POR: DR. PEDRO DUARTE
En ocasiones nos preguntamos si hemos logrado obtener éxito en la vida. Muchas veces relacionamos el éxito con la estabilidad económica ya que el deseo del éxito, la necesidad de triunfar, el hecho de ser aceptados y tomados en consideración por los demás, nos lleva muchas veces a fijarnos metas que no son propias o no se parecen a nosotros sino que se asemejan más a las personas nos rodean que a nosotros mismos y en muchas oportunidades metas inalcanzables que al no ser logradas traen un grado de frustración bastante importante para quienes se la proponen.
Por esto, nos encontramos con una dura realidad, que muchos de nuestros Jóvenes sobre todo, enfilen sus aspiraciones hacia esas fórmulas de éxito si quieren verse dentro de la sociedad en la que viven, para no figurar en la larga lista de los “marginados”. Vemos entonces que las metas que se trazan van en función de las actividades, logros, éxitos de sus amigos, van en función de una ilusión, podemos decir incluso que es algo que se convierte en una moda y por lo tanto no se pueden quedar atrás.
Para triunfar se necesita algo más que la imitación de otras personas, que por supuesto es una forma de comprobar que si se pueden lograr desde las pequeñas a las grandes cosas, pero sin perder de vista el creer en nosotros mismos, en nuestras capacidades, tener actitud positiva. No se triunfa de un día para otro así como no se sube un edificio sin subir cada escalón a la vez, para finalmente llegar. Esto quiere decir que debemos invertir tiempo y dedicación en el cómo lo vamos a hacer, en buscar los medios para obtenerlo. Incluso algunas veces es necesario hasta caer para luego levantarnos con nuevas estrategias. De allí que mirando a Cristo nuestro Redentor quien sufrió humanamente las peores atrocidades y luego pasar por la cruz para resucitar al tercer día venciendo todo lo negativo y triunfando hasta por encima de la muerte es decir, para llegar a la resurrección es preciso pasar por la cruz.
Está muy claro que el triunfo para gran parte de la humanidad, está delimitado por el prestigio social, y el poder económico, de los cuales pueden derivar otras formas de poder que a su vez aumentan el prestigio, pero no todo lo que brilla es oro.
Recuerda, lo importante es hacer bien todos los trabajos que emprendamos, no solamente por el premio que podamos recibir sino por la satisfacción de comprobar nuestra propia eficacia. Para esto, piense siempre en el éxito no en el fracaso, recuerde que Usted es mejor de lo que cree ser y si se propone grandes metas, obtendrá grandes éxitos. El gran científico Albert Einstein llegó a decir “no podemos lograr resultados diferentes, si hacemos todos los días lo mismo”
Cuando logramos concebir las dificultades que se presentan como pruebas para nuestra inteligencia y nuestra voluntad, para estudiar la forma de superarlas y en el peor de los casos, convertir los fracasos en nuevas oportunidades para volver a empezar, podemos decir que vamos transitando por el camino correcto, demostrando que no se necesita ser un intelectual o tener un talento innato para atraer el éxito y la satisfacción, pero sí se necesita la capacidad para aprender y comprender el hábito de pensar y comportarse de la manera necesaria como para atraerlos.
Algunas veces el esfuerzo es exactamente lo que nosotros necesitamos en nuestras vidas, para hacernos más fuertes, para enfrentar situaciones que nos llevan a superar los obstáculos hasta llegar a brillar con luz propia y alcanzar las metas trazadas. Mejorar a diario todo lo que hacemos; mejorar sin desmayo todo lo que nos rodea. Necesario es intercambiar relaciones con gente exitosa, optimista, gente de fe y esperanza, gente que nos inyectan ese néctar de la positividad para lograr los objetivos, inclusos inspirarnos en Personajes de la historia, pues ejemplos tenemos a granel. Marco Fidel Suarez Barrientos proveniente de una familia de pocos recursos, llegó a ser Presidente de Colombia. Beethoven es considerado uno de los compositores más importantes de la historia de la música, a pesar de su sordera.
Con la ayuda de Dios, salgamos cada día con la mente clara, con el objetivo claro de triunfar.
Dr. Pedro Duarte
Abogado
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