son una manera de reafirmar el poder, la autoridad o la superioridad de la persona a la que adulan. La exaltación que se le hace es calculada y dictada por el interés o la necesidad. El propósito final es ganar el favor de esa figura poderosa, pensando que humillarse es una forma de lograrlo.
Los aduladores buscan suavizar el ego del adulado. Al recibir los halagos, todos tendemos a reducir las defensas y deseamos creer que son ciertas todas esas cualidades que nos adjudican. En esa medida, la posibilidad de un rechazo, una agresión o una reacción negativa disminuye considerablemente. Hay estilos de aduladores: Los que llevan chismes al jefe, los que exageran atributos, los defensores de lo indefendible, los llamados sapos, los que limpian la silla del jefe con su pañuelo para que se siente, en fin, hay tantos ejemplos que a la vez son motivo de jocosidad, pero que en el fondo no es gracioso, que alguien se humille por mostrar una aparente amabilidad o un falso cariño para alcanzar un objetivo personal.
La adulación, no es astucia y al final no se gana nada. Quien de verdad se respeta y aprecia a si mismo no recurre a la adulación como mecanismo para ganar simpatía o evitar un daño.
La adulación es una planta que no florece en los terrenos donde existe un amor propio con raíces fuertes. Ninguna persona verdaderamente saludable mentalmente admite que le adjudiquen superioridades gratuitamente. No necesitan que otros les digan lo que son, o lo que tienen, porque ya lo saben por sí mismos. Quien accede a la adulación y responde a la falsa admiración, no tiene respeto por si mismo ni por los demás, entonces es un tema que toca revisar a lo interno, además de ellos es causante de división porque hay personas que no se van a arrodillar ante otro para ser visto o apreciado, mientras que algunos si lo harán, a los fines de mantenerse a salvo.
Sea cual sea la situación en donde aparecen los aduladores, es necesario examinar el amor propio como el amor ajeno.
El único ser que merece tus rodillas es Dios.
Abog. Nimary Boscán Maldonado
–