OPINIÓN

A 8 AÑOS DE LA MUERTE DE CHÁVEZ: LA REVOLUCIÓN TRAICIONADA

POR RAFAEL RAMÍREZ CARREÑO

Al cumplirse ocho años de la muerte del presidente Chávez, nuestro país, otrora próspero y referencia de un modelo de importantes avances políticos y sociales, hoy luce irreconocible, en ruinas, devastado y saqueado por el madurismo; mientras que, el pueblo venezolano, ahora empobrecido y desmovilizado, sufre el impacto material y espiritual de haber sido despojado de las conquistas económicas y sociales alcanzadas durante la Revolución Bolivariana.

En el marco del permanente aprovechamiento de la muerte de Chávez, el madurismo convoca un “Congreso Extraordinario del PSUV” para hacer una catarsis de su fracaso, un Congreso que no es tal, donde no hay ideas, ni discusión, no hay debate de cuánto se ha desviado el gobierno de las tesis programáticas del partido y del Plan de la Patria de Chávez, de la situación del país, un No-Cogreso, donde no está permitida la participación consciente y crítica de los militantes del otrora partido de la revolución.

Las intervención de maduro no deja de ser patética, hablando ante un público de fácil aplauso, sin pasión, sin nada que ofrecer, tratando de construir una épica de su fracaso, levantando por enésima vez el argumento vacío de “los traidores”, amenazando y ofendiendo, siempre instigando al odio. Para maduro es vital el odio, el no pensar, la violencia como método, el pranato de la política.

Por supuesto, todo el montaje de este improvisado No-Congreso cabalga sobre el uso y abuso del nombre y memoria del presidente Chávez, cuya muerte –como ha sucedido una y otra vez en nuestra historia–, abrió el paso a la traición de los que se autoproclaman “sus hijos”, quienes han cometiendo la mayor felonía en contra del pueblo, de los humildes, el cual, víctima del despojo de sus sueños y esperanza, vuelve a su miseria, escapa del país o muere ahogado en su desesperación. 

Una Revolución traicionada.

De la Revolución Bolivariana no queda nada: ni sus instituciones, ni sus leyes revolucionarias, ni su Constitución y garantías, ni de los Derechos Humanos, ni de su democracia participativa y protagónica; no queda nada del Plan de la Patria, ni de la la Plena Soberanía Petrolera, ni de la PDVSA del Pueblo, ni de su economía, ni de sus empresas estatales;  no queda nada de sus conquistas sociales, ni de sus Misiones o Grandes Misiones, ni del Poder Popular, ni de las conquistas laborales, ni de su “vivir bien” y mucho menos del Socialismo.

Nada ha quedado en pie de la hoy derrotada V República, ante la violenta restauración capitalista ejecutada por el gobierno de maduro en 8 años de gestión.

Tal como sucedió luego de la caída de la Unión Soviética, durante el gobierno de Boris Yelzint, el madurismo se ha repartido el país, su economía y empresas entre su nueva oligarquía y “agentes”, revirtiendo las conquistas políticas y sociales de la revolución, entregando así un país “pacificado” a sangre y fuego por el FAES, DGCIM y SEBIN, para que sea despojado de sus riquezas petroleras y minerales por el capital trasnacional, el cual dispondrá para su explotación de la absoluta impunidad que le da la llamada “Ley Antibloqueo” y de una mano de obra semiesclava, empobrecida y sin ningún tipo de derechos, cuyo salario mínimo es de 0,6 dólares al mes, el más bajo del hemisferio.

El profesor Javier Biardeau describe muy bien este proceso de “transformismo y giro Neoliberal del Gobierno”, mientras que el ex ministro Rodrigo Cabezas hace un llamado a la izquierda mundial, denunciando el carácter autoritario y el desastre en la política económica del gobierno.

El arrase del Chavismo como movimiento político

Para traicionar al pueblo venezolano y al Chavismo como movimiento, el madurismo desató una feroz campaña de persecución y amedrentamiento contra los dirigentes del Chavismo y exministros del presidente Chávez que hemos denunciado lo que ha sucedido luego de su muerte y que no hemos estado dispuestos a acompañar al madurismo en el desmontaje de las conquistas económicas, políticas y sociales de la Revolución Bolivariana, la entrega del país y sus instituciones. No lo hemos acompañado ni con la acción, ni con la omisión del silencio, la indiferencia.

