El amor es un maleficio contra lo malo, contra lo podrido, contra la resistencia al cambio.
Aunque parezca mentira las fuerzas del bien no han perdido una cuando se han enfrentado a las del mal.
Estamos viviendo tiempos en el que pareciera que los sentimientos de poder, de abuso, de represión, que algunos individuos se imponen ante la necesidad de su libertad, de su respeto, de su bienestar; están ganando la partida, sin embargo, siempre veremos una luz al final del túnel. Tarde o temprano la justicia divina y social llega.
Pero esa justicia no se robustece sino hay unión ciudadana, si no hay amor por la libertad y por el prójimo. A veces las cosas parecieran ir contracorriente, pero de la fuerza de cada uno dependerá que se logre alcanzar la orilla sanos y salvos.
Por el lado político, ni los regímenes más represivos, ni las mentes más enfermas de poder, como la historia no los cuenta, han logrado sobrevivir ante el amor por la libertad de los ciudadanos de bien.
La historia está llena de ejemplos donde el amor ha sido el catalizador de movimientos sociales y políticos que han cambiado el curso de las naciones. Desde la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos hasta las revoluciones que han derrocado dictaduras en todo el mundo, el amor ha sido una constante en la búsqueda de un futuro mejor.
Los cambios en las sociedades siempre los ha impulsado el amor, bien sea por querer cosas nuevas, por confiar en esas cosas nuevas o por los recuentros de amor con nuestros seres queridos.
Ejemplos de ellos: la caída del muro de Berlín, cuyo foco de implosión fue la separación familiar; igual ocurrió en la Alemania Nazi, el sufrimiento de sus ciudadanos en los desgarradores y horrendos centros de concentración, y así sucesivamente siguen ejemplos como Panamá, Chile y la misma Venezuela en tiempos de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; en estos casos el abuso excesivo de la fuerza contra la disidencia, la muerte de quienes pensaban distintos, las acciones para acallar pensamientos ideológicos adversos a estos regímenes, además de la violación fragante de la voluntad popular representada en el voto, fueron detonantes de una caída libre de estos desgobiernos regidos por la autoritarismo salvaje.
Todo esto deja claro que cuando la noche es más oscura, cuando pareciera que no hay salida, y cuando se aprieta más la mano para reprimir al pueblo que busca libertad, pues la alborada se fortalece y aparece más reluciente, con más fuerzas, y sobre todo, fortalecida en el amor por el recuentro familiar, en el amor por una patria libre, en el amor por un mejor bienestar.
Todo esto ocurre porque el amor es una fuerza poderosa que puede transformar sociedades y promover el bienestar social.
En tiempos de crisis y represión, el amor se convierte en un motor esencial para la lucha por la libertad y la justicia. Cuando los regímenes autocráticos provocan la migración masiva de ciudadanos por miedo a la represión y la falta de bienestar, el amor por la patria, la familia y la humanidad impulsa a las personas a buscar un cambio significativo.
A los que hoy oprimen y reprimen, no olviden que el amor genera empatía, compasión y solidaridad, lo cual impulsa a ayudar y apoyar a aquellos que más lo necesitan. Este sentimiento motiva a luchar por la justicia, la igualdad y la paz en el mundo.
En contextos de represión, el amor por la libertad y los derechos humanos se convierte en una herramienta poderosa para movilizar a las masas y desafiar a los opresores.
Además, el amor por la comunidad y el deseo de un bienestar colectivo nos lleva a construir sociedades más justas y equitativas. Nos impulsa a trabajar juntos, a superar nuestras diferencias y a crear un entorno donde todos puedan prosperar. En tiempos de migración forzada, el amor por los compatriotas y el deseo de un hogar seguro y próspero nos motiva a buscar soluciones y a luchar por un cambio positivo.
No olviden que el amor es una fuerza transformadora que puede impulsar cambios significativos en la sociedad. Nos motiva a luchar por la libertad, la justicia y el bienestar social, especialmente en tiempos de represión y crisis. Es el amor el que nos une y nos da la fuerza para enfrentar los desafíos y construir un futuro mejor para todos.