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Año escolar 2020-2021 dejó en evidencia las precariedades de la educación especial en Venezuela

ESPECIAL.- Para quienes tienen hijos en el sistema escolar de educación especial venezolano, las complicaciones se multiplicaron por 10 con respecto a sus pares del sistema regular. Fallas de conectividad y la ausencia de personal especializado se sumaron a los cambios psicológicos de sus hijos durante el encierro.

Representantes gremiales califican como negativo el período académico 2020-2021, y más aún en lo que se refiere a la educación especial, al señalar que la mayoría de los padres quedaron desamparados en un proceso en el cual no sólo sus hijos eran orientados, sino que ellos recibían indicaciones de cómo continuar la enseñanza en casa.

La falta de internet, teléfonos inteligentes, computadoras y fallas o racionamientos eléctricos en el Zulia, hicieron cuesta arriba el aprendizaje no solo de los niños y jóvenes del sistema regular de educación, sino también para la población estudiantil con condiciones especiales.

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Marlene Hernández, presidente de la Federación Venezolana de Maestros Zulia, evalúa este periodo escolar como negativo. Su juicio lo hace con base en los reportes de la estructura sindical de maestros en el estado, quienes, aseguró, “si te tienen confianza te lo dicen: ‛el sistema a distancia es un verdadero fracaso’”, dijo.

En el caso de los niños con condiciones especiales, Hernández recalcó que la educación quedó reducida a “un proceso de tareísmo, donde se le entrega al alumno una serie infinita de preguntas para llevarla a casa y allí responderlas”. En primer término criticó que no existe la producción de aprendizaje porque los padres son los que abordan el exceso de actividades sin preparación para ello.

La principal deficiencia en el sistema de educación especial, asegura Hernández, es la falta de profesionales especializados y preparados para atender a estos niños, que requieren de una pedagogía, atención y psicología especial para su avance.

Carmen y Roberto son padres de una niña con retardo mental. Revelaron que para ellos el año escolar pasado fue peor que este.

Tener un hijo especial no es fácil, ahora lo comprendo mejor porque supe que el trabajo duro lo hacían en la escuela. Cuando comenzó la pandemia me iba a volver loca entre el teletrabajo y atenderla, no sabía cómo, no sabíamos qué hacer”, dijo la madre.

Sin embargo, este año se sienten más preparados y más conscientes de la educación de su hija. Para la profesora Hernández, los padres de niños especiales quedaron desamparados.

“Ellos también están afectados, les ha costado mucho educarlos en casa, porque cuando acudían a las instituciones especializadas, no solamente recibían atención los muchachos, sino los papás con apoyo emocional y psicológico, pero ahora no”, sostiene.

No hay maestros para los niños especiales

La presidenta de la federación hizo énfasis en la falta de capital humano capacitado para atender a los escolares especiales. Incluso mencionó que: “La educación especial no se saca de un cupón, no lo puede abordar cualquiera, hay que estar preparado pedagógicamente, no es algo que se puede tomar a la ligera, se tiene que estudiar”.

A su juicio, la inclusión de los niños con condiciones especiales en las escuelas regulares fue exitosa en España, pero aquí no.  “En Venezuela pasa al contrario, porque la mayoría de los maestros capacitados se han ido, entonces cualquiera termina haciéndose cargo de niños especiales para obedecer la política de estado de integración y al final se pasa por alto que este proceso se debe realizar con sabiduría y tacto, porque terminamos haciendo daño a los niños”, resaltó.

Para la psicopedagoga María Teresa Núñez, los aspectos psicológicos y de aprendizaje en los niños y jóvenes que cursan educación especial se están viendo seriamente afectados.

“No asistir de manera frecuente a las instituciones afecta la socialización, los hábitos y seguimientos de las actividades académicas; si bien hay padres y representantes que son responsables e interesados en esos aspectos, hay otros que por falta de conocimiento no le dan la debida importancia, por eso el involucrarse desde el punto de vista educativo es importante”, dijo.