He denunciado de manera sistemática el proceso de desmontaje de nuestra Plena Soberanía Petrolera, de nuestra economía y la destrucción de PDVSA, esta postura crítica y consecuente con nuestros principios revolucionarios, me ha costado ser objeto de la persecución más feroz que se ha visto en el país en estos tiempos, un empeño obsesivo en mi contra por parte de maduro y su círculo íntimo que se ha traducido en una terrible campaña de ataques, mentiras, acusaciones y amenazas de todo tipo, acciones judiciales infundadas, que han llegado hasta el allanamiento y ocupación de mi casa de habitación,  violando todos mis derechos y amenazando mi integridad física que me han obligado al exilio desde diciembre de 2017.

Por otra parte, el gobierno y sus grupos proto-fascistas preparan listas y persigue con saña a los trabajadores, gerentes, funcionarios y compañeros que me acompañaron durante el gobierno del presidente Chávez.

Desde hace tiempo, exministros como Jorge Giordani, Andrés Izarra, Rodrigo Cabezas y otros han manifestado su desacuerdo con la conducción del gobierno y han denunciado la entrega del país.

Igualmente, desde muy temprano, Toby Valderrama, Marcos Luna y otros compañeros y sectores revolucionarios han denunciado de manera sistemática en sus escritos y opiniones la traición del gobierno a la revolución bolivariana y al socialismo.

Existen cientos de dirigentes populares, exgobernadores y alcaldes de la revolución y del PSUV que han sufrido prisión, ostracismo, persecución y hostigamiento por parte de los cuerpos de seguridad y sobre los que pesan “medidas cautelares”. Otros cientos de civiles, trabajadores y militares, están en prisión o en el exilio.

Ahora el madurismo arremete contra los exguerrilleros, dirigentes de otros partidos revolucionarios, comunistas y exmilitantes del PSUV a quienes acusa de desleales y traidores, tratandolos peyorativamente como “izquierda trasnochada”, mientras sigue encarcelando y condenando a los trabajadores revolucionarios y Carlos Lanz está desaparecido, desde el 8 de agosto de 2020.

El madurismo arremete con saña en contra nuestra, de los chavistas y revolucionarios, revelando así la naturaleza y la orientación represiva de su bandazo a la derecha.

En este país, si eres Chavista y defiendes los logros de la Revolución Bolivariana, si denuncias la entrega del país y de nuestra economía, si eres trabajador y exiges tus derechos, estás en grave peligro de ser encarcelado o perseguido por el gobierno. Pero, si por el contrario, promueves guarimbas, generas violencia en la calle, participas en un intento de golpe de Estado, pides sanciones contra el país o llamas abiertamente a una invasión norteamericana, entonces encontrarás la “mano extendida” del diálogo madurista y puedes llegar a acuerdos con garantías, incluso puedes llegar a ser diputado. Asì es la justicia madurista.

Una economía entregada a los intereses de la nueva oligarquía

El curso de la economía define la orientación de cualquier gobierno, no hay excusas que valgan; observando a qué intereses sirve la economía, sabremos rápidamente a quién sirve un gobierno.

Es evidente que el gobierno de maduro ha desmontado el sistema de garantías económicas y sociales construido en base a tanto esfuerzo y lucha por el gobierno del presidente Chavez, entregando la dirección y el control de la economía a los intereses privados de los sectores económicos que lo sostienen.

Entre 2015-2018 el gobierno arremetió contra PDVSA, destruyendo sus capacidades operacionales y persiguiendo y encarcelando a sus trabajadores, se publicaron un conjunto de Decretos violatorios a la Constitución y Leyes, privatizando las operaciones petroleras reservadas al Estado y entregando el petróleo de la Faja y el gas del país; la producción de petróleo cayó desde 3,015 millones de barriles día en diciembre de 2013 a 487 mil barriles día en febrero de este año, no hay gasolina, no hay gas, no hay ingreso petrolero.

En todos los ámbitos de la economía se fueron desmontando los elementos de la economía estatal y comunal, se fue desmantelando el sistema de Misiones y Grandes Misiones, así como se fue desbaratando al Poder Popular y todas las iniciativas económicas y sociales del presidente Chávez.

