Portada » UNA VOCACION DIFICIL 

UNA VOCACION DIFICIL 

por Mileydi Piña
PEDRO DUARTE

POR: DR. PEDRO DUARTE

El domingo 23 de febrero de 2.025, correspondió el inicio de la séptima semana del tiempo ordinario. Este  es un período del año litúrgico de la Iglesia católica que abarca las semanas que no son de Navidad, Pascua, Cuaresma o Adviento. Es un tiempo para crecer en la fe y meditar sobre la vida de Jesús. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa «contar», esto debido a que las semanas se nombran en orden numérico.

El Ser Humano diariamente vive interrogándose sobre diferentes temas, desde los más sencillos hasta los más profundos, desde los filosóficos hasta los teológicos, la inmortalidad del alma, sobre el progreso de la sociedad, el desarrollo moral y espiritual, tratar de entender las leyes naturales y espirituales que rigen el universo. Es así como pensando un poco en el evangelio de ese domingo, haciendo una especie de lectio divina, llego a la conclusión que si hay algo difícil en esta vida es precisamente Ser Cristiano.

El referido evangelio corresponde a Lucas capítulo 6, versículos del 27 al 38. Una especie de catálogo que establece unas condiciones difíciles, fuertes diría casi titánicas para cumplir, que forman parte de lo que debe ser un buen cristiano, ese Hombre o esa Mujer que debe tener una fe cristocéntrica, que ante los acontecimientos duros que día a día se presentan, ante las incertidumbres que cada día vivimos, se detenga un momento y se pregunta: ¿Qué haría Cristo ante esta situación? ¿Cómo se comportaría? ¿Qué respondería?.

El evangelio al que hago referencia en este artículo, coloca al cristiano a luchar fuertemente contra su propia miseria, pidiendo Jesús a sus discípulos que amen a sus enemigos, hacer el bien a los que los odian, a que bendigan a los que los maldicen, a orar por los que los calumnian y sigue desarrollando una serie de condiciones nada fáciles de cumplir como Seres Humanos, diciendo más adelante “amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada…” nos invita de igual manera, a no juzgar para no ser juzgados, a ser misericordiosos como lo es el Padre Celestial, a no condenar, a perdonar sin límites, a dar sin esperar recibir a cambio y nos recuerda que con la vara que midamos seremos medidos.

¿Quién puede cumplir esto, humanamente hablando?  Sin lugar a duda que estamos en presencia de un nivel superior de consciencia al cual debemos caminar con la idea fija de algún  día llegar lo más cerca a este  y como San Agustín pedir diariamente al Dios eterno “Señor, dame lo que me pides y pídeme lo que quieras”

 “El hombre que perdona no renuncia a la continuación de su Ser propio, no sacrifica su futuro, no renuncia a su humanidad, por el contrario la exacerba al ser cubierto por el manto divino”

Sócrates

 

Dr. Pedro Duarte

Abogado  

Te puede interesar

Copyright © 1990-2024 - Todos los derechos reservados.