Depresión y ansiedad en pandemia

Los niveles de ansiedad en niños y adolescentes han sido muy altos durante el encierro. Hemos atendido niños que no están hablando, los que se consideran hablantes tardíos, porque no han tenido la estimulación del colegio o de amigos que les permita desarrollar su lenguaje”, explica Rosangel Pérez, directora de Consolidarte, un centro privado de orientación educativa, terapéutica y familiar en Maracay.

Pérez también explica que entre los más de 80 niños y preadolescentes que suelen atender en la semana con todas las medidas de bioseguridad, han detectado un alto índice con episodios de ansiedad y de depresión, que resultan difíciles de atender y controlar por parte de los padres.

Todos los niños necesitan socializar y eso es lo que se ha visto afectado con más fuerza. Sin embargo, las mamás se han convertido en coterapeutas para ayudar en el progreso de sus hijos, sobre todo en el tema de adaptarse a las exigencias curriculares que no siempre son las que niños con discapacidad requieren y necesitan”, explica Pérez.

En Aragua, se calcula que existen alrededor de 20 instituciones dedicadas a la atención de niños, adolescentes y jóvenes con algún tipo de discapacidad. Y aunque muchas de ellas cuentan con equipos multidisciplinarios, a distancia el proceso de atención es prácticamente nulo y no acorde a sus necesidades.

La atención en pandemia a niños con discapacidad no es la adecuada

“Para nuestros alumnos con discapacidad ha sido un proceso difícil, tanto para ellos como para los docentes. La falta de interacción personal los desmotiva, al punto de que para el tercer lapso ya no quieren hacer uso de la plataforma y en las asesorías presenciales, algunos padres de quienes tienen un mayor nivel de discapacidad no han querido llevarlos porque es más difícil evitar que quieran abrazar a sus compañeros o hacer uso del tapaboca”.

La experiencia es de una docente de una institución educativa especial en Maracay, para quien la distancia y el encierro no logran motivar a estos niños y adolescentes, aun cuando la mayoría de los colegios han adaptado las clases y las evaluaciones según sus requerimientos.

Las escuelas e instituciones dedicadas a la atención de niños con discapacidad han quedado de lado en estos tiempos de pandemia. Si para las otras escuelas ha sido difícil afrontar la enseñanza a distancia, para aquellas que se dedican a la atención especial es más complicado.

“A los niños con discapacidad hay que abordarlos con las terapias, la atención personalizada y las recomendaciones que deben complementar para su desarrollo cognitivo y mental. Ahora, la atención no es la adecuada y no es efectiva”, señala el profesor Richard Rivas, presidente del Colegio de Profesores del estado Aragua.

Una experiencia personal

José Medrano tiene cuatro años como maestro de aula, y ha vivido en carne propia lo que significa atender un niño especial sin estar preparado. El docente, quien además padece una discapacidad motora en la parte inferior de su cuerpo, reconoció que se ha valido de múltiples herramientas para que los padres lleven de la mejor manera la educación de sus hijos en casa.

La mayor dificultad es la evaluación, porque no es igual tenerlos en el aula que en la casa y he tenido que ser flexible en eso. Hay representantes que tienen orientación médica y psicológica que los ayuda un poco a entender la situación de su hijo, pero hay otros que no pueden, se agotan, pierden la paciencia porque el niño no rinde igual o no quiere hacer las actividades”, reconoció.

Actualmente, el maestro tiene a su cargo cuatro niños con dificultad de aprendizaje (autismo y síndrome de Down) desde que iniciaron las clases a distancia por la propagación del COVID-19 en Venezuela.

“Reconozco que no soy especialista, pero me apoyo en el informe médico que le pedimos a los padres para, en conjunto con la psicopedagoga y la psicóloga del colegio, aplicar la mejor pedagogía para ese niño con trabajos sencillos y teniendo en cuenta sus habilidades y gustos. Si le gusta recortar, si pintan una hoja, leen, escriben una oración, eso se evalúa. No como a los otros niños que les exijo las actividades tal y como son”, reconoció Medrano, quien explicó que trabaja bajo el método constructivista que “se refiere a crear, participar, motivar e innovar”.

Con información de Crónica Uno

Foto Cortesía

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