En ese mismo periodo, se pagaron más de 70 mil millones de dólares en una deuda externa al capital financiero internacional, deuda que ni siquiera fue revisada, de términos y condiciones desconocidos. Se sacrificaron las necesidades de alimentos, medicinas, importaciones y el funcionamiento de las empresas del Estado, PDVSA, Corpoelec y todo el sector de servicios públicos para garantizar los intereses de los acreedores del país.

En agosto del 2018, el gobierno se quitó la careta y maduro anunció un paquetazo económico, abiertamente neoliberal y monetarista, contrario a los intereses del pueblo. Era la estocada a la economía nacional y cargaba sobre el pueblo humilde, ahora de manera abierta, todo el peso de la crisis y el impacto de las medidas de “choque” de su equipo económico.

A partir de allí el gobierno ha permitido que se desaten los demonios del capitalismo más ramplón y depredador, con unos efectos devastadores sobre nuestra economía:

Entre 2013 y 2019, el producto interno bruto (PIB) de la economía venezolana, según cálculos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se contrajo 63,4%. Esta situación se agravó aún más durante 2020, para el que se estima una caída del 30%. Lo anterior equivale a decir que las dos terceras partes de la economía venezolana fueron destruidas en 7 años de contracción continua y aguda y 28 trimestres consecutivos de variación porcentual negativa del PIB (entre el I trimestre de 2014 y el IV de 2020, cifras BCV), con miras a mantener esta tendencia durante todo 2021.

El país ha sufrido un proceso Hiperinflacionario desde el 2017, cuando el índice de precios al consumidor aumentó en 862,62 por ciento. En 2018 alcanzó la cifra récord de 130.060 por ciento, 9.585 por ciento en 2019, y un 2.959,80% durante 2020.

La mega devaluación de nuestro signo monetario, el Bolívar, ha provocado que más del 70% de las transacciones en el país se hagan en dólares. De un tipo de cambio oficial de Bs. 6,30 por dólar en 2013, pasamos a un tipo de cambio de casi 1.900.000 bolívares soberanos (190 mil millones de bolívares del 2008, para compararlo con el tipo de cambio recibido en 2013). Un aumento de más de 300 millones por ciento.

El gobierno promueve y maduro “agradece a dios” la dolarización de la economía, donde todos los bienes, insumos y servicios se transan en dólares, pero los sueldos se pagan en bolívares.

Un salario mínimo mensual de solo 0,6 dólares, el más bajo del hemisferio, coloca a más del 96% de los venezolanos en situación de pobreza y a más del 79% en pobreza extrema.

El extraño efecto de las sanciones.

Hemos condenado innumerables veces las sanciones contra el país y la industria petrolera, por ser ilegales e injerencistas. Pero también hemos demostrado que los problemas de la economía y de la industria petrolera se iniciaron mucho antes de las sanciones. A enero de 2019, cuando se impusieron sanciones a PDVSA ya la producción había caído en 1.7 millones de barriles día, producto de la militarización de la empresa y la incapacidad del gobierno en su manejo.

También hemos demostrado que, en el 2010, cuando PDVSA fue duramente sancionada por los EEUU, nuestra empresa pudo hacerle frente a las mismas, aumentando nuestras capacidades tecnológicas y desarrollando con nuestros trabajadores una estrategia de Plena Soberanía Económica que nos permitió hacer frente a las mismas sin afectar en nada la producción y la economía del país.

Pero las sanciones, siguen siendo la excusa perfecta del gobierno, tanto para evadir su responsabilidad en el desastre del país, así como para dar un bandazo a la derecha, con la aprobación de la llamada “Ley Antibloqueo”, ley que contó con los aplausos de Fedecámaras.

Es extraño, países pequeños como Cuba, sujetas a un bloqueo total y general de su economía, sin embargo producen combustibles, operan sus a servicios, garantizan la alimentación y medicinas, el estudio, el deporte y la cultura, pero lo más importante, NO HAN RENUNCIADO AL SOCIALISMO POR EL BLOQUEO.

En vez de eso, el gobierno de maduro, sometido a sanciones sectoriales, desde el 2019, ha negado la salud, alimentación servicios, no hay combustibles, etc, etc, pero además, ENTREGAN EL PAÍS AL CAPITAL PRIVADO, privatizando las empresas estatales, rematando las riquezas del pais al mejor postor, “en secreto”, argumentando que es por las “sanciones norteamericanas”

La tragedia social y la diáspora de los venezolanos.

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