Portada » UNO A LA DERECHA Y OTRO A LA IZQUIERDA

UNO A LA DERECHA Y OTRO A LA IZQUIERDA

   

por Mileydi Piña
PEDRO DUARTE

POR: DR. PEDRO DUARTE

Recientemente leía y meditaba aquel pasaje bíblico donde se le acercaron a Jesús nuestro Redentor dos de sus Apóstoles, los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, diciéndole lo siguiente: “Maestro queremos que hagas lo que te vamos a pedir” les preguntó: “¿Qué queréis que haga por vosotros?” a lo que contestaron: “Concédenos sentarnos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Imagino por unos minutos a Jesús observándolos fijamente, viendo su avaricia, su ignorancia, su egoísmo y como decimos a lo cabimero “No te pide nada el cuerpo”. Continúa el pasaje bíblico, en este caso del evangelio de Mateo capítulo 10, versículos del 35 al 45, narrando ese episodio, resaltando en una de sus partes que los otros diez Apóstoles se indignaron contra Santiago y Juan. ¿Y esa indignación a que se debería? ¿Sería solo por ver la viveza de aquellos dos?

Cuando leemos un documento, un artículo, un libro, siempre debemos tener en cuenta dos elementos importantes que nos dan un poco más de certeza en cuanto a la correcta interpretación de lo que se lee, hablamos del texto en sí mismo y del contexto. En el episodio que narra el Evangelista, yendo al contexto, Jesús venía haciendo alusión a su propia muerte, es lo que más impresiona, que ante una realidad que se aproximaba estos dos Apóstoles, casi sin escrúpulos, hacen esta petición, pero la indignación de los otros diez  Apóstoles, según algunos exegetas, no es sólo por la viveza de aquellos sino porque también deseaban lo mismo que los otros dos, es decir ocupar los primeros lugares; la envidia se hacía presente de una manera disfrazada como en la mayoría de los casos, y esa era la indignación de los diez.

Lea también

En muchas oportunidades hemos escuchado hablar de los pecados capitales o vicios capitales, como también se les conoce, es decir una agrupación y categorización de faltas humanas que se cometen  de forma reiterada, repetitiva o habitual, oscureciendo la conciencia y distorsionando la valoración concreta de los actos humanos. De este tema se puede profundizar en el catecismo de la Iglesia Católica números 1865,1866 y 1750. Cuando hablamos de pecados capitales (de caput, capitis, “cabeza” en latín) no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros. Estos aspectos los profundiza Santo Tomas de Aquino desde esa gran sabiduría con que fue dotado y no es el objeto de esta reflexión.

Esos vicios capitales son: la Ira, la Gula, la Soberbia, la Lujuria, la Pereza, la Envidia y la Avaricia. Qué fácil es poder identificar seis de estos, pero cuánto cuesta identificar el que considero más vil, más desagradable, más bajo, más sucio, como es la Envidia. Esta se disfraza de mil maneras, de abrazos, de besos, de supuesta felicidad por los logros de las otras personas, de solidaridad ante situaciones difíciles que la otra persona pueda estar viviendo, sintiendo en el fondo más bien alegría. El envidioso vive en una profunda tristeza, pesar o rencor por el bien ajeno, un vicio que tortura al que lo vive, generándole odio para con el prójimo. No se trata de andar paranoico en esta vida pero al darnos cuenta que ese sentimiento tan vil está tan cerca en muchas oportunidades, lo prudente es apartarnos en procura de mantener nuestra felicidad, nuestra paz.

Este vicio lleva al Ser Humano a ser incapaz de celebrar o compartir las alegrías ajenas, mucho menos el amor al prójimo predicado por Jesucristo, es definitivamente para quien la vive, un abatimiento del alma. Estamos en presencia de un despreciable vicio completamente opuesto a la caridad.

“… y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos” (Evangelio de Mateo capítulo 20, versículo 27)

 

“Sea cual fuere el don que hagamos a alguien, el primer regalo que le hacemos es el de amarle”

Santo Tomás de Aquino

 

Dr. Pedro Duarte

Abogado  

Te puede interesar

Copyright © 1990-2024 - Todos los derechos reservados.