OPINIÓN

Y NOS ACOSTUMBRAMOS  

POR: EMIRO ALBORNOZ LEÓN

PERIODISTA 

El tristemente célebre hecho conocido como el 27F de 1989, no fue ningún suceso fortuito o acontecimiento social promovido espontáneamente por el pueblo venezolano. No. Fue un suceso instigado por  los comunistas de ese momento que siempre se guían por aquello  de que la violencia es la partera de la historia.  Esos mismos comunistas son quienes  gobiernan hoy y desde hace más de dos décadas destruyen  y saquean nuestro país.

Pero veamos cuál fue la razón que llevó a  tan lamentable tragedia. El gobierno de Carlos Andrés Pérez,  apenas recién comenzado su segundo periodo presidencial, consiguió una realidad económica que llevó a imponer un aumento mensual de 0.25 bolívares ( un mediecito) al litro de gasolina con la idea que al cabo de unos dos o tres años esta llegara al precio real que debía tener.

Este aumento causó un cierto impacto en el costo del transporte público sin mayor incidencia  en el presupuesto de un trabajador.  Esa fue la razón que utilizaron los comunistas y un grupo de golpistas que los apoyaban para iniciar desórdenes en la capital del país y algunas ciudades periféricas.  Incendios de negocios, saqueos, destrucción y caos fue el resultado de estas andanzas , con un lamentable resultado de muertes pues el ejército tuvo que intervenir porque si no hubieran acabado con la ciudad capital.

Con este desmadrado régimen ,  más depredador que una marabunta africana en medio de unos cultivos, el precio de la gasolina fue llevado a los costos que se pagan Internacionalmente , pero aquí en Venezuela las consecuencias son desastrosas, gracias a un atolondrado desempeño económico   de este malhadado régimen  que ha causado la peor hiperinflación que se recuerde en cualquier tiempo a nivel mundial. La gente no gana siquiera para pagar los costos del traslado de sus casas al trabajo, y viceversa. Mucho menos gana para satisfacer la elemental y primaria necesidad de la alimentación.

Esta situación desembocó en una gran crisis social que llevó a cerca de 7 millones de venezolanos a dejar su patria en búsqueda de mejores condiciones  de vida. De aquí partieron jóvenes universitarios graduados o no, médicos y demás profesionales cuyos sueldos no eran más que miserables  y hoy lo siguen siendo. Pero aparte del desastre económico  nos estamos calando otra crisis también generada por la incompetencia del régimen como es el colapso de los servicios públicos fundamentales,  con especial incidencia  en la electricidad, agua potable y transporte.

Lo que sucede con el servicio eléctrico que en la tan calumniada cuarta república era uno de los más eficientes del mundo entero,  sigue siendo el castigo diario de los venezolanos, especialmente de los zulianos.                                           Es una verdadera pesadilla. En medio de una endemoniada temporada de calor, no existe un cronograma que indique a qué hora, o qué días va a ser aplicado el castigo del racionamiento. Es una pena que afecta a los recién nacidos, a los niños, jóvenes, adultos y viejos. Todos sufren los rigores del desastre revolucionario.

Se trata de 4 o más horas diarias de racionamiento acompañado de apagones que terminan poniendo a la gente a caminar de cabeza. Pero en los municipios foráneos  la cosa es peor y en estos momentos la gente ha despertado y ha saludo a la calle a protestar en Santa Bárbara, Rosario de Perijá y otras entidades del sur del lago. En esas zonas los racionamientos son de dos tandas y diariamente se cuentan hasta 10 horas de martirio.

Mientras tanto, aquí en Maracaibo la gente parece que se acostumbró a que el régimen los torture y los humille y hemos aceptado, cual ovejas, sin levantar la frente, a recibir este maldito racionamiento todos los días.

Emiro Albornoz León/Periodista 

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