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Un boom más Vinotinto que nunca

por Noris Hernández

Especial.- El boom Vinotinto que inició aquel año 2001, cuando la selección nacional de fútbol de Mayores comenzó a tener notoriedad, y los venezolanos vieron con agrado la posibilidad de ganar partidos dentro y fuera de casa; aunque siempre sopesando su selección con las más importantes del Continente y con el descaro patrio de vestir camisetas verdeamarelas, albicelestes, y hasta la azzurra y la lusa de Italia y Portugal; está más vivo que nunca y año tras año, partido a partido ha ido tomando la fuerza que se ha transformado en un orgullo patria para todos los venezolanos.

El 12 Vinotinto, esa fanaticada que esperó a llanto vivo, pero sin inmutarse ante lo esquivo que ha sido por años la asistencia de la selección nacional Vinotinto de Mayores a una cita mundialista; se ilusiona y ve de cerca la posibilidad de escuchar el Gloria al Bravo Pueblo en el anhelado certamen mundial.

Los venezolanos empezaron con agrado a ver por primera vez a su selección de fútbol ganar cuatro victorias en hilo como las sucedidas en las eliminatorias al Mundial de Corea-Japón 2002, o como en la actual eliminatoria, estar invicto en casa, no perder ante Brasil, empatarle a Argentina en casa, y sobre todo mantenerse casi el total de la Tabla de puntaje en zona clasificatoria; todo se junta para que los fanáticos Vinotinto, los medios de comunicación y el mundo comiencen a prestarle atención al fútbol venezolano y reconozcan su crecimiento.

Así comenzó está historia en el corazón nacional, con canales de televisión peleándose por los derechos de transmisión, y un público soñador vitoreando, “Mano tenemos Fe”, y con esa fe intacta seguir aspirando un cupo mundialista.

Una gesta mundialista

Esa gesta mundialista no es de ahorita ni de ese año 2001, el trabajo duro se inició en el año 1970 cuando Venezuela comenzó su ardua tarea para lograr que el fútbol nacional dejara de ser la sombra del beisbol en el país. Nadie miraba hacia el engramado donde por influencia ítala, lusa y canaria, los venezolanos llevaban rato pateando balones con estilo y destreza.

El fútbol venezolano sí tiene historia, y ya es hora de comenzar a narrarla y que todos las conozcan al palmo. Hay que darle rostro a esa épica anónima que envuelve a la selección Vinotinto, por eso es necesario; destacar las leyendas que van pasando por las canchas dejando sus huellas y reconocer que el estímulo para el efectivo y real crecimiento del fútbol Vinotinto no solo está en lo que se ve actualmente, no podemos olvidar lo que pasó antes de llegar a este punto.

Uno de esos personajes anónimos fue José Luis Dolgetta Ascanio, fallecido en Guayaquil, apenas el pasado 31 de octubre de 2023, reconocido futbolista y entrenador vinotinto, máximo goleador de la Copa América 1993 (único venezolano en conseguirlo) con 4 goles, además, es el máximo goleador de Venezuela en Copa América con 6 dianas. Recordemos otro, Carlos y Giancarlo Maldonado, padre e hijo, referentes vinotintos; Richard Páez, padre e hijo, con los que comenzamos está historia de la mano del ídolo de todos, el Capitán dorado, Juan Fernando Arango Sáez, que, aunque sea historia reciente, y el fútbol nacional haya sido tan ingrato con lo que representa para un corazón Vinotinto los 127 juegos y 22 goles del centrocampista a favor de la selección; fue su zurda de oro la que marcó un antes y un después del fútbol nacional. Participó en las Copas América de 1999, 2001, 2004, 2007, 2011 y 2015, y las eliminatorias mundialistas de Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. Cómo olvidar sus temidos cobros de tiros libres, esos mismos que deslumbraron al Mallorca en España y al Borussia Mönchengladbach en Alemania, donde se le rinde culto como uno de los mejores del club. Siendo el primer futbolista criollo formado en territorio nacional, fichado con notoriedad por equipos europeos.

