POR: DR. ALIRIO FIGUEROA ZAVALA.
Individuo de número de la Academia de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia.
En los actuales momentos nuestro país vive momentos de crisis política, económica y social; y sobre todo en el orden moral, porque estamos como apresados en arenas movedizas que amenazan con ahogarnos entre el escepticismo y la resignación. La generalización creciente de la pobreza, la marginación y el egoísmo con sus secuelas de deshumanización están presentes en la crisis. La ausencia de políticas definidas, la carencia de voluntad para arreglar los problemas y entenderlos, siembran en los espíritus, semillas para la frustración y la desesperanza. En nuestro país y también parte del mundo se cuestiona la vigencia de los partidos y se afirma su obsolencia. Se ha inventado una especial sinonimia, según la cual, el partido político se identifica con estructura mafiosa y el ejercicio ciudadano de los derechos políticos presupone conductas de rufián. Estoy consciente de que los esfuerzos que han hecho los dirigentes de los partidos políticos tanto del Gobierno como de la oposición, no han sido suficientes, que muchos de ellos no se han conducido en la dirección apropiada, que en circunstancias hemos sido contradictorias y confusos, pero antes de caer en el desaliento, el conformismo o actitudes justificadoras, se debe reconocer con humildad los errores cometidos y emprender así una valiente rectificación. En este sentido, todos los venezolanos debemos realizar un examen honesto y exhaustivo de la compleja problemática nacional y a profundizar en las causas de la descomposición que nos estremece. Debemos revisarnos individual y colectivamente de manera integral. En estos momentos electorales la vía para lograr un cambio debe ser la vía democrática con elecciones transparentes y apegadas al cumplimento de lo que establece la Constitución y la Ley. El miedo no es buen compañero así como tampoco la vehemencia que en ocasiones conduce a la injusticia. Con valor, racionalidad y sensatez, aceptemos la cuota de responsabilidad que nos incumbe después de un examen honesto que propenda también a la actuación de nuestro patrimonio ideológico y programático. Tenemos que llenarnos el espíritu y los ojos de futuro con una nueva visión de país que incentive a los venezolanos hacia el esfuerzo compartido de un proyecto social, democrático, productivo, innovador y solidariamente humano, que diseñe dispositivos eficaces para la gobernabilidad de nuestra democracia.
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Dr. Alirio Figueroa Zavala | Abogado
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