“Todos los días pienso en volver a Maracaibo”: Migrantes añoran su terruño
JULY PEÑA
ESPECIAL 494 AÑOS DE MARACAIBO.- El amor por Maracaibo es inagotable, no hay tiempo ni distancia que pueda disipar ese sentimiento. Esta sensación de vacío y nostalgia de quienes dejan su terruño, se ha incrementado en los últimos años debido a la migración y aunque los maracuchos, marabinos o maracaiberos, ahora se encuentran regados por todo el mundo, su corazón sigue latiendo en la Tierra del Sol Amada.
Este 8 de septiembre, una fecha tan especial por cumplirse los 494 años de la fundación de Maracaibo, la añoranza por los tiempos vividos en una ciudad donde abunda la alegría, los chistes, la solidaridad, y las ganas de salir adelante, se multiplica entre quienes desde tierras lejanas celebran un año más de su tierra natal, con el firme deseo de volver a ella.
Sueño con pasar el Puente y volver a la Basílica
“Lo que más extraño de Maracaibo es su cultura, su gente, su bulla, extraño las ferias, sus noches bochincheras, extraño mucho sus tradiciones, sus lugares emblemáticos como Santa Lucía, escuchar gaita en vivo, ir a la Basílica”.
La lista es enumerada por Adriana Rosales, una estilista de 54 años, que dejó a Maracaibo para reunirse en Chile con sus hijos y después de un año dice que no se acostumbra a esta nueva vida.
“No me he adaptado todavía a estar fuera de mi ciudad, sin el calor de mi gente, aunque aquí en Chile hay muchos maracuchos, pero nos sentimos fuera de nuestro lugar porque somos muy regionalistas y enfocados en nuestras raíces, en esas cosas que tiene Maracaibo y que hemos hecho nuestras, siempre se extraña ese lugar que para nosotros lo es todo”.
Y a pesar de asegurar que Santiago, la ciudad donde vive es muy bonita, no pierde las esperanzas de volver a Maracaibo y recorrer sus calles, ir a la Basílica, pasar el Puente sobre el Lago.
“Quiero abrazar a mi gente que deje allá, que piensa como yo, que siente como yo, a lo maracucho. Quien no quiere regresar a su casa a su hogar, de donde es uno verdaderamente. Para mí no hay un lugar donde me pueda sentir mejor, a pesar que no es el mismo de hace 20 años atrás, la migración ha dejado a Maracaibo muy sola, muy triste, por la falta de luz, de agua”.
A Maracaibo en sus 494 años deseo que Dios y la Virgen la ilumine con mucha misericordia y le regresen todo cuanto le han quitado, porque pienso que más que nunca está “marginada y sin un real”, deseo lo mejor para nuestro estado Zulia en general, que tanto ha dado.
La “chispa” del maracucho es de nacimiento
Estar lejos de la tierra que te ve nacer y crecer no es fácil, mucho más cuando el arraigo y la idiosincrasia es una marca de nacimiento, así lo expresó José Enrique Ramos Rivero, un joven músico de 22 años, quien desde hace cuatro años partió desde la Tierra del Sol Amada y extraña a su familia, como desde el primer día.
“Me hacen falta los familiares que aún viven allá, extraño mi hogar, la casa donde nací y crecí junto a mis hermanos y mis padres, también echo de menos a mis amigos y la comida de Maracaibo que es inigualable”.
Sobre el proceso de adaptación en Ecuador donde actualmente reside, dijo que no ha sido sencillo, “he estado en lugares muy fríos y no es fácil adaptarse a vivir en ese clima después de sentir el calor de Maracaibo, ya tengo cuatro años fuera de mi Venezuela y no termino de acostumbrarme”.
Y es que el joven no sólo se refiere al calor que a veces llega los 40 grados centígrados, además del clima asegura que la calidez que irradian los maracuchos tiene algo especial, “la mayoría de los maracuchos son muy gozosos, caen bien a muchas personas, ser maracucho es una ventaja, sólo por tener esa cultura, esa chispa que es de nacimiento y que corre por las venas, nos ayuda en muchos aspectos”.
Aunque actualmente Ramos Rivero, se encuentra establecido en Ecuador, con mucha nostalgia confesó que añora volver a Maracaibo, “lo que más le pido a Dios es volver a vivir esos momentos únicos en familia, todos los días le pido a Dios que mi país mejore pronto, para que todos esos venezolanos que tienen a un ser querido fuera, puedan volver a estar unidos en familia”.
Todos los días pienso en mi reencuentro con Maracaibo
Félix Peña, emigró desde Maracaibo hace 5 años, se instaló con su familia en Perú, donde inició desde cero una nueva vida, sin embargo, todos los días piensa en volver a Maracaibo y en ese momento del reencuentro con sus seres queridos.
No obstante, con mucha nostalgia asegura que las condiciones de la ciudad no han mejorado como para estimar un retorno permanente, “no lo tengo planteado, sobre todo considerando la estabilidad de mis hijos, pero uno siempre piensa en volver donde ha sido feliz”.
El comerciante marabino de 32 años cuenta que extraña mucho a su ciudad natal, a su gente, sus tradiciones, la comida, el calor, el centro de la ciudad donde trabajó por muchos años, todo lo que representa la zulianidad, lo bonito de Maracaibo es lo que añora.
Recuerda que cuando llegó a Lima sufrió un choque cultural muy fuerte y que tardó dos años en adaptarse, “fue un poco difícil sobre todo los dos primeros años, por la diferente cultura, diferentes maneras de hablar, de pensar, un impacto muy fuerte pero ya después de conocer el país, las cosas empezaron a fluir y todo ha ido mejorando”.
Los mejores deseos
Hoy cuando la Tierra del Sol Amada, cumple 494 años, quienes lejos de ella se encuentran, lo que más desean es que vuelva a ser la de otrora, una ciudad que irradia alegría, calor humano, con unas calles espléndidas, pulcra, y llena de prosperidad para sus habitantes, así la sueñan desde su añoranza quienes la dejaron atrás en busca de nuevos horizontes.
EL REGIONAL DEL ZULIA
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