A LOS JÓVENES QUE PARTICIPARON DEL ENAJO
POR: P. JOSÉ ANDRÉS BRAVO H.
El plan de salvación que Dios se empeña en realizar en la historia, ha querido hacerlo con personas con un perfil particular. Pues, le gusta elegir a jóvenes y a pobres. Pero cada vez que los elige responden con estas excusas, tratando de evitar el grave compromiso que se les presenta: no puedo porque soy pobre, porque soy aún muy joven. El mejor ejemplo podría ser Moisés, David, Jeremías o algún otro profeta.
Cuenta la Sagrada Escritura, en el libro de los Jueces, capítulo 6, que el espíritu del joven rebelde Gedeón está inquieto porque su pueblo sufre la tiranía de Madián. Una vez vino a él un Ángel del Señor saludándole: «El Señor está contigo, valiente». Pero el joven Gedeón le reprocha al mismísimo Ángel que si el Señor estuviera con su pueblo no sucedería lo que está sufriendo. Sorpresa, el Señor le exige: «Vete, y con tus propias fuerzas salva a Israel de los madianitas. Yo te envío». Es aquí cuando su espíritu rebelde no entiende y se excusa diciendo: «¿Cómo puedo yo librar a Israel? Mi familia es la menor (insignificante y pobre) y yo el más pequeño de mi casa (joven)». Sin embargo, el Señor jamás retira su llamado. Y, por otro lado, siempre triunfa con los jóvenes y con los pobres.
Así, queridos jóvenes, esta lucha es de ustedes. Que este reciente Encuentro Nacional de los Jóvenes Cristianos haya encendido sus corazones e inquietado sus espíritus. Que los haya motivado a valorar su ser como personas dignas de respeto. Como jóvenes comprometidos, desde la fe cristiana, vayan a construir una nueva humanidad, con la vida y las enseñanzas de Jesús. Él los envía.
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