La hinchada Vinotinto llegó para quedarse

En los anaqueles de la historia Vinotinto quedaron guardados esos estadios vacíos, esa falta de apoyo financiero, y esas banderas de Brasil y Argentina levantadas con fervor por un venezolano frente a su hoy amada selección Vinotinto, ahora la historia avivó su color y las arengas, los gritos, el llanto, los besos al escudo y el blandir de sus camisetas llenan de orgullo a un país que necesitó años para poder sentir como corre la sangre de su selección por todo su cuerpo.

Hoy la consigna es tener fe por estar muy cerca de pasar página y recomenzar la era dorada del fútbol Vinotinto, que viene arrastrándose entre un lodazal de goleadas, críticas y falta de financiamiento, para abrirse paso en un mundo estereotipado por dos grandes potencias futbolísticas, los Goliat de América: Brasil y Argentina.

Tantas cosas que contar

Ese cuarto lugar en la Copa América de 2011 y perdiendo la semifinal en tanda de penales de la mano de César Farias, le guiñó el ojo al nacionalismo futbolero venezolano, en un deporte que está ligado a la pasión, al sentimiento y a las emociones. No en vano, es el deporte que más mueve a las masas a escala mundial. Ese fue el evento que colocó la cereza al pastel Vinotinto.

En su libro El Fútbol a Sol y Sombra, el escritor uruguayo, Eduardo Galeano, hace una comparación teológica del fútbol: “¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”. Una semejanza que puede resultar exagerada, pero si de balompié se trata, es bastante acertada. Históricamente, este deporte ha estado ligado con la identidad nacional y el sentimiento patriótico. “El fútbol y la patria están siempre atados; y con frecuencia los políticos y los dictadores especulan con esos vínculos de identidad”, reafirma Galeano en su libro, recordando que la escuadra italiana ganó los mundiales de 1934 y 1938 en nombre de la patria y de Musolini, y sus jugadores empezaban y terminaban cada partido vivando a Italia y saludando al público con la mano extendida. Tampoco olvidó mencionar que, en 1934, mientras que Bolivia y Paraguay se aniquilaban mutuamente en la Guerra del Chaco, la Cruz Roja paraguaya formó un equipo de fútbol, que jugó en varias ciudades de Argentina y Uruguay, para recaudar dinero destinado a la atender a los heridos de ambos bandos en el campo de batalla.

La fe intacta

 

La Vinotinto hoy sabe más dulce, con el excelente desempeño que sus muchachos y el comprometido nuevo DT, el argentino Fernando “Bocha” Batista, ante la polémica salida de Pékerman, ha demostrado que no es cuestión de suerte sino de trabajo duro. Esa borrachera de optimismo y fe que tiene a la fanaticada vinotinto alucinando con el próximo Mundial Estados Unidos-Canadá 2026, y en cuyas eliminatorias se sumaron siete puntos en los primeros cuatro partidos, y faltando cuatro fechas para concluir los posesiona en la zona de repechaje con 15 puntos, resultados que llevan el sello de años de preparación, de volverse a levantar, de creer siempre y por supuesto de tener fe.

La Vinotinto cuenta con figuras enormes dentro y fuera del país, cuyos números los colocan entre los mejores. El seleccionado nacional es capaz de sortear los obstáculos que le obstruyen el camino hacia el Mundial del año entrante. Yeferson Soteldo, Salomón Rondón, Jon Mikel Aramburu, Yangel Herrera, Rafa Romo, Jefferson Savarino, entre tantos otros, están llevando sobre sus hombros la clasificación y preparan su artillería para enfrentar cuatro finales, dos en casa contra Bolivia y Colombia y dos en carretera contra Argentina y Uruguay, de cuyos resultados dependerá que el sueño continue intacto como su fe para alcanzar su cupo al Mundial: México-Estados Unidos-Canadá 2026.

Es hora de dejar atrás el estigma de que Venezuela solo beisbol. Ahora los venezolanos cantan con fe, “mi Vinotinto… por eso es que te amo, es nuestro sueño y vamos paso a paso, vengo al estadio pa’ estar siempre a tu lado, y el que no salte no es venezolano…y el que no salte no es venezolano”.

Lo importante ahora es mantener vigente la identidad que con trabajo, mística y resultados se ha forjado el fútbol venezolano